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Caída de las tasas de largo plazo presionaría a la baja los créditos hipotecarios

viernes, 12 de junio de 2009

MATÍAS CHOMALÍ
Economía y Negocios

La emisión de papeles de empresas explica la tendencia al alza que sufrieron los tipos durante los últimos tres meses.

La tendencia alcista de las tasas largas podría estar llegando a su fin. Esta semana, estos papeles han sufrido un leve descenso que podría extenderse. Un ejemplo: la tasa del BCU 10 (bonos del Banco Central en UF a 10 años) estuvo a 3,31% a finales de mayo, y ayer cerró en 2,98%.

La relevancia de estas tasas es que influyen de forma directa en los créditos de largo plazo que ofrecen los bancos. Cuando suben, el costo de fondo (lo que les cuesta a los bancos financiarse) se encarece y los créditos hipotecarios suben su precio.

Traspaso a los créditos
Según Jorge Selaive, gerente de estudios de BCI Corredores de Bolsa, las tasas de largo plazo son las bases de los créditos hipotecarios. Si éstas caen, disminuyen las de los préstamos.

De hecho, en una reciente entrevista a "El Mercurio", Lionel Olavarría, gerente general de BCI, destacó que muchas veces existe la confusión entre la tasa de política monetaria (TPM) -que este año ha bajado 600 puntos- y el traspaso a los créditos. "Lo que pasa es que el costo de fondo de los créditos no es la TPM, son estas tasas (las largas), y éstas no han variado en el último año", dijo el ejecutivo.

En la misma línea, Claudio Melandri, del Banco Santander, asegura que las tasas largas debieran bajar (en los próximos meses) y eso se debiera traspasar a los créditos (página 3).

Durante marzo, abril y mayo, la tasa a la que se transan los BCU de 5, 10 y 20 años aumentó 128, 113 y 88 bps, respectivamente, mientras que en el caso de los BCP 5 y 10 años lo hicieron en 112 y 142 bps (bonos del Banco Central en pesos).

En lo que va del año, se han colocando hasta US$ 3.538 millones en el mercado de deuda local. Esta cifra supera en un 25% a todo el monto emitido en bonos corporativos en 2008. Del total de las colocaciones efectuadas, entre enero y mayo de este año, el 87% se destinaría a reestructuración de pasivos y un 13% al financiamiento de futuras inversiones, de acuerdo a una estimación de Santander GBM.

¿Las razones? Para Hugo Horta, subdirector de renta fija de IM Trust, uno de los factores que han incidido es que el chileno era de los pocos mercados con capital disponible y relativamente barato.

El papel de las AFP
Y los efectos se han sentido en las tasas largas. Jorge Selaive explica que este aumento se debe a que los inversionistas institucionales (AFP y compañías de seguros) han liquidado posiciones en bonos del Central y de la Tesorería, en favor de bonos de empresas. A esto se ha sumando una disminución en la demanda, porque las AFP han buscado posiciones más riesgosas. Esta combinación produjo una baja de precios y, en consecuencia, un aumento en las tasas.

¿Por qué bajarían?
Según la analista de Santander GBM, Mariana Fuchs, en el segundo semestre se debería ver una baja considerable en la emisión de bonos corporativos. "Las empresas ahora tienen mayores fuentes de financiamiento como créditos bancarios en Chile y en el exterior, o la emisión de acciones debido a la recuperación del mercado bursátil. En consecuencia, se podría observar una caída en las tasas base, especialmente en los tramos más largos", concluye. Banchile coincide en que las tasas largas debieran ceder ya que las "expectativas inflacionarias han tenido un excesivo ajuste".

Un poco más moderado es Selaive, que explica que los agentes han empezado a tomar posiciones nuevamente en bonos reales, ya que se puede producir inflación debido a un shock de oferta de petróleo de mediana intensidad. "Si las tasas no retomaran una tendencia bajista o lateral, el Central tiene mucho espacio para intervenir la parte larga de la curva", dice. El economista explica que el instituto puede recortar su emisión de papeles.

Esta opción ha sido planteada por importantes ejecutivos de la banca, como Lionel Olavarría y José Luis Mardones, gerente general de BancoEstado, respectivamente.

Los bonos del tesoro de Estados Unidos también en alza
El mercado de bonos del Tesoro ha estado dando sobresaltos a los inversionistas que han visto en el alza de las tasas largas, motivos de preocupación sobre la economía de EE.UU.

Pese a que los dos últimos días las ofertas de bonos del Tesoro obtuvieron reacciones opuestas, la buena subasta del jueves demostró que aún existe interés por la deuda estadounidense.

Los bonos a 10 años asustaron el miércoles, ya que el gobierno tuvo que pagar una rentabilidad mucho más alta de la esperada para encontrar compradores. La tasa máxima llegó a superar el 4% en la jornada, pero finalmente cedió luego que los precios bajos -que se mueven en dirección opuesta a los rendimientos - atrajeran a más inversionistas. En el último mes, el Treasury a 10 años pasó de una tasa de 3,28% a 3,83%. El jueves, el Tesoro logró una sólida subasta de papeles a 30 años, presionando a la baja a las tasas de los bonos desde sus máximos de ocho meses.

Nivel de deuda
La colocación de ayer concluyó la emisión semanal por US$ 65 mil millones. Además, supuso la primera prueba para el gobierno sobre su capacidad de endeudamiento de largo plazo, desde que los inversionistas comenzaron a inquietarse por el enorme nivel del déficit fiscal y a cuestionar una posible revisión de la máxima calificación crediticia (AAA) de EE.UU., como le ocurrió a Gran Bretaña.

Dennis Lockhart, uno de los gobernadores de la Fed dijo el jueves que el alza de tasas de los bonos podría insinuar una duda sobre la política económica de EE.UU. y debe ser "controlada muy atentamente".

Las últimas semanas, los economistas han estado preocupados con el incremento en el rendimiento de los bonos del tesoro, ya que para algunos demuestra la inquietud sobre la deuda de EE.UU. -que debe financiar millonarios planes de estímulo- y un posible efecto inflacionario. Pero sobre todo inquieta su impacto en las tasas hipotecarias y otros tipos de crédito de largo plazo, que tienen como referente el bono a 10 años. Un incremento en éstos podría presionar aún más a las familias y empresas estadounidenses y obstaculizar la recuperación económica.




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