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Trágicas situaciones persiguen a ganadores de premios millonarios

domingo, 08 de noviembre de 2009

Constanza Flores Leiva
Economía y Negocios

Hace dos semanas, el hijo de un ganador de $154 millones del Loto murió baleado por un delincuente, dateado por su hermana. Otros han perdido toda su nueva fortuna por malas asesorías o peleas familiares.





René Acevedo, un feriante de 78 años, sólo alcanzó a disfrutar un año de los $154 millones que se ganó en el Loto. Su muerte, producto de un paro cardíaco, sólo aumentó la división entre sus once hijos, que se había instalado con la llegada del premio. Cuando los hermanos se repartieron el resto de la herencia -$5 millones para cada uno- un asalto terminó con la vida de uno de ellos. Antecedentes posteriores indicarían que los delincuentes actuaron "dateados" por una hermana.

Pero sin llegar al crimen, la pérdida rápida del dinero por malas inversiones es otra situación negativa que sucede con más frecuencia de la esperada. ¿Su causa? La dificultad que significa administrar un cuantioso patrimonio sin tener la experiencia y los conocimientos necesarios. Porque una vez que Polla o Lotería hacen entrega del premio, se desligan de lo que el ganador hace con él. Según explican en Polla, esto responde a que muchas veces los mismos ganadores no quieren que se difunda su nombre y menos volver a ser contactados, como fue el caso del mayor ganador en la historia del Loto, quien cobró $2.871 millones en enero de 2008 y continúa en el anonimato. Una fuente del sector cuenta que sólo un 20% de los premiados no opta por la privacidad. Esos son los mismos que "se vuelven locos": no recurren a una comisión de confianza bancaria para cobrar el premio y piden adelantos el mismo día para comprar autos o propiedades. Pero conocedores coinciden en que esto responde a características personales del ganador que se potencian con el golpe de la suerte. "Si en un grupo hay quiebres anteriores o una familia no está bien o una persona determinada tiene determinados problemas, el premio no va a cambiar una realidad que viene con un rumbo", explica Claudio Ossandón, gerente de marketing de Lotería.

Asesoría informal
Ese quinto de los ganadores que se hace público generalmente pertenece a los sectores más populares, comentan desde un banco. Ellos sólo se sirven de la institución para depositar sus millones mientras deciden qué hacer con ellos. Para hacer uso de las herramientas financieras de inversión, se requiere cierto nivel de conocimientos, pues el banco, por ética, no puede decidir qué tipo de instrumento se usará o qué tipo de riesgo se debe tomar. Por eso, generalmente los ganadores eligen invertir en casas, almacenes o autos, influenciados por los consejos de amigos, contadores o ejecutivos de su AFP.

Tres historias desafortunadas

- Claudio de la Lastra
Este técnico en comercio exterior ganó $355 millones en el Kino, en diciembre de 2001 y decidió invertir en una entidad financiera para asegurar su futuro. El consejo de un amigo lo llevó a Inverlink, donde ofrecían las mejores tasas del mercado. Pero el holding cayó y De la Lastra perdió todo, repitiendo la historia del mítico maestro Cárdenas, quien en 1976 ganó cerca de US$ 1 millón en la Polla Gol y fue estafado por la financiera La Familia.

- Miguel Domenech
El catalán llevaba cuatro años viviendo en Chile cuando se ganó US$ 1 millón en el Loto. Con el premio pagó lo que debía de un terreno en Illapel y comenzó a viajar por el mundo. En sus andanzas se le ocurrió construir un resort en el paño. La construcción se inició en 2000 pero sólo dos años más tarde pudo inaugurar una parte del proyecto, porque al no obtener algunos permisos debió paralizar las obras. Domenech tenía planes de ampliar el complejo turístico con más cabañas, canchas de tenis y un bar acuático, pero sus sueños se esfumaron en marzo de este año, cuando un incendio convirtió en cenizas el resort.

- Rolando Fernández
Este ganador del Kino, quien recibió $1.084 millones en octubre de 2007, fue acusado por su amigo Mario Burgos de haberle robado el cartón premiado. Se comprobó el delito, pero Burgos se desistió de ir a juicio a cambio de $39 millones de reparación, con lo que se sobreseyó el caso. Aunque el ladrón recibió el grueso del premio, la suerte no lo acompañó. En febrero de este año murió tras 47 días de agonía por un accidente automovilístico.

Un caso de éxito: la nana millonaria en EE.UU.
La afortunada María Grasso -nacida en Chile con los apellidos Becerra Verdejo- se hizo conocida no sólo en nuestro país sino en EE.UU., al recibir en 1999 el mayor premio entregado a un sólo ganador en la nación del norte: US$ 197 millones. Tras los descuentos por recibir el monto al contado y los impuestos, esta mujer que se desempeñaba como niñera en Boston decidió contratar a un buen abogado e incluso a dos agencias de comunicaciones; una en EE.UU. y otra en Chile, para que ningún medio vulnerara su bajo perfil o el pacto de silencio que había impuesto a su familia. A pesar de eso, por la prensa se supo que compró una casa de US$ 1,5 millón en un acomodado sector de Boston. Además, invitó a su familia a vivir a EE.UU. Tiene negocios en Texas con su hija, un hotel en el estado de Maine que trabaja un hermano, tres edificios que arrienda a universitarios en Cambridge, una exportadora con una plantación de arándanos y frambuesas en Coltauco, y una fundación llamada Valle de Elqui, que entrega becas a universitarios.

La tentación del lujo
Muchas veces, el ostentar es un impulso irrefrenable para los nuevos ricos, dicen los ejecutivos bancarios que han conocido a los flamantes ganadores. Como lo fue para un jugador de regiones que se compró un auto deportivo de súper lujo, el único ejemplar del salón del automóvil, y al llegar a su pueblo no lo podía sacar a la calle, porque ésta tenía adoquines y su "modelito" era demasiado bajo.

En una entidad financiera recuerdan a una mujer que ganó cerca de $900 millones y que compró de inmediato cinco casas inmensas en un condominio del sector oriente para regalárselas a sus hijos, junto con camionetas del año. Al poco andar, la mujer constató que debía desembolsar diez veces más de los que pagaba por agua en su antigua casa para mantener los jardines y la piscina de la nueva. Al poco andar, las familias debieron vender para saldar las deudas.

Otro es el caso de ganadores que toman cruceros por el mundo y terminan gastando el triple de lo presupuestado y a la mitad del viaje deben llamar al banco para pedir auxilio financiero. "Se ve gente muy desconcertada con el premio", dicen al interior de Polla. Como la familia que vino a cobrar el cheque a Santiago desde el norte, compraron seis camionetas el mismo día que se lo entregaron, y se fueron en caravana hasta su ciudad de origen.




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