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¿Qué puede exigir si tiene una construcción al lado?

domingo, 12 de agosto de 2012

Claudia Ramírez Friderichsen
Economía y Negocios

Hay municipalidades que "castigan" a las empresas que no compran los paños completos y les rebajan los metros a construir.

Cuando construyeron las torres del frente, uno se asomaba desde la cocina al patio -que no es chico y lo usamos para colgar ropa- y había 40 ratones tomando sol. Ahí fue cuando conocí el Klerat, el veneno para ratones".

Alejandro Stevenson es jubilado, viudo y vive con sus hijos en una casa, de propiedad de su suegra, desde hace más de 15 años. Su vivienda es una tradicional casa de Vitacura, de 140 metros construidos.

En los últimos años, la familia ha presenciado y sufrido las consecuencias de las construcciones de edificios alrededor: el polvo, el ruido, los cortes de tránsito y los ratones, son algunas de las que recuerda.

De hecho, hoy en la esquina de su casa, en la intersección de Las Hualtatas con Pedro Canisio, hay un terreno de Inmobiliaria Santa Victoria listo para empezar una obra. ¿Cuál es la mayor inquietud del vecino?: "Si ponen las puertas de entrada del edificio hacia acá (al frente de su casa) le pediría a la constructora que me asegurara vigilancia sobre la cuadra, que es lo mínimo, como lo hacen en la cuadra del frente". En la inmobiliaria, en tanto, se excusaron de responder preguntas, aduciendo falta de tiempo.

En la industria reconocen que la construcción de un edificio resulta incómoda para los vecinos, especialmente si se trata de una "casa isla", una vivienda que queda cercada por edificios, ubicada justo al lado de las faenas (ver recuadro). La recomendación es vender, si es posible.

Qué se puede pedir
Que la constructora respete el horario de trabajo y el aseo: la Ordenanza General de la Ley General de Urbanismo y Construcciones señala, por ejemplo, que la constructora debe "transportar los materiales en camiones con la carga cubierta" (artículo 5.8.3). Las multas por infringir esta normativa van entre el 5% y 20% del presupuesto de la obra. La falta puede constatarse por medio de un reclamo del vecino o a través de inspecciones "sorpresa" de los municipios.

Que respete los niveles de ruido: Hay una normativa específica que fija los decibeles permitidos para las distintas zonas. Por ejemplo, para la zona 1 (habitacional) se permite un ruido máximo de 55 decibeles entre las 7 y 21 horas. La Seremi de Salud es la encargada de realizar en terreno las mediciones y los Juzgados de Policía Local determinan la multa a aplicar. Las municipalidades también pueden cursar multas por ruidos molestos.

Rebaja de las contribuciones: Si quedó como "casa isla", es posible solicitar una revisión del avalúo fiscal de la propiedad (del que se calcula el valor de las contribuciones) ante la unidad o dirección regional del Servicio de Impuestos Internos.

Una respuesta de la división municipal correspondiente: Si el vecino ha hecho llegar su reclamo a la municipalidad respectiva es deber de ésta responder. Si es que la Dirección de Obras Municipal o la división respectiva no responde, se puede acudir al Seremi de Vivienda respectivo. "Tenemos la labor de supervigilar a las direcciones de obras. No vemos los reclamos con las construcciones en específico, si no si el director de obra no está atendiendo un reclamo legítimo en función de una construcción", explica Marisol Rojas, Seremi de Vivienda de la Región Metropolitana.

La Cámara Chilena de la Construcción desarrolló el programa Buen Constructor, en el que las empresas asociadas cumplen con compromisos de cara a los vecinos. El plan considera, entre otros "información directa al vecino de lo que se construirá, cómo se construirá, tiempo de duración de la obra, indicándoles también la persona responsable del proyecto y sus números telefónicos", explica Eugenio Bascuñán, presidente del Sub Comité Buen Constructor.

Qué están haciendo las municipalidades
Más metros para construir: Hay comunas, como Providencia que permiten a las "casas isla" aumentar en 50% la altura de sus construcciones respecto de la actual. Así, una casa de dos pisos puede crecer hasta tres. Christian Espejo, director jurídico del municipio, explica que cuando se desarrolló y se aprobó el plan regulador comunal en 2007, se consideró a las "casas isla" y se les catalogó como predios especiales. "Tienen mayor constructibilidad, beneficios para poder sacar patentes comerciales y excepciones respecto del uso de suelo", asegura.

Otro uso para el suelo: Nuevamente dependiendo de la comuna y su plan regulador, es posible pedir un nuevo uso de suelo para la "casa isla". En Providencia, por ejemplo, se puede solicitar patentes para darle a las "casa isla" usos comerciales.

Una mediación de parte de la municipalidad: Hay municipios que median entre los vecinos y las constructoras. En Providencia, la mediación se activa a solicitud del vecino. Aunque advierten: "No podemos evitar que una constructora que está en regla (con todos los permisos para edificar en orden) construya".

Un "castigo" para la constructora en metros para edificar: En algunas comunas, las constructoras que dejan "casas isla" pueden ser "castigadas" con una rebaja de los metros que pueden construir. En Las Condes, por ejemplo, se reduce en 20% los metros. "Esto incentiva que el inmobiliario o desarrollador de alguna forma busque o haga todos los esfuerzos para incorporar estos terrenos (las potenciales "casas isla")", señala Pablo de la Llera, asesor urbanista de esa Municipalidad. Sobre la efectividad de la normativa explica que hay sectores donde la constructibilidad del proyecto es muy buena (se pueden construir muchos metros) y al quitarles el 20% se castiga en forma importante al proyecto, por lo que la opción de los desarrolladores es comprar el paño "isla".

Qué no se puede pedir
Conservar la vista despejada: La "vista" es un privilegio.

Gonzalo Edwards, profesor del Instituto de Economía de la Universidad Católica, explica: "Las normas de un plan regulador afectan lo que se construye durante el período de vigencia de dicho plan. No afectan lo ya construido ni lo por construir después de la vigencia del plan". Es decir, si cambió el plan regulador de la comuna y donde antes se permitían sólo casas ahora es posible construir edificios, la vista y las horas de sol es un privilegio perdido. "No hay derecho a la vista como tema que requiera ser compensado", dice.

Cómo es vivir en una "casa isla" "Viernes 10 de junio. Amanecí con un precioso sol que en mi patio refracta rojo... ROJO como el atardecer, porque la constructora usa ese color institucional. Podrían haberme preguntado si sobre mi patio prefería el verde, digo yo a modo estético-ecológico... Relajante. Pues no... El rojo no es un color que le guste ni a mis canarios ni a mis perros ni a mí, que me recuerda la luz nocturna de las casa de citas. Desde ese día andamos todos alterados".

Cecilia Finsterbusch empezó a escribir su diario de vida hace poco más de un año, cuando una excavación le anunció que a pocos metros de su casa -en la esquina de las calles Tomás Guevara con Amapolas, en Providencia-, se construiría un edificio. Confirmó sus sospechas, cuando la empresa Almagro le informó a ella y a su marido José Miguel Correa -quien ha vivido por más de 65 años en la propiedad- que el terreno de su vivienda no estaba considerado en el proyecto inmobiliario, por lo que no comprarían su propiedad.

Después, Almagro le ofreció a la familia Correa un monto, que no aceptaron, pues les pareció insuficiente. Desde ese entonces, lo que era el hogar de toda la vida, se transformó en una "casa isla", una propiedad rodeada por edificios.

La vivienda de la familia Correa es una tradicional casona de Providencia, con 540 m2 de terreno, perro y canarios. Hoy, por la cercanía del edificio en construcción, el patio se ha convertido en un "teatro" -dicen los dueños- porque está en permanente exhibición.

Los reparos de la familia Correa no se centran en la constructora, sino en otras autoridades. "La Municipalidad y la Cámara de la Construcción no pueden avasallar a la gente. Esto es inhumano. Tu compraste una casa con un derecho de vida y ahora lo tienes que ceder por el progreso, como dicen los ingenieros de al lado", dice Cecilia Finsterbusch.

En Almagro explican que tratan de evitar que queden casas isla, pero que no siempre se puede. En el caso de la familia Correa, reconocen que el precio ofertado no es igual al que se pagó al resto de los vecinos del cuadrante. "Si a ella le hubiéramos pagado el mismo precio que el promedio del resto, sencillamente el proyecto no es rentable", explica Enrique Quevedo, gerente general de Almagro. Sin embargo, la oferta surgió porque "pensamos en cómo darles una salida a ellos y al mismo tiempo sobre cómo mejorar nuestro proyecto", agrega.

Hace poco menos de un mes, la familia llegó a un acuerdo con la aseguradora que representa a Almagro por un monto para pagar los daños que la construcción ha provocado a la casa.

En la constructora explican: "Por política reparamos los daños causados que sean atribuibles a nosotros y para eso tomamos los seguros que correspondan. La negociación para los gastos de reparación o los reembolsos los hace directamente la compañía de seguros. Nosotros no participamos, tratamos de que sea lo más objetivo posible, de que haya menos discrecionalidad".

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