Estados Unidos enfrenta por estos días una tormenta perfecta. Una economía débil, con consumidores temerosos de perder su empleo y una creciente presión inflacionaria, donde los precios al consumidor han subido casi 3% este año. Además, sus tasas de interés están en cero y como la Fed es reacia a seguir inyectando dinero para impulsar la economía, el escenario es complicadísimo. Por eso, el inesperado anuncio de ayer de la Agencia Internacional de Energía (IEA, en inglés) fue recibido con suspicacia. La IEA anunció que el próximo mes se liberarán 60 millones de barriles de petróleo de sus reservas estratégicas. La mitad de esos barriles saldrán de EE.UU. y la otra de sus socios europeos dentro de la agencia. En su comunicado, el organismo mundial afirmó que la medida era una forma de garantizar el abastecimiento debido a la interrupción de las exportaciones libias, afectadas desde febrero por la guerra civil en ese país.
Pero el anuncio de la IEA llega sólo una semana después que los principales países exportadores de petróleo del mundo no lograran ponerse de acuerdo para aumentar sus cuotas y, con ello, bajar el precio. Y, sospechosamente, un mes después que el gobierno de Barack Obama fuera presionado por el Senado para tomar medidas contra el creciente precio del petróleo y anunciara una "lucha contra la especulación".
Un barril de petróleo en el rango de los US$ 100 implica que la familia promedio americana destine US$3.100 al año en bencina, un equivalente al 7% de sus ingresos. A mayor costo del combustible, mayor inflación, sí, y menor disposición de los consumidores a gastar. Algo grave en un país donde el consumo representa el 66% de la economía. "Ciertamente hay un componente político en la decisión de la IEA. Los bancos centrales no tienen más instrumentos para estimular la economía. Lo de Libia es sólo una excusa", afirmó a "El Mercurio", un analista de energía y socio de Again Capital.
Para el analista senior de BNP Paribas para el mercado petrolero, Harry Tchilinguirian, no había razones aparentes para la decisión anunciada. "El momento en que se toma la decisión es inusual, los problemas en Libia comenzaron en febrero, ¿por qué no se hizo algo entonces?", pregunta.
Más grave aún, Tchilinguirian hace énfasis en los riesgos. "Los países productores no tienen ahora ningún incentivo para elevar sus cuotas", advierte, y afirma que el precio del barril de petróleo volverá a subir, pues la intervención de la IEA es sólo una medida de corto plazo.
El barril de petróleo WTI cayó ayer US$4,32 hasta los US$91,02. Pero las transacciones realizadas tras el cierre del mercado ya mostraban la tarde de ayer un repunte. Varios analistas decidieron mantener sus pronósticos y esperan que el barril repunte sobre los US$100 en los próximos dos meses.
La medida también tiene consecuencias políticas. Aunque no hubo comunicado oficial, delegados de la OPEP no escatimaron ayer en acusar a la IEA de "poco profesional" o de actuar en favor de los intereses de EE.UU.
Mientras, desde la Casa Blanca trascendían declaraciones que aseguraban que ese país seguiría inyectando reservas "cuanto sea necesario" para controlar el precio de los combustibles. Una medida que no se entiende si se considera que el precio del barril de WTI ha caído más de 6% en el último mes sin intervención, pero que cobra sentido de cara al inicio de la carrera presidencial en Estados Unidos para 2012.
Cifras 7%
de su ingreso anual destina la familia estadounidense promedio al pago de bencina.
18,6 millones
de barriles de petróleo consume a diario EE.UU.
2%
de la producción mundial de petróleo viene de Libia.
0,5%
se reduce el crecimiento de EE.UU. por cada alza sostenida de US$10 en el precio del petróleo (FMI).