domingo, 08 de julio de 2012
Valeria Ibarra
Economía y Negocios
Un campamento de verano para niños en la alta cordillera maulina es el emprendimiento que hoy defiende el afamado clan.
Que la realidad supera a la ficción queda claro al conocer la historia de Elisa Sepúlveda, la chilena que se casó con Sam von Trapp, el nieto de la verdadera "Novicia rebelde". Ahora convertida en Elisa von Trapp, esta empresaria del ecoturismo lucha contra las centrales hidroeléctricas que se planean hacer en el Achibueno, el río al interior de Linares, donde tiene un campamento de verano para niños.
"Las Mulas Summer Camp" comenzó a gestarse hace más de 30 años, cuando Elisa era una pequeña de pocos años y sus padres, la estadounidense Mary Seppi y el chileno Jorge Sepúlveda, se instalaron en la cordillera maulina, a la sombra de un mañío y un roble, para disfrutar y vivir de la naturaleza. Con los años, Mary empezó a invitar a los hijos de amigos extranjeros para un campamento de verano de una o dos semanas, y el proyecto empezó a tomar forma. Hoy, Elisa, a cargo de este emprendimiento tras la muerte de su padre hace dos meses, cuenta que el mayor peligro que tienen son las hidroeléctricas que se planean construir en la zona y que serían "un verdadero desastre para un lugar tan hermoso como Las Mulas".
Las centrales a las que teme pertenecen al empresario Isidoro Quiroga. Son dos, El Castillo y Centinela, producirían 135 megawatts y consideran una inversión de US$285 millones. "Ese proyecto va a ser devastador para la biodiversidad del Cajón Achibueno, y nosotros -como familia y como negocio- nos veremos muy afectados", dice Elisa von Trapp. Y explica por qué. "Nuestro campo está dentro de un área considerada como sitio prioritario para la conservación, debido al alto endemismo de especies de flora y fauna... El Cajón Achibueno es un tesoro para el patrimonio chileno y debería ser protegido como tal", dice.
Su madre, Mary Seppi, cuenta desde Estados Unidos que su hija es el motor de "Las Mulas Summer Camp", y aunque vive parte del año en Estados Unidos, ir al río Achibueno es una de las cosas que más la motivan.
Mary Seppi se separó hace 28 años de Sepúlveda y se casó en segundas nupcias con Henry Purcell, dueño del centro de esquí Portillo. Por eso, su hija Elisa creció en la nieve y aprendió a esquiar desde muy chica. En Portillo conoció a quien sería su esposo, Sam von Trapp, cuando éste era instructor de esquí. Sam no participa directamente del proyecto de su esposa debido a que está a cargo, en Vermont, del Trapp Family Lodge, y del centro de esquí de fondo que tiene el complejo hotelero. Pero viene seguido a Chile, dice Mary Seppi.
Sam estuvo en mayo y junio en Linares y Las Mulas, debido a la muerte de su suegro.
"Mi hermana Kristina ayudó con el Summer Camp hace dos años y le encantó", cuenta él entusiasmado. "He visitado la zona muchas veces y son lugares preciosos y muy especiales. Las experiencias de los campistas allí son muy interesantes y les cambian la vida", reflexiona el nieto de la Novicia Rebelde.
El musical que se inspiró en la historia de esta familia está este mes en la cartelera chilena.
Love story
Sam von Trapp tenía 23 años cuando conoció a Elisa Sepúlveda. Ella tenía 16 años. Se gustaron, pero no pasó de allí. La diferencia de edad era suficiente para inhibir cualquier intención amorosa.
Ocho años después retomaron el contacto. Pololearon a distancia y se casaron en Vermont en 2009. Elisa Sepúlveda había estudiado paisajismo y arte en la Universidad de Davis California, y su esposo, economía y geografía en Dartmouth. Así, Elisa, nacida en Canadá, criada entre la cordillera de Linares, las montañas de Portillo y los EE.UU., pasó a ser parte del afamado clan Von Trapp.
Sam es hijo de Johannes, el menor de los Von Trapp y uno de los tres hijos que la ex novicia Maria Augusta Kutschera tuvo con el capitan Georg von Trapp, una historia de amor que inspiró la película The Sound of Music, la Novicia Rebelde para Latinoamérica, que ganó varios Oscar y dio paso a varios musicales.
Claro que la realidad es un poco diferente a la ficción. El marino austriaco tenía siete hijos cuando conoció a la aspirante a monja varios años antes de la anexión de Austria a Alemania por Hitler, y éstos eran bastante mayorcitos en relación a como aparecen en la película. También, cuenta Sam von Trapp, el capitán Georg era "más simpático" de como aparece en el film y "estaba mucho más involucrado con sus hijos de lo que aparece en la película". Si bien usaba un silbato para organizar a la tropa de niños y adolescentes que eran sus hijos, no era severo ni frío.
María, Georg y, a esas alturas, nueve hijos huyeron en 1938 hacia Italia y no a Suiza, no a pie como aparece en el cine, sino en tren. La razón es simple, explica Sam, "si cruzas las montañas desde Salzburgo, ¡uno llega a Alemania!".
La ex monja estaba embarazada de Johannes, el menor de los Von Trapp, cuando viajaban a Estados Unidos. Pasaron, como muchos inmigrantes, por Ellis Island, para finalmente afincarse en Stowe, Vermont. Ahí, hacia 1942, levantaron una especie de hotel de unas pocas habitaciones que fue creciendo con el tiempo, pero siempre en manos de la familia. Hoy, relata Elisa von Trapp, el negocio familiar -Trapp Family Lodge- abarca unas mil hectáreas e incluye un hotel de 97 habitaciones, 99 cabañas de tiempo compartido y villas, más elegantes y caras, pero todas de inspiración alpinas. Incluso, desde 2010 fabrican allí su propia cerveza, la Trapp Lager.
La historia de la familia cantante la escribió Maria, porque durante varios años, tras huir de Europa, su principal fuente de sustento fue la música. Su casa en Austria fue confiscada y la usó el jerarca nazi Heinrich Himmler.
Cuando se hizo famosa, Maria von Trapp vendió los derechos por US$9 mil "en efectivo". Sam von Trapp cuenta que los autores del musical, Richard Rodgers (música) y Oscar Hammerstein II (letras), sobre un texto de Howard Lindsay y Russel Crouse, negociaron con la familia la entrega de un royalty , "un porcentaje muy chico, pero igual es algo y no tenían que hacer esto".
