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Habla Liliana Solari y cuenta el relevo que viene: sus hijos toman el mando de Bethia

domingo, 12 de agosto de 2012

Azucena González
Economía y Negocios

No evadió temas: sus inicios en Falabella, cuando trabajó en Italmod, y en las tiendas del centro y Parque Arauco; sus negocios favoritos; su estrecha relación con su tío Reinaldo hasta el desembarco en Mega y su consejo de que fuera un canal totalmente "abierto". Ahora, prepara una fundación que llevará su nombre para hacer trabajo social en educación y salud.

El miércoles pasado Liliana Solari recibió un reconocimiento. Fue la mujer chilena mejor evaluada entre 100 líderes con mejor reputación corporativa del país.

Pero en esta ocasión el galardón tenía un sabor especial que sólo ella y su círculo más estrecho conocían. Coincidió con un cambio profundo al interior del holding de negocios Bethia -que ella creó a inicios de los 90-, que se oficializará en estos días. La empresaria (72 años, dos hijos) deja la presidencia de este holding que ya agrupa un pool de negocios avaluado en más de US$ 3.100 millones, si se considera tan sólo su participación en Falabella y en la aerolínea Latam.

"Por primera vez lo digo abiertamente: me retiro de Bethia como presidenta y dejo a mi hijo como presidente y a mi hija como vicepresidenta", revela Liliana Solari sobre los cargos que a partir de ahora asumen Carlos y Andrea Heller, respectivamente.

El cambio está en desarrollo. Aún está definiéndose la estructura final en el gobierno corporativo de este holding , en el que hoy también participa el hijo político de la empresaria, Gonzalo Rojas, y el abogado Alberto Morgan en el directorio. Posiblemente sumarán un director independiente, y el cambio también incluirá formalizar un "consejo de familia", para separar este órgano familiar, de las empresas propiamente tales. Este trabajo lo afinan con la consultora multinacional Tower Watson, y su diseño final lo tendrán en los próximos días.

Las transformaciones en Bethia ya habían comenzado a nivel ejecutivo, con la llegada de un nuevo gerente general y otros ejecutivos para engrosar el músculo gestor de este grupo que suma empresas como Sotraser, Viña Indómita, 50% de Titanium, y participaciones en Aguas Andinas y Empresas Navieras, por nombrar algunas.

Liliana Solari conservará una presidencia honoraria, pero se alejo del día a día. "Voy a delegar. Mis hijos tienen la preparación, el empuje de juventud para seguir haciendo cosas", explica la empresaria, cuyo apellido está inscrito en la historia del retail en Chile y la centenaria Falabella. Una historia personal y de negocios que ella aceptó contar en una conversación en su casa y en la que repasó pasajes desconocidos de su trayectoria.

¿Por qué ahora su retiro? "Porque voy a cumplir 73 años. Quiero dedicarme a mis hobbies , a los caballos y también a labores sociales, de ayuda", dice.

En plena estructuración legal está el proyecto al que ahora se abocará: la creación de la Fundación Liliana Solari, para hacer trabajo social en educación y salud para niños y ancianos.

El objetivo es formalizar y articular el trabajo que su familia ya realiza en Los Ángeles, con hogares de menores y uno de ancianos. Se traducirá, por ejemplo, en estructurar becas para que los niños lleguen a estudios superiores, e insertarlos laboralmente.

Como legalmente las fundaciones deben tener un fin específico, una opción es que estructure una segunda fundación para fines de salud, si es que una entidad no puede albergar todo este plan. El detalle legal lo llevan los abogados Rodrigo Veloso y Alberto Morgan.

De Nápoles y con bisabuelo noble
Santiaguina de nacimiento, Liliana Solari Falabella -y sus otras dos hermanas, María Luisa y Teresa- tiene ascendencia napolitana. Su bisabuelo por el lado materno, Salvatore Falabella, "vivía en el Palacio Caserta del rey de Nápoles, era el profesor de esgrima personal del rey", cuenta la empresaria. El viajó a Sudamérica, regresó a buscar a su familia, y terminó instalándose en Chile con una tienda en la calle Arturo Prat.

El negocio creció de la mano primero de su abuelo Arnaldo Falabella, luego de sus padres Eliana Falabella y Alberto Solari, hermano de Reinaldo Solari Magnasco. Esta rama familiar eran 10 hermanos y de ellos descienden los otros actuales controladores de Falabella, también de origen italiano. Bajo este liderazgo se sumó la familia Del Río y se expandió el negocio a Latinoamérica.

Buena para los números -Liliana Solari remarca que siempre fue de 7 en matemática-, su infancia transcurrió los dos primeros años en las Monjas Alemanas, cerca de Bellavista, y luego en el colegio Dunalastair de Luis Thayer Ojeda. Y contrario a lo que ocurre en otras familias del retail , los fines de semana no eran de trabajo, sino que dedicados al deporte.

"Hice karate, fui campeona de esquí de Chile, hacía equitación en los veranos, tenis. El esquí fue más serio. Fui campeona de Chile, de los 14 a los 18. Fui a Argentina, a Estados Unidos, a Aspen", relata.

Tras un paso por la Cruz Roja, se inscribió en clases de corte y confección en un instituto que quedaba cerca de la cárcel en el centro de Santiago. Se casó a los 21 cuando cumplió la mayoría de edad -por dictamen paterno, recalca-, y sólo tras separarse de su primer marido, se viabilizó su ingreso a Falabella en 1976.

"Mi papá me ofreció toda la ayuda y yo le dije que no quería nada regalado. Lo que yo quería era un trabajo", rememora. E ingresó a Italmod. Revisaba la calidad y atendía las compras al por mayor y al por menor. "Llegó un punto en que me llamaban los compradores de Arica o Punta Arenas y me decían "necesito abrigos de tal color y talla, mándamelos a tu gusto"".

Un nuevo matrimonio la hizo retirarse nuevamente, pero tras separarse por segunda vez, regresó al trabajo, esta vez sí en la tienda Falabella, en los 80.

Primero en el local 25 -cerca de la Alameda-, como jefa del área femenina, función que incluía el cierre y cuadrar las cajas todas las noches, hasta los sábados. Y luego en Parque Arauco, como jefa de compras, cuando Falabella se había instalado en el sector oriente.

De esta época cuenta un sinfín de anécdotas: algunos clientes no creían que los atendía una Solari Falabella, u otros que llegaban a pedir rebaja diciendo que conocían o eran socios de Alberto Solari, sin imaginarse que era su hija quien los atendía en el local y sabía perfectamente que la historia no era cierta.

Pero la muerte de su padre en diciembre de 1986 cambió todo, y dejó el trabajo en la compañía.

"Yo dije esto se acabó. Mi papá siempre tuvo el sueño de irse al sur. Y dije voy a cumplir lo que él quería. Y me fui a Los Ángeles. Era mi sueño también, porque los caballos me trastornaban (...) Fue un cambio. Se te viene todo encima. Entonces hablé con mi primo (Juan Cúneo) que no le gustó mucho que nos retiráramos, pero le expliqué y comprendió", cuenta Liliana.

La empresaria nunca volvió al día a día de Falabella, sino al directorio, mesa a la que también renunció hace casi una década.

-¿Por qué usted decide emprender Bethia y darle esta diversificación operativa cuando ya tenía un patrimonio?
"Partimos de a poco. Mi hija era muy eficiente en la parte caballos. Carlos Alberto en la parte agrícola, pero él necesitaba más cosas que hacer, se le hacía poco, era fome el invierno, y dijimos comprémonos un camión. Tú uno y yo otro. Y ahí empezó. Tres camioncitos, cuatro camioncitos. A él le gustaba la maquinaria. Somos los dos emprendedores, no nos gusta quedarnos atrás".

-¿Qué le falta a Bethia ahora?
"Tampoco se puede abarcar demasiado. Hay que perfeccionar y hacer crecer lo que ya tiene. Es importante antes de buscar otra cosa, buscar negocios relacionados. Los transportes se están llevando a Perú, una continuación de un área que ya tenemos, pero que está creciendo".

-¿Cómo ve el futuro a Bethia?
"Seguirá creciendo, pero eso va a quedar en manos de ellos". "Yo creo que Perú es de los países más interesantes, Colombia también. Brasil es muy grande y hay que tener mucho cuidado para entrar ahí".

-¿Podrían retomar inversiones conjuntas con el resto de sus hermanas?
"No, porquen ya nos separamos. Es muy difícil. Cuando compramos LAN tuvimos la oportunidad. Invitamos a mi hermana, a la Tere, y a Juan (Cúneo). No quisieron porque ellos tenían sus propios planes".

-¿Cómo están incorporando la nueva generación dentro de este cambio?
"Ya hay dos trabajando: Paola Barrera Heller, hija mayor de Andrea. Ella se está recibiendo de ingeniera civil industrial y está en Bethia. Y Pedro Heller Ancarola, el mayor del "Caco". Él está en Ancali y creó una empresa de maquinaria agrícola (Agrimaq).

Sus definiciones, el futuro de Falabella, la "apertura" de Mega y los recuerdos de infanciaAutodefinición: "Soy católica y soy liberal. En la vida acepto a todo y a todas las personas, a todos. Hay que respetarlos. Yo llego al campo y le doy un beso a todos los trabajadores. Para mí son todos iguales. No hago distingo entre una persona de hight society por llamarlo de alguna forma, con una persona humilde".

Su relación con Reinaldo Solari: "Mi tío Reinaldo es como mi papá. Llegó a vivir con nosotros cuando entró a la universidad, jovencito y al revés de todo el resto de los Solari, yo le digo que salió alemán, no sé a quién. Nos llevaba a esquiar, a hacer gimnasia. Vivió con nosotros hasta después que nos casamos nosotras. Nos ayudaba con las tareas de matemáticas, tenía el ojo a qué hora llegábamos. Nos exigía en los estudios. Yo creo que él nos tomó casi como hijas. No se casó hasta que nos casamos las tres".

Juan Cúneo: "Inteligente, trabajador, de repente muestra una personalidad un poco dura, hosca, pero no es así. Cuando tú lo conoces, es una persona cariñosa y amable. Un gran emprendedor".

Gonzalo Rojas: "Es casi una relación de mamá e hijo. Él es muy enfocado en los números y económico. Es muy parecido a su padre en esos aspectos. Números y números, su padre era exactamente igual".

El futuro de Falabella: "Va a seguir abriéndose a países que le convenga estar. Yo creo que Falabella va a intentar ir a Brasil. No sé nada, porque yo no me meto, es intuición".

La incursión en televisión y Mega: "Veo más Mega, las noticias y la doctora Polo, y me gusta el Doctor TV. Pero no me meto en la parte administrativa, ni nada. Fui una vez a conocerla y eso ha sido todo, porque no está dentro de mis conocimientos. Lo único que lo conversamos con el "Caco" en un comienzo cuando compramos Mega, es qué sentido íbamos a tomar en la parte política. Y yo le dije abierto".

Hincha de la U: "Yo corrí en el esquí por la U, pero también tengo en el corazón es Audax Italiano. Mi padre fue presidente durante muchos años".

Sus negocios favoritos: "No me desprendería de LAN, ni de Falabella, obvio. También anda muy bien Aguas Andinas. Son empresas grandes. Y también otras no tan grandes, pero que van creciendo, como Blue Express, que es un chichecito".

Su infancia: "Le llevaba la casa a mi mamá, era mi responsabilidad. Ella me daba una plata semanal y yo tenía que traer todo y de calidad, y lo que sobraba era para mí. Me daban responsabilidades".

El trabajo: "De chica me inculcaron que a pesar de las comodidades que nos pueden haber dado, había que ser trabajadora. No porque los padres tengan plata uno se va a sentar en los laureles. Porque la vida da vueltas y si uno no tiene la capacidad y la preparación, se puede arruinar y eso es más triste".

Su padre Alberto: "Era un hombre muy inteligente. Tenía una visión increíble para los negocios, para la ropa de mujer. Nos traía cosas de regalo, zapatos, y nos quedaban perfecto".

La tienda "La Confianza" de Iquique: "En La Confianza se quedó un tío mío, que vivió siempre en Iquique, el tío Óscar. Ya no existe. Fui una sola vez a Iquique, a los siete años. Me acuerdo de la casa patente. Estaba la tienda abajo y se subía una escala y llegábamos a la casa. Eran hartos hermanos y hartos dormitorios. Había una terraza y al fondo un gallinero. Mi abuela quedó viuda esperando al décimo hijo. Mi abuelo tuvo un infarto. Yo no lo conocí. Mi papá tenía 17 años. Mi tía Marietta creo que 20".

Relación con los trabajadores: "Yo les decía si cumplimos esta meta, vamos a hacer una fiesta. Lo hacíamos entre los vendedores, dentro de la tienda, con aperitivo y cosas para picar. Hasta con música y de repente bailábamos".

Horst Paulmann: "Es una persona de esfuerzo y tenacidad. Él empezó de abajo, y ha sabido triunfar. Lo admiro".

Evaluación del Gobierno: "Yo lo veo como un gobierno ni de derecha ni de izquierda. Quiere ayudar a la gente, pero le han puesto cualquier cantidad de inconvenientes y muchas cortapisas. A mí no me gusta la política. Soy bastante abierta de mente. No soy de izquierda, eso sí. Creo que el comunismo no ha resultado en ningún país, lo único que acarrea son más pobres".

Reforma tributaria: "Es importante que haya una discusión y un acuerdo nacional que permita más recursos para los temas más sensibles, educación, salud, y la parte habitacional. Hay que buscar ese equilibrio".

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