Andrónico Luksic Abaroa era, según la revista Forbes, el hombre más rico de Chile y el cuarto de América Latina con un patrimonio de US$4.300 millones.
Comenzó a construir su imperio bajo el inclemente sol de Antofagasta. Ahí adquirió su primera mina y no paró más. Con una eficiente combinación entre audacia y criterio hicieron de este hombre uno de los empresarios más poderosos del país. Hijo de Policarpo Luksic, un inmigrante croata y de Elena Abaroa, de una conocida familia del norte chileno-boliviano, nació en la capital de la II Región en 1926.
Tras un período en que se dedicó a viajar entre Francia e Inglaterra -cambiando francos por liras para quedarse con el excedente-, volvió a Chile con un capital de 30 mil dólares. Junto a un tío (Juan Abaroa) se hizo cargo de la concesionaria de Ford en Antofagasta y poco tiempo más tarde inició un pequeño negocio de cambio de dólares.
En medio de una actividad comercial incesante, llegó 1954, año en que Andrónico adquirió su primera mina.
A comienzos de la década de los "60 trasladó su centro de operaciones a Santiago.
Durante dicho período fue mencionado dentro del grupo de los empresarios denominados "pirañas", debido a que comenzaron a ganar posiciones en el mercado.
Tras un próspero período expandiendo sus negocios, Andrónico debió afrontar varias dificultades con la llegada del gobierno de la Unidad Popular. Las compañías carboníferas y del cobre de Luksic serían expropiadas por Salvador Allende
El empresario dialogó con Allende y logró un controvertido acuerdo para vender gran parte de sus compañías a cambio de quedarse con unas pocas.
Curiosamente, cuando los militares asumieron el poder en 1973, Luksic fue censurado por sus acuerdos con la UP. Y cuando el Gobierno Militar comenzó a rematar las empresas nacionalizadas a inversionistas privados, los Luksic fueron desincentivados a participar.
Mientras tanto, Andrónico Luksic permaneció fiel a su interés por la minería. Compró la quebrada Antofagasta Railways a sus dueños en 1979 volcando positivamente sus resultados. La década de los "80 para Luksic, marcó entre otros hechos, el ingreso oficial de sus hijos a los negocios de la familia.
Andrónico en el área financiera, Guillermo en el sector industrial y telecomunicaciones, Jean Paul en el área minera.
En 1982, Andrónico (padre) se recuperó del aislamiento comercial al adqurir e incluso recuperar empresas que presentaban situaciones de quiebra reciente como por ejemplo, Madeco y Luchetti, las que compró a precio de liquidación. En 1985, Luksic se asoció con el multimillonario alemán, Joseph Schöghuber para comprar CCU.
En julio de 1992 se asoció con los argentinos de "Pérez-Companc" para adquirir y administrar los privatizados servicios eléctricos de Buenos Aires.
En el área financiera, el grupo ingresó a los bancos de Santiago y O"Higgins. Posteriormente, adquirió el Banco Edwards y actualmente son los principales controladores del Banco de Chile, el segundo de la plaza.
Cuidadoso de su privacidad y muy cercano a sus familiares, Andrónico no perdonaba irse por todo el verano a su fortaleza en el nortino balneario de Hornitos (a 70 kilómetros de su querida Antofagasta). Dichas estadías fueron un paulatino retiro de la actividad empresarial, ya que sus hijos tomaron el peso de lo que es administrar la mayor fortuna de Chile.