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¿Qué significa ser de clase media hoy en Chile?

domingo, 26 de agosto de 2012

Claudia Ramírez Friderichsen
Economía y Negocios Domingo

El 84% de la población se siente parte de este grupo, pese a que en rigor no todos lo integran.

Hoy de la clase media, porque debo trabajar bastante como para mantener una vida relativamente holgada sin grandes lujos". Con estas palabras, Carmen Urbina (46 años) responde por qué se considera de clase media. Una respuesta que bien podría calzar a todos y cada uno de los chilenos. Porque el 84% de la población -14,2 millones de 17 millones de habitantes-, se considera de clase media.

Carmen es profesora de Educación Física, vive con su pareja y sus tres hijas (Suelí, de 20; Maiara, de 17, y Odalí de 11 años) en Puente Alto. Trabaja en un colegio en La Pintana y en la Universidad UCINF. Su pareja, Guillermo Muñoz (61), también es profesor de Educación Física y trabaja en un centro del Servicio Nacional de Menores. Entre ambos ganan cerca de $1,4 millones mensuales, que usan para pagar, además, de la comida, las cuentas y el transporte; el dividendo de su casa, de $350 mil, a una persona que cuida a las niñas durante la semana y la bencina del auto en el que Carmen se traslada a sus dos trabajos.

Para ella, la principal diferencia con las personas de menos recursos son las posibilidades laborales. "Al tener estudios superiores hay más ventajas o facilidades de encontrar un trabajo mejor remunerado", explica. La diferencia con la clase alta -dice- es que "a veces, haciendo el mismo trabajo, su remuneración es mucho mayor, porque los contactos influyen mucho".

Alejandra Ulloa (49) también se define de clase media. Es peluquera y salió del colegio con el título de técnico en Alimentación. Su esposo, Germán Rodríguez, (50), es técnico mecánico. Tienen tres hijos (Irina, de 23; Germán, de 19, y Cristóbal, de 9 años) y viven en casa propia en un terreno que comparten con los papás de Alejandra en Pedro Aguirre Cerda.

Alejandra administra una peluquería desde hace más de 25 años, en Banderas esquina Santo Domingo. Su marido trabaja como mecánico experto en frenos en la empresa León y Compañía. Como familia reciben cerca de $800 mil mensuales, que destinan principalmente a pagar el arriendo de la peluquería ($260 mil), el colegio y la universidad ($60 mil) de los hijos, y la bencina del auto ($80 mil) en el que su esposo va a su trabajo.

Para Alejandra, la gente pobre es "más sacrificada, le alcanza menos" y los más ricos, "viven más desahogados".

¿Quiénes son?
No hay una sola y rígida forma de clasificar a la clase media. Los expertos hablan de subsegmentos: la clase media alta (C1), la media media (C2) y la clase media baja (C3). Y es habitual que los estudios de márketing sumen el segmento C1 al AB, el ABC1, los de mayores ingresos.

De todos modos, algunas características permiten dilucidar quiénes integran este grupo.

Se trata de familias de tamaño "promedio", que en el Gran Santiago alcanza los 3,55 integrantes, de acuerdo con la Sexta Encuesta de Presupuestos Familiares 2006- 2007 del INE.

Las comunas más representativas en Santiago son Ñuñoa, San Miguel y Macul para los C2; e Independencia, Estación Central y Quilicura para el C3, según un estudio de Adimark con datos del Censo de 2002.

En cuanto a trabajos, la mayoría se desempeña en la construcción, el transporte y las comunicaciones (22,8% del total de trabajadores de la clase media se desempeña en empresas de estos rubros), y sólo un 11,2% trabaja vinculado de manera directa al Estado (sector público, administración y salud), según el estudio "Clase media en Chile, 1990- 2011: Algunas implicancias sociales y políticas", de Emmanuelle Barozet y Jaime Fierro.

Mirados desde los ingresos, hay tantas clases medias como criterios usados para medirla, advierten los expertos. Por ejemplo, si se considera en este segmento sólo a los grupos C2 y C3, éstos ganan entre $400 mil y $1,2 millones mensuales, según el estudio de Adimark.

Si la población se divide en quintiles (cinco grupos, suponiendo que al medio se ubica la clase media), los ingresos (para los quintiles 2,3 y 4) fluctúan entre $330 mil y $715 mil en hogares del Gran Santiago, según la encuesta del INE 2006- 2007.

Los expertos consultados sitúan a la clase media hoy en cerca de los $500 mil y los $2 millones (considerando al segmento C1) mensuales por hogar.

¿En qué gastan?
En lo que sí hay coincidencia es que este segmento en Chile ha experimentado un cambio en el consumo en los últimos 20 años, debido a una mayor cantidad de bienes disponibles.

"¿Qué era un fin de semana hace 20 años en la gran mayoría de la sociedad? Era quizás ver "Sábado gigante". Hoy tengo 20 a 30 oportunidades de hacer cosas dentro y fuera de la casa. Ir a un mall , ir al estadio, ver cable, meterme a internet", dice Carlos Catalán, sociólogo de la Universidad del Desarrollo.

Hoy la clase media se puede dar el "lujito" de destinar el 7% de su gasto anual a snacks y el 6,8% a bebidas alcohólicas, sin dejar de lado ítems como el de alimentos, que se lleva más del 32,6% del gasto, según un estudio de Nielsen.

En el sector automotor también están ganando presencia. El año pasado la clase media representó el 45% de las ventas de vehículos livianos, según la Asociación Nacional Automotriz de Chile. El segmento tuvo acceso a autos de entre $3.290.000 y $8 millones.

En verano, viajan de preferencia dentro del país y se quedan en casas de familiares, aunque cada vez más viajan al extranjero. Muchos destinan parte de los ingresos a pagar colegios subvencionados o particulares para sus hijos.

Al contrario de lo que podría pensarse con estos datos, la clase media no está especialmente endeudada. Algunos expertos dicen que es parte del mito que rodea a este grupo, y aseguran que debido a aspectos como su nivel educacional toman muchas precauciones. Barozet explica que hay sólo un 10% del segmento que está endeudado en forma vulnerable, según lo constató la tesis de magíster de su alumno, Alejandro Marambio. Es decir, sólo el 10% del grupo, si no paga sus deudas, pasará al estrato más pobre.

Y así lo perciben quienes integran la clase media. Paulina González (36), diseñadora web , cuyo hogar recibe entre $1,3 millones y $1,4 millones mensuales, dice que la clase media está menos endeudada que los sectores pobres, porque no necesita tanto usar las tarjetas de crédito para hacer compras básicas. "Puedo ir al supermercado semanalmente sin tener que usar tarjeta de crédito, porque está en el ítem de gastos del mes", dice.

¿En qué creen?
Mirada desde los valores que comparte, la clase media se identifica con "el esfuerzo". "Apelan a argumentos que son más específicos, en el sentido de que yo me tengo que esforzar porque los ricos lo tienen por herencia y los pobres lo tienen por subsidios; entonces, si yo no me esfuerzo, nadie me va a ayudar", plantea Barozet.

Carmen Urbina dice que, hasta que la hija mayor entró a la universidad y se ganó dos becas además del crédito universitario, no habían recibido ninguna ayuda directa del Estado. "Supuestamente no somos los que más necesitamos. Entonces, eso es el primer "pero" cuando uno postula a algo", asegura Carmen, en alusión a un subsidio habitacional que no le dieron.

Jacqueline Muñoz (51), profesora de enseñanza media de Inglés, en cuyo hogar perciben del orden de $1,1 millones mensuales, agrega otro valor: "La clase media siempre trata de superarse y tener más cosas, saber más, busca movilidad, un mejor estándar de vida. Económicamente, a veces, eso no es permitido y es una lucha constante".

En términos políticos, debido a lo extensa y diversa que es, la clase media puede resultar todo un "misterio" para los partidos. Según Cristián Gazmuri, historiador de la Universidad Católica, a la clase media le gusta la "estabilidad política". Agrega que mientras "hasta antes de 1920, todos los presidentes fueron de clase alta, con la posible excepción de Manuel Montt, desde Arturo Alessandri en adelante vienen con orígenes en la clase media".

Sentirse de clase media
La identificación con la clase media es tan grande en nuestro país que, según los expertos, en ella se incluyen personas que por sus ingresos o sus estudios bien podrían ser de clase alta o al revés, de estratos más bajos. "Cultural, subjetiva y masivamente, Chile se siente de clase media", dice Catalán.

En la identificación también influye lo que es considerado como políticamente correcto. "Es muy difícil decir yo tengo plata y, por otro lado, da vergüenza decir que uno es pobre. Entonces hay gente que está afuera de la clase media que se declara de clase media... Hay una respuesta por comodidad, pero además hay mucha gente que no sabe cómo definirse", explica Barozet.

El nivel educacional también pesa: el profesor que gana $300 mil, que por ingresos podría ser de sectores populares, pero que por nivel educacional es de clase media, señala Barozet.

Catalán dice que la diferencia no sólo es vertical (alto, medio o bajo), sino que también es horizontal. "Los jóvenes de clase media no son todos iguales, no escuchan la misma música, no se visten iguales. En la clase alta, hay más homogeneidad, partiendo porque son menos".


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