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China superaría a EE.UU. y Europa como mayor generador de investigación y desarrollo del mundo

miércoles, 18 de julio de 2012

Alberto Olivares
Economía y Negocios

Las empresas destinan más personal al área de innovación científica y tecnológica. Hoy las empresas chinas son las nuevas protagonistas globales en patentes de invención.

En marzo, la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) entregó un sorpresivo reconocimiento a la empresa china de telecomunicaciones ZTE, por ser la firma con mayor cantidad de solicitudes de patentes de invención del mundo durante 2011.

Con sus 2.826 peticiones para proteger sus inventos, ZTE desplazó al segundo lugar a la japonesa Panasonic. En tercer lugar quedó Huawei, otro de los enormes conglomerados tecnológicos chinos.

Desde hace años que los chinos desean que se les conozca -y reconozca- como una economía moderna, no como un mero proveedor de mano de obra barata o como la "fábrica" global. Actualmente está dando pasos acelerados por ganarse un espacio proporcional a su tamaño en el mundo de la innovación científica y tecnológica.

Y aunque aún están por debajo de EE.UU. y Europa, hacia inicios de la próxima década empresas como ZTE y Huawei podrían ser sólo la punta de lanza de una realidad: China convertida en líder de investigación y desarrollo (I+D) del planeta.

Primero, desplazará a Europa, aunque en rigor ya está por encima de cualquier país europeo tomado individualmente; por lo tanto, China es hoy el segundo país que más gasta en innovación tras Estados Unidos.

La distancia se está estrechando. "El crecimiento de dos dígitos de China en el gasto en I+D hará que empate y luego supere al de Estados Unidos, hacia 2023", dice la consultora tecnológica Battelle, radicada en Ohio. El cálculo se basa en una expansión promedio de gasto en I+D de 11,5% anual para China, y de 4% para Estados Unidos.

Más allá del "Made in China"
A mediados de los 2000, el gobierno de Beijing impulsó una política de innovación endógena con el objetivo de progresar desde el típico "Made in China" (Hecho en China) a un concepto vanguardista de Created in China (Creado en China).

Es decir, pasar de un crecimiento económico puramente cuantitativo a uno cualitativo, como reseña en un reciente informe Lee Sung-Ho, investigador del instituto SERI, en Corea. "Al revés de los países desarrollados, que se han mostrado dubitativos en la inversión en I+D debido a la irrupción de la crisis financiera global, China ha incrementado gradualmente esas inversiones", comenta.

Uno de los formatos favoritos de los chinos es a través de asociaciones con compañías occidentales, menciona Lee. Por ejemplo, la empresa estadounidense de frenos y amortiguadores Delphi le ha provisto tecnología a Beijing West Industries desde 2009, lo mismo que la sueca Volvo tras ser adquirida por Geely Automobile en 2010. Un fenómeno similar ocurrió cuando Lenovo compró la línea de computadores IBM, en 2004.

Lenovo está a punto de convertirse en el mayor fabricante de computadores del mundo, ya que posee el 14,9% del mercado y está a décimas del líder, HP.

El reporte de SERI recuerda que hasta décadas recientes, el mayor capital humano chino estaba concentrado tanto en las empresas estatales como en la Academia China de Ciencias, que impedían la comercialización de sus innovaciones científicas y tecnológicas.

"Aunque el sector de la defensa nacional y la industria pesada tenían el potencial de innovación tecnológica, otras áreas de interés estaban muy rezagadas en relación con las compañías globales. En el sector industrial, la norma era incorporar las tecnologías de empresas extranjeras, puesto que las firmas locales eran vistas como meras plantas de procesamiento", dice Lee.

La expansión final
La política de independencia innovadora llegó en la década pasada, especialmente durante el gobierno presidido por Hu Jintao. Con ello también han florecido los trabajos académicos.

La propia Academia China de Ciencias es la institución de investigación científica más grande del mundo, con más de 100 mil miembros de planta, entre profesores, técnicos y estudiantes. En un reporte sobre las perspectivas de 2012, Battelle dice que la producción de 120 mil papers científicos anuales en promedio en China la dejan en segundo lugar global, ya por encima de Japón, Reino Unido y Alemania, y por debajo de Estados Unidos (340 mil papers anuales promedio). Entre 2007 y 2009, casi el 6% de los papers publicados en las revistas científicas de mayor reputación en el mundo fue de origen chino, una participación que llegaba apenas al 1,4% tan sólo 10 años antes, y al 0,5% en el trienio 1987-1989.

Este mismo interés lo reflejan las propias empresas en sus contrataciones de personal. Si en 2000, 438 mil personas se dedicaban a I+D en las compañías chinas, en 2009 el número casi llegaba a 1,5 millones.

Un ejemplo paradigmático es la compañía Huawei, un gigante del equipamiento de teléfonos móviles y telecomunicaciones, con más de 30 mil empleados dedicados a la investigación tecnológica y centros de desarrollo en otros países.

Firmas como ésta han aprendido a combinar las eficiencias de su economía, pues están potenciando el desarrollo tecnológico sin perder la otra gran ventaja competitiva de China: la producción a costos bajos.

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