viernes, 02 de octubre de 2015
Patricio Tapia
El Mercurio
La cosecha 2015 de esta cepa ya se encuentra debutando en el mercado. Un año cálido ha dado vinos de muy buen cuerpo. Aunque pongan ojo: no todo es tan bueno.
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Es tiempo de Sauvignon Blanc. Como lo podrán ver en las estanterías de los supermercados y tiendas especializadas, ya existe una buena cantidad de Sauvignon 2015, la variedad que suele ser la primera en debutar en cada cosecha, tanto que a veces ya está lista para ser exportada en junio, y así calmar la sed del verano en el hemisferio norte. Y esta rapidez se debe a que la vinificación de la uva generalmente implica pocos pasos o, al menos, pasos más bien breves. Se fermenta el jugo de las uvas y se va a la botella, así, en resumen. Es por esta inmediatez que el Sauvignon también ofrece la primera aproximación a la calidad de una cosecha, en este caso, la cálida 2015. Tal como el año 2014, este 2015 tuvo temperaturas altas, con máximas del infierno en algunos días de febrero y marzo. Eso, en teoría, no es bueno para el Sauvignon. El calor quema la acidez, es decir, les quita frescor a los vinos. Y aunque se puede agregar ácido, nunca va a ser lo mismo que el que aporta un año frío. Sin embargo, la idea que se tiene de los Sauvignon hoy, más el trabajo en el viñedo y, sobre todo, la influencia fría del mar en las zonas costeras (de donde vienen algunos de los mejores ejemplos) hacen que estos calores no sean tan notorios, aunque claro que se sienten. Y se sienten, sobre todo, cuando los comparamos con cosechas recientes que han sido frescas. Pueden hacer el ensayo, por ejemplo, con 2013, uno de los años más frescos que ha tenido el Sauvignon costero en Chile. Ahí verán que los sabores son más ácidos, que los aromas parecen más frescos y que la sensación general es que se trata de vinos más ligeros y refrescantes. El punto es que hace ya un buen tiempo que el Sauvignon chileno ha virado del estilo ligero y herbal (un clásico de las dos últimas décadas) hacia vinos con más cuerpo. Se suele decir hoy que lo que se busca es "boca" antes que solo intensidad aromática y resulta obvio: el vino, más que un perfume, es una bebida. Es por eso que años cálidos suelen dar bocas más generosas en dulzor, en madurez y en sabores golosos. Muchos de estos vinos, además, van mejor con la comida que, por ejemplo, a la hora del aperitivo. Con sus peaksde altas temperaturas, este será otro año de muy buenos Sauvignon. Aunque también hay que tener cuidado. El comentario más común entre los productores es que las altas temperaturas también deshidrataron mucho las uvas, y es por eso que la selección de los racimos (los más sanos, los más "jugosos") fue clave a la hora de lograr blancos de calidad. No será como 2013 o 2011, cuando todo era o bueno o muy bueno; este 2015 habrá que buscar con más detención. Para que tengan un guía, aquí van dos listados con algunos de los mejores que he probado de esta cosecha. Los que son buenos, son realmente excelentes.
