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Los escándalos de las empresas a cargo de los nuevos billetes para el Banco Central

domingo, 06 de septiembre de 2009

A. Farías R. y M. Vélez
Economía y Negocios

Mientras el emisor chileno prepara el lanzamiento de la nueva colección de billetes de plástico, las empresas encargadas de su fabricación enfrentan no sólo serios cuestionamientos éticos, sino incluso investigaciones policiales en Australia e Inglaterra.




Faltan dos semanas para que los nuevos billetes plásticos de cinco mil pesos comiencen a circular en Chile. "Es un regalo para el Bicentenario", ha dicho la Presidenta Michelle Bachelet. Éste será el primer ejemplar de la "nueva familia de billetes" que el Banco Central espera poner en circulación hasta 2011.

A diferencia de los tradicionales, impresos en papel de algodón, los nuevos billetes de $5.000, $2.000 y $1.000 serán elaborados en polímero, material parecido al plástico. Sólo existe una empresa capaz de imprimirlos en todo el mundo: Note Printing Australia (NPA), propiedad del Banco de la Reserva Australiana (RBA, equivalente al Banco Central). Asimismo, sólo hay una empresa en el mundo con la propiedad de la patente para producir el sustrato de polímero Guardian que se usa en estos billetes en particular: Securency, de la cual RBA posee el 50%.

Desde hace tres meses, ambas empresas enfrentan uno de los mayores cuestionamientos en toda su historia, después de que la unidad de investigación del diario australiano The Age revelara que los representantes que NPA y su empresa hermana Securency tenían fuera de Australia habrían estado involucrados en el pago de millonarias comisiones a empresarios para lograr contratos en otros países.

La investigación interna realizada por el propio banco central australiano a sus empresas en 2007 concluyó en la suspensión de todos los agentes que NPA utilizaba para relacionarse con los bancos centrales de otros países. Por el contrario, Securency mantuvo su red de operadores, que incluía a políticos en India, a un empresario vinculado con el tráfico de armas en Argentina, y parientes de funcionarios de los bancos centrales en países como Vietnam.

Empleados de Securency revelaron a la prensa de Nueva Zelandia (donde sólo se utilizan billetes plásticos) que la firma ofrece a sus agentes una comisión de entre el 10 y 20% de los contratos que obtengan. Una cifra muy superior al 5% que se maneja en el mercado.

Los intermediarios utilizados suelen ser personas con una poderosa red de influencias. Es el caso de Vietnam, donde Securency contrató a una empresa que tenía entre sus ejecutivos al hijo del gobernador del banco central de ese país. Un año después, Vietnam anunciaba el cambio de todos sus billetes de papel de algodón al plástico.

Según The Age, hay registros de millonarias transacciones desde las cuentas de Securency a paraísos fiscales y empresas en África y América Latina. De hecho, Securency está bajo investigación policial debido a recientes relaciones de negocios en Sudán, país que está en la lista negra de Estados Unidos por sus repetidas violaciones a los derechos humanos y su apoyo al terrorismo.

El mes pasado, el banco central australiano contrató a la firma KPMG para realizar una auditoría externa a las cuentas de Securency, y entregó a la policía federal de ese país los antecedentes de los ex agentes de NPA y Securency en el extranjero. Además, el Senado de ese país abrió una investigación sobre el caso.

Casi en simultáneo, el gobierno de Vietnam reabrió la investigación del contrato firmado en 2006. Mientras, en Inglaterra, el parlamentario Norman Lamb solicitó a la policía revisar las actividades de Securency en ese país.

Sus contratos en Chile
Las acusaciones contra NPA y Securency no son nuevas, y son similares a las que puede enfrentar cualquier monopolio. Después de todo, cada vez que el banco central de un país decide cambiar sus billetes del papel al plástico, hay varias empresas, en su mayoría europeas, que quedan fuera del negocio.

Así sucedió también en Chile. En junio de 2008, en una audiencia ante la Comisión de Hacienda, el fiscal del Banco Central, Miguel Ángel Nacrur, explicó a los diputados que aunque en 2004 intentaron licitar la primera impresión de un billete plástico (el de $2.000), el proceso "no prosperó por razones de índole económica" y se contrató directamente a NPA. En marzo de 2006, otra licitación se declaró desierta "por considerar que las empresas no cumplían con las condiciones técnicas y económicas requeridas". Nuevamente, el contrato se lo llevó NPA.

Actualmente, NPA tiene un contrato firmado el 11 de diciembre de 2007 y vigente con el Banco Central hasta diciembre de 2016; Securency, por su parte, tiene un contrato indefinido firmado en octubre de 2007.

En el mercado llamó la atención la extensión de los contratos, ya que lo usual es que éstos no superen los tres años. "Es extraordinariamente difícil de entender para esta industria que una venta directa se haya realizado por 10 años", cuenta una fuente directa a la negociación con NPA.

Incluso extrañó a quienes siguen las investigaciones en Australia. "Llama la atención por ser un contrato tan largo entregado sin licitación", dicen.

"El Mercurio" trató de comunicarse con Iván Montoya, quien como gerente tesorero del Banco Central está a cargo del proyecto de la emisión de los billetes plásticos. Sin embargo, no fue posible debido a que el funcionario se encontraba en Australia.

Pero el Banco Central, en una respuesta institucional, afirmó que no ha recibido ninguna información de su contraparte australiana sobre estas denuncias y aseguró que en los contratos no hay nada fuera de lo común. "El contrato con NPA tiene una duración máxima de 9 años. No obstante, éste considera un compromiso para la impresión de las primeras partidas de cada una de las denominaciones de nuevos billetes hechas en polímero, es decir, tres, lo que implica en rigor un contrato por no más de dos años. Los restantes años corresponden a opciones de futuras impresiones. Por eso es que podemos decir que este contrato no es exclusivo", afirma la institución.

Para sus competidores, el contrato firmado con Chile es parte de la estrategia de NPA para asegurarse participación de mercado. "La forma poco transparente en que está trabajando el Banco Central, en este caso, con una empresa como NPA, los deja muy mal parados", dice una fuente de las empresas que perdieron la licitación.

Un informe confidencial elaborado por la consultora europea Charles Cardiff Consulting describe cómo, a diferencia de sus competidoras privadas, la dupla NPA/Securency cuenta con la maquinaria estatal. "El gobierno de Australia ha realizado esfuerzos especiales en nombre de Securency/NPA", dice el documento.

Pero para el Banco Central chileno, el respaldo de su homólogo australiano a estas empresas es la mejor garantía. "Estimamos que un banco central de un país tan importante dentro del mundo desarrollado es una excelente garantía para el total cumplimiento del contrato", apunta la institución.

Estimamos que un banco central de un país (Australia) tan importante dentro del mundo desarrollado es una excelente garantía". Banco Central de Chile

El billete plástico en el mundo
El sustrato de polímero se utiliza en cerca del 2% del mercado mundial de billetes, la mayoría elaborada con el producto que Securency vende comercialmente como Guardian (hay otro producto llamado Tyvek, pero no es muy utilizado).

Y aunque desde los años 90, cinco países, además de Australia, han decidido emitir todos sus billetes en este formato, otros 20 no han continuado con su uso tras las primeras emisiones, en su mayoría conmemorativas.

México es el referente más importante para la región. No sólo convirtió todos sus billetes en plástico, sino que invirtió en una planta de impresión en un joint venture con Securency.

Pero no todas las experiencias han sido exitosas. Después de una prueba de cinco años, Brasil retiró los billetes de plástico en 2005. Su estudio concluyó que éstos no duraban cinco veces más que los de papel como prometía NPA, sino 3,2 veces, lo que a su parecer no justificaba la inversión.

El Banco Central de Chile evaluó durante tres años el desempeño del billete plástico y determinó que duraba más que el de papel y permitía reducir las falsificaciones.

Las respuestas del Banco Central sobre su relación con las empresas australianas NPA y Securency

Desde 2004, el Banco Central de Chile ha firmado contratos con las empresas Note Printing Australia (NPA) y Securency, ambas propiedad de Banco de la Reserva de Australia (emisor de ese país) como parte de su programa de emisión de billetes de plástico, para reemplazar a los que actualmente se usan.
El billete de $2.000 circula en ese material desde 2004. Mientras, el billete plástico de $5.000 comenzará a circular en el mercado a partir del 24 de septiembre.

El mes de mayo pasado, el diario australiano The Age inició la publicación de diversos reportajes con denuncias de corrupción que vinculan a ex representantes y empleados de NPA y Securency.

Para la elaboración del reportaje publicado este domingo 6 de septiembre, se enviaron las siguientes preguntas al Banco Central de Chile. Estas son sus respuestas:

1) En declaraciones ante el Congreso, se dijo que el proceso de licitación de 2004, para la impresión del billete de $2.000, "no prosperó por razones de índole económica". ¿Cuáles fueron esas razones?
La respuesta a esta pregunta requiere de antecedentes precisos que estamos recopilando.

2) El contrato con NPA, realizado en 2007. ¿Se hizo a través de una licitación? ¿Por qué dura nueve años?¿Es público el monto del contrato?¿Cuál es ese monto?¿Podemos acceder a las condiciones del contrato o de la licitación?
El contrato del 2007 es producto de una negociación con la empresa que tiene más años de experiencia en el mundo en la impresión en polímero y cuyo propietario es el Banco de la Reserva de Australia. Estimamos que un banco central de un país tan importante dentro del mundo desarrollado es una excelente garantía para el total cumplimiento del contrato.

Los contratos sobre temas de impresión de billetes y acuñación de monedas contienen información altamente sensible que debe mantenerse en estricta reserva.

3) ¿Por qué este contrato en particular dura 9 años, siendo que los otros contratos de impresión de billetes durante entre 2 y 3 años máximo?
El contrato con NPA tiene una duración máxima de 9 años. No obstante, este contrato considera un compromiso para la impresión de las primeras partidas de cada una de las denominaciones de nuevos billetes hechas en polímero, es decir tres, lo que implica en rigor un contrato por no más de dos años. Los restantes años corresponden solamente a opciones de futuras impresiones adicionales. Por eso es que podemos decir que este contrato no es exclusivo, por lo que en el futuro, el Banco Central tiene plena facultad para hacer nuevas licitaciones nacionales e internacionales con otras empresas.

Adicionalmente, existe un contrato con Securency, a partir de octubre de 2007 y sin fecha de término (es decir, al que se puede poner fin en cualquier momento por una de las partes), donde ellos garantizan que podemos comprar el sustrato de polímero que ellos producen para garantizar un precio a quien nos imprima.

4) ¿Cuál fue el resultado (con cifras por favor) de la prueba realizada con el billete de $2.000? Lo pregunto dado que otros países, como Colombia o Brasil, hicieron una emisión de prueba pero finalmente se quedaron con el papel de algodón.
El Banco evaluó por tres años el desempeño del polímero en Chile, entre septiembre de 2004 y septiembre de 2007.

En el año 2007, la empresa Gemines realizó por encargo del Banco Central un estudio sobre percepción de billetes y monedas a unas 2.700 personas, en el que dos tercios de los encuestados dijo que le gustaría que otros billetes se fabricaran en este material (adjuntamos resultados de la encuesta referidos a este tema).

El Banco también ha considerado favorables opiniones de los bancos comerciales y de las empresas transportadoras de valores.

Los actuales billetes chilenos de 2.000 duran entre 3 y 4 años y no hemos tenido registros de falsificaciones. Sólo de burdas imitaciones en papel.

Hoy en día hay 28 países que usan el polímero. De éstos, 6 lo usan en todas sus denominaciones. Hay más de 100 distintas denominaciones impresas en polímero en el mundo y hasta la fecha, se han impreso más de 25.000 millones de billetes en este sustrato.

Las decisiones técnicas adoptadas por el Banco respecto de este material en los billetes se basan en evidencia histórica y también en tendencias futuras. Hay varios países que están hoy evaluando el polímero y tenemos entendido que el próximo año habrá novedades en esta materia.

Un indicador objetivo de tendencias es cómo ha evolucionado la oferta de servicios de impresión en polímero en los últimos 18 meses: Impresores importantes y reconocidos por su tradición en la fabricación de billetes en papel, hoy ofrecen servicios en polímero y se están transformando en actores importantes en este mercado. Nos referimos a países como Suiza, Alemania y recientemente Francia, por nombrar sólo algunos.

Las tendencias de los últimos 18 meses confirman lo adecuado de nuestras decisiones.

Hoy existen alrededor de 15 opciones de sustrato de impresión entre el papel de algodón clásico y el polímero. Ello demuestra que no hay una respuesta única a las necesidades de todos los bancos centrales.

Estamos convencidos de los beneficios del polímero, tanto en su seguridad como en su positiva repercusión en los costos para la reposición de los billetes fabricados con este material.

5) ¿Está el Banco Central al tanto de que la experiencia mexicana no es la más usual y que hay muchos países que han dejado la impresión en polímero para quedarse con el papel?
Gran parte de su pregunta está respondida en la pregunta anterior. Podemos añadir, no obstante que el hecho de que algunos bancos centrales no sigan esta tendencia no es un buen indicador de eficacia en el uso de billetes de este material, dado que se contrapone con la experiencia de muchos bancos centrales que sí han optado por billetes de polímero y que se encuentran entre las economías más desarrolladas del mundo.

6) Se enteró el Banco Central de las denuncias que surgieron en mayo en Australia, después que una publicación periodística revelara un informe interno del Banco de la Reserva de Australia en el que se reconocía que los “agentes intermediarios” de NPA y Securecy, no actuaban del todo transparentemente. ¿Cuál es la posición del Banco Central ante estas denuncias?
No hemos recibido ninguna notificación oficial del Banco de la Reserva de Australia, ni tampoco de Note Printing Australia ni de Securency. No conocemos ningún informe interno del Banco de la Reserva de Australia respecto a lo señalado en la pregunta. En consecuencia, no corresponde opinar sobre un tema que no ha sido oficialmente notificado.

7) ¿Cuándo comenzó la relación del Banco Central con NPA?¿Quién representó a NPA desde entonces?
La relación contractual del Banco con NPA comenzó en el año 2004.

8) ¿Cuál es la postura del Banco Central respecto a tener una relación contractual de largo plazo con un monopolio, ya que no hay otro proveedor de este tipo de billetes?
La impresión de billetes en polímero no es un monopolio. Cada vez hay más impresores calificados para ello en el mundo.

En esta industria hay muy pocos oferentes de materias primas y equipos, por la naturaleza altamente sofisticada y especializada del producto final y por motivos de seguridad. Hay por ejemplo, un gran productor de tintas que domina más de 90% del mercado, y un gran oferente de equipos para impresión y pocas empresas oferentes de otras materias primas muy especializadas.

En los equipos de proceso, una empresa domina más del 85% del mercado y el 100% de las materias primas y los equipos necesarios para imprimir billetes son importados.





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