Primero lo básico: el PIB de Estados Unidos es de US$15 billones y el mercado de bonos del tesoro es de aproximadamente US$8 billones (millones de millones). Cuando S&P bajó el rating de Japón mencionó la débil situación fiscal de ese país y a modo de ejemplo se refirió a Estados Unidos -que todavía conserva el preciado triple A- y cuya deuda es de solo 0,6 veces su PIB. Hasta aquí todo está claro.
Pero, ¿es razonable suponer que la deuda estadounidense es de solo 8 billones? Consideremos la deuda de las agencias auspiciadas por el gobierno y que en su totalidad suman casi US$3 billones. En teoría, estos títulos de deuda no cuentan con la garantía del gobierno federal. En la práctica, sin embargo, cuando dos de estas instituciones (Freedie Mac y Fannie Mae) tuvieron problemas a raíz de la reciente crisis financiera el gobierno federal las tuvo que respaldar.
Miremos ahora el mercado de los munis, los bonos emitidos por los estados, los condados y las ciudades. Este mercado es comparable al de las agencias (sobrepasa levemente los 3 billones) y está mostrando signos preocupantes. California, el estado que más aporta al PIB norteamericano, tiene un déficit presupuestario cercano al 20%. El estado de Illinois tiene cuentas impagas superiores a US$6 mil millones. Vallejo, una ciudad que se había declarado en bancarrota el año 2008, está considerando pagar sólo parte del interés que adeuda en sus bonos debido a su precaria situación fiscal. Más recientemente, la ciudad de Harrisburg en Pensilvania, ha amenazado con ir a la quiebra si este estado no le tiende una mano.
Por último, tres agravantes. Uno, los 3 billones antes mencionados sólo se refieren a los bonos emitidos por los estados y las ciudades; no consideran los pasivos atribuibles a las pensiones estatales. Esto podría aumentar los 3 billones a 4 o 5. La cifra exacta nadie la conoce.
Dos, la mayoría de las re-aseguradoras (monolines), que hasta antes de la crisis avalaban casi el 50% del mercado de munis, están quebradas. Y tres, hay rumores de que el Congreso estaría preparando una ley que permita a los estados declararse en bancarrota (hasta ahora solo las ciudades lo pueden hacer).
En resumen, la situación del gobierno federal es análoga a la de un jefe de hogar que además de sus propias deudas, debe responder, en alguna medida, por las indiscreciones de unos hijos y parientes relativamente irresponsables y más o menos impredecibles. ¿Es razonable, en este contexto, suponer que la "deuda de EE.UU." es de sólo 8 billones? Probablemente no.
¿Es razonable suponer que sean 14 billones? (Los 8 del Tesoro más 3 de las agencias más 3 de los munis). Probablemente tampoco. Después de todo, son sólo algunos los deudores con problemas y no es claro que a todos ellos el gobierno federal los vaya a rescatar. ¿Pero lo cierto es que el número correcto es claramente mayor que 8 y menor que 14? ¿Pero cuánto menor? Bueno, esa es la pregunta del billón de dólares.
Volviendo a lo inicial, la interrogante de cuán alta es la deuda de Estados Unidos, es hasta cierto punto, académica. La verdad es que un país que emite deuda en su propia moneda nunca va a entrar en cesación de pagos (default) dado que siempre puede imprimir billetes. El asunto es, ¿cuánto valdrán esos billetes? Esa es la pregunta del trillón de dólares.