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El año pasado se tomaron la carretera para exigir a la autoridad que interviniera el disminuido río Aconcagua y distribuyera así el escaso caudal disponible entre las distintas secciones de la cuenca, ya que en las partes bajas casi no podían regar.
Por eso, los 80 mm de precipitaciones que se dejaron caer el fin de semana están mejorando el ánimo entre los cinco mil agricultores de la III Sección del río Aconcagua, que cultivan 22 mil hectáreas de frutales, tras enfrentar tres años de sequía crítica.
"Hay que rogarle a San Isidro de vez en cuando. Hasta aquí estamos bien", dijo ayer Carlos González. Él, en 2011, debía esperar un turno cada 15 días para regar sus 3,5 hectáreas de flores, papas y cebollas. Y eso que su predio está justo junto a la bocatoma que abastece a los canales Hijuelas, Purutún y Melón. "Estamos contentos. Esperamos que sea el inicio del fin de la sequía", expresó.
En esa sección del río, que se prolonga desde el túnel Calavera hasta el puente sobre el río Aconcagua, el curso fluvial presentaba ayer un caudal de 45 mil litros por segundo, según el presidente de la Asociación de Agricultores de Quillota, Santiago Matta. Esto es 100 veces más que el caudal mínimo que alcanzó la temporada pasada el río, estimó el presidente de los canalistas de Hijuelas, Alex Salazar.
Y es que el agua caída sólo en este fin de semana supera el total precipitado entre enero y junio de 2011. Eso sí, el caudal del Aconcagua aún no ocupa todo el ancho de la caja del río, como ocurre en los años húmedos tras tres días lluviosos. Pero los agricultores ya notan que comenzaron a recuperarse sus pozos, que estaban casi secos. Ello vaticina que, de sostenerse las lluvias a lo largo del año, la napa también se recuperará y permitirá un mayor escurrimiento superficial.
"Necesitamos que llueva entre 500 a 600 mm en el año para entrar en una fase normal. A estas alturas del año ya llevamos casi la mitad, lo que es muy auspicioso", celebra Santiago Matta. De todas formas, el dirigente gremial estima que pasarán dos o tres años antes de recuperar los US$ 250 millones en pérdidas que causó la sequía. Ese tiempo tardarán en alcanzar nuevamente un tamaño productivo los dos mil paltos que debieron talarse para hacer frente el déficit hídrico.
Lo que los agricultores de todas las secciones del río lamentan es la falta de obras para almacenar los 10 millones de m3 que, estiman, el fin de semana se perdieron en el mar. Cada año lluvioso, alegan, se pierden 1.100 millones de m3, el equivalente al contenido del embalse Colbún.
Cerca de la desembocadura sólo está el embalse Los Aromos, que es el que permitió a Esval sortear el déficit hídrico para abastecer de agua potable al Gran Valparaíso. Ayer, el intendente regional, Raúl Celis, señaló que en los próximos días alcanzaría los 10 millones de m3, que es la mitad de lo que se necesita para sortear el verano sin problemas.
Matta señaló que se está trabajando un convenio con la Dirección de Obras Hidráulicas para ampliar la capacidad de Los Aromos de 35 millones a 60 millones de m3, de modo que el embalse pueda destinarse simultáneamente como reserva de agua potable y para sostener la agricultura en expansión del Valle de Aconcagua.
Cifras 53,7
milímetros precipitaron el año pasado en la zona.
372,5
milímetros es el registro oficial normal para el año.
112,8
milímetros se han registrado en primeros meses de 2012.
Gobierno y SNA ven efectos positivos El ministro de Agricultura, Luis Mayol, manifestó que las recientes lluvias son positivas, puesto que ayudan a regularizar la situación de escasez de agua que ha experimentado la agricultura en los últimos años. "En esta época es cuando tiene que llover. Cuando los ciclos naturales se dan en forma normal, hacen bien para los cultivos agrícolas", comentó.
En tanto, el secretario general de la SNA, Juan Pablo Matte, destacó: "Lo más importante de estas precipitaciones es que la nieve que cayó en la cordillera permite acumular agua para riego".
Petorca y La Ligua: escasas precipitaciones y sigue plan de emergencia para abastecer sectores rurales El fin de semana cayó la primera lluvia del año en el valle de Petorca, el más septentrional de la Región de Valparaíso. Y fueron apenas 9 mm, sólo un tercio de lo que precipitó en el vecino valle de La Ligua y un noveno del agua caída en Quillota. El alcalde de Petorca, Gustavo Valdenegro, y el dirigente de los agricultores, Ricardo Sangüeza, se preguntan por qué la sequía persiste en ensañarse con esa zona e instaron a las autoridades a poner en práctica el sembrado de nubes con yoduro de plata. "Hubo dos frentes de mal tiempo amenazantes, pero que finalmente no se tradujeron en precipitaciones. Esperamos que se adopte la medida pronto", dijo Valdenegro.
El gobernador provincial, Andrés Leiva, señaló que la estimulación artificial de lluvias partirá a fines de mes. "Seguimos con el plan de contingencia hídrica, abasteciendo de agua potable a 10 mil personas con camiones aljibe especialmente en Valle Hermoso, Longotoma y Petorca. Recuperar las napas exigirá dos años lluviosos", dijo.