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El ministro que enfrentó el primer apagón del Gobierno

lunes, 22 de marzo de 2010

Andrea Ortega Carreño
Economía y Negocios

Mateo e hiperactivo, así es la nueva cara del titular de Energía.

Acostado en su cama y con pijama, así estaba Ricardo Raineri el domingo pasado cuando ocurrió el apagón. Sin mucha experiencia en los protocolos a seguir, tomó rápidamente un traje y corrió al Centro de Despacho Económico de Carga para saber qué causó el corte eléctrico en 10 regiones del país. Más tarde fue a la Onemi y se quedó hasta que volvió la luz a Concepción, pasada la 1.30 de la madrugada. Al otro día no se detuvo y comenzó una seguidilla de reuniones que no pararon hasta el viernes para ver cómo solucionar los problemas de energía que enfrenta el país.

El apagón marcó su inicio como ministro. Entre luces, cámaras, micrófonos y teléfonos celulares, saltó a la fama en medio de muletillas y una expresión en su rostro que dejaba al descubierto su nerviosismo. Entre su círculo reconocen que la principal falla fue la transmisión de información, pues no existían protocolos para ello.

Rafael Charún, ex gerente de Banco Itaú, trabajó con él en una investigación y asegura que la capacidad del nuevo ministro y su receptividad serán virtudes muy útiles para su nueva tarea. Sus compañeros de labores en la UC coinciden. Incluso su ex profesor en la U. de Minnesota y premio Nobel de Economía (2004), Edward Prescott, dijo: "Yo he aprendido mucho de él. Me atrevo a predecir que será un gran ministro y sabrá evaluar qué políticas aplicar".

Quienes lo han visto en esta primera semana reconocen que es muy abierto al diálogo y preocupado de informarse. Otros critican que aún le cuesta hablar fluido para entregar datos con mayor claridad.

Una vez fuera de su oficina en Alameda, aprovecha de compartir con su familia e incluso reparar todo tipo de cosas. Su familia tiene orígenes italianos, son pocos, pero muy unidos. Es el penúltimo de cuatro hermanos: Andrés, Gina y Gonzalo.

En el Colegio Adventista de Las Condes, sus profesores lo destacaban por su excelencia.

Este fanático de la navegación también tiene dotes de constructor y gásfiter. "Es un maestro chasquilla, lo arregla todo en la casa", dice Montserrat. Lleva más de 10 años de matrimonio con ella y tiene tres hijos (Mauro, Matteo y Martina).


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