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Boom por autos antiguos en Chile dispara precios de exclusivos modelos

domingo, 15 de mayo de 2011

José Troncoso Ostornol
Economía y Negocios

"Muchas veces se están pagando precios más caros en el país que en el extranjero por ciertos modelos", afirma uno de los mayores coleccionistas de Latinoamérica, Jesús Diez, dueño de Tur Bus.

"Mi citroneta fue importada a pedido por un diplomático que estuvo en Chile (...) Es francesa del año 1980. Hoy tiene 22 mil kilómetros: trae tapiz de felpa, parrilla y tiene todo original de fábrica. Me han llegado a ofrecer más de doce millones de pesos".

Ismael Harlowe es el presidente del Club de la Citroneta en Chile. Conoce al dedillo dónde y cuándo se fabricaron los distintos modelos de este clásico. "A nuestro club llegan unos 60 mails diarios de gente que quiere comprar una citroneta; gente que ya tiene, por ejemplo, un Porsche", explica este fanático del vehículo diseñado por Pierre-Jules Boulanger en la década del 40.

Pero éste es sólo un ejemplo de la demanda que están teniendo en Chile los autos antiguos, que se dividen en dos categorías: las conocidas burritas, vehículos fabricados hasta la década del 30, y los sports clásicos, que se construyeron entre los años 40 y 80. Estos últimos -entre los que se cuentan los clásicos Ford Mustang y Chevrolet Camaro- son los que más se transan, porque muchos se pueden usar a diario, pues es más factible que aprueben la temida revisión técnica.

"Hay un aumento en la demanda por estos autos, lo que se atribuye a que en Chile la situación económica ha mejorado mucho", reconoce Gerardo Kalbhenn, presidente del Club de Automóviles Antiguos de Chile y dueño de la Pastelería Mozart. El directivo aclara que el mercado es ultrarreducido, debido a la prohibición que hay en el país para la importación de autos usados. Por esto, los precios han ido escalando en los últimos años.

"Muchas veces se están pagando precios más caros en el país que en el extranjero por ciertos modelos, porque hay una escasez de autos frente a una mayor demanda", afirma uno de los mayores coleccionistas de Latinoamérica, Jesús Diez González, dueño de Tur Bus. Y añade: "Parece bien irrisorio que nosotros como país podamos exportar estos autos, perdiendo el patrimonio, pero no se pueda importar".

Este empresario posee una colección de más de 70 autos que exhibe públicamente en un museo en la comuna de Estación Central. Algunas de sus joyitas son un Bugatti de 1924 y un Mercedes-Benz Alas de Gaviota del año 1954.

De este último modelo existen sólo otros dos en el país: uno en manos de la familia Kaufmann, representante de la casa alemana en Chile, y otro en poder de un cercano a este clan.

Según varios expertos consultados, son estos tres modelos Alas de Gaviota los que pueden alcanzar el mayor valor en el país, siempre y cuando sus dueños quieran desprenderse de ellos. Se calcula que su costo aproximado, según remates efectuados en el extranjero, puede rondar los US$600 mil a US$800 mil, cada uno.

Perfil de los clientes
Quienes manejan un auto antiguo reconocen esta actividad como un hobby . Uno que puede llegar a ser muy caro. "Hay clientes que utilizan esta actividad como un desahogo al estrés diario. Hay quienes se pasan la vida entre desarmadurías; podrían estar en sus casas, pero esto les da una vitalidad tremenda", afirma Ricardo Ramírez, de la empresa especializada Serviauto Racing.

Los principales coleccionistas del país, aparte del mencionado Jesús Diez, son el empresario Carlos Cardoen, Jorge Macan (que está en el rubro de los plásticos), Luis Alberto Gálmez (que vendió junto a sus hermanos la multitienda Paris a Cencosud) y Hernán Levy (accionista y presidente de Colo Colo). Sin embargo, en el último tiempo el espectro de quienes participan en esta actividad se ha ampliado.

"Hoy tenemos de todo: empresarios, gente no con grandes sueldos y estudiantes. Es una moda que no necesariamente es para una persona rica: hay que tener el entusiasmo y el amor", explica Gerardo Kalbhenn. Y da un ejemplo: "Una persona puede encontrar un Ford antiguo por un millón de pesos y arreglarlo en su casa".

Otra alternativa es importar un clásico adquiriendo un cupo que tienen los chilenos que han vivido en el extranjero, el que se transa en torno al millón de pesos. Esto tiene la limitante que durante tres años el auto quedará a nombre de quien era titular del cupo y que el vehículo tendrá sello rojo, lo que no le permitirá circular por Santiago.

Cifras$12 millones le han ofrecido a Ismael Harlowe por su citroneta hecha en Francia (ambos en la foto). Una fabricada en Chile en 1980, afirma, puede costar desde $1,5 millones. Los modelos fabricados en Francia, explica, suben de precio: no bajan de los $3 millones y pueden superar los $5 millones si es de colección.

$2 millones se puede llegar a pagar en el país por un Fiat 600 en buen estado. Uno para restaurar se puede encontrar por menos de $500 mil. El año 2002, la casa Christie"s remató en Francia un Fiat Abarth 595 de 1970 (como el de la foto, que pertenece a la colección de Jesús Diez) en $6,5 millones.

US$60 mil puede costar este Ford Mustang del año 1969. Ricardo Ramírez, de Serviauto Racing (en la foto), dice que a este auto se le incorporó tecnología, como frenos de disco. Este modelo es muy solicitado en el país. Se puede encontrar desde los $15 millones, pero uno restaurado a la perfección puede superar los $50 millones, según los expertos.


Más de un millón de pesos sólo para cambiar un parabrisas Los hermanos Carlos, Ricardo, Augusto y Antonio Torres son reconocidos en el mundo tuerca como unos de los mejores restauradores de autos del país. La empresa partió en 1980 y han recibido vehículos traídos de Bélgica y España.

"En todo este tiempo hemos restaurado más de 200 autos", dice con orgullo Augusto Torres, quien tiene recuerdos especiales para un Alfa Romeo Villadeste de 1951 que restauraron. "Participó en un concurso en Italia donde fue premiado como el mejor auto restaurado", dice.

Explica que ellos aconsejan a sus clientes para que no se asesoren con talleres que no son especialistas. "Acá llegan muchos autos mal restaurados, que es plata perdida porque hay que desarmarlos y hacer el trabajo de nuevo. Es como un chanchito sin fondo", afirma.

Pero el trabajo no es económico. Torres explica que un parabrisas de un Ford Thunderbird de 1956 (foto de la izquierda) supera el millón de pesos, versus los $100 mil que cuesta en promedio para un auto del año.


US$30 millones por un Bugatti de 1936 En un remate realizado a comienzos del año pasado en California, EE.UU., se vendió en US$30 millones un Bugatti Type 57SC Atlantic de 1936.

El precio pagado por este exclusivo vehículo es el más alto, hasta ahora, por un auto en una subasta. El récord anterior estaba en poder del animador de televisión británico Chris Evans, quien en 2008 pagó US$11 millones por un Ferrari 250 GT California Spyder.

Hoy existen en el mundo sólo tres Bugatti Atlantic. Uno de ellos, del año 1938 (el que aparece en la foto), es parte de la exclusiva colección del reconocido diseñador estadounidense Ralph Lauren.


Carlos Cardoen prepara nuevo museo del transporte en Lolol Para fines de este año, Carlos Cardoen espera inaugurar el Museo del Transporte, que se ubicará en la viña Santa Cruz en Lolol.

Hoy, el empresario tiene un ala dedicada a los automóviles en su reconocido Museo de Colchagua. Sin embargo, quiere un lugar donde las piezas disfruten de un mayor espacio de exhibición.

Es por esto que se están levantando más de cuatro mil metros cuadrados en Lolol, en donde se recreará el ambiente de la época correspondiente al vehículo que se exhibirá.

El empresario es el dueño del automóvil más antiguo que hoy existe en Chile, un Dupressoir de 1903 (Francia). Pero, adelanta, comenzará a restaurar un auto del 1900 que trajo de Boston, EE.UU.

"Esto no es una inversión, es una pasión", afirma Cardoen sobre su colección, la que también incluye una réplica del famoso auto de la película "Volver al futuro" y un Mercedes Benz blindado que utilizó el ex Presidente Augusto Pinochet.

Junto con sus vehículos, el empresario adelanta que exhibirá la colección de motos del humorista Coco Legrand, la de Mercedes Benz de la familia Kaufmann y algunos autos de Jesús Diez.


Familia Diez mantiene abierta al público su exclusiva colección Jesús Diez cuenta que cada día toma un auto distinto de su colección para llegar a su oficina en la comuna de Estación Central.

Un Ford Mustang descapotable, un Ferrari 250 y un Chevrolet Camaro son parte de la extensa colección privada de la familia, que fue iniciada por el fundador del grupo Tur Bus, Jesús Diez Martínez, y que continuó su hijo hoy al mando de la empresa.

La colección se exhibe en un museo en Estación Central, y Jesús Diez hijo reconoce que éste ha ayudado a que las personas se interesen por los autos antiguos. "El museo aporta mucha cultura y el entusiasmo por tener y restaurar autos", dice.

El museo abre sus puertas de viernes a domingo (parte del valor de la entrada va en beneficio de Coaniquem), pero también se realizan visitas guiadas para colegios durante la semana.

En el terreno y la puesta en marcha del museo, que se emplaza en una fábrica de azúcar de 1920, se invirtieron cerca de US$2 millones y se calcula que el valor de la muestra supera los US$5 millones.

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