sábado, 09 de mayo de 2009
Equipo de Economía y Negocios
Economía y Negocios Online, El Mercurio
Están de acuerdo con la fiscalización de la Superintendencia, pero no concuerdan en la obligación que tienen de cobrar entrada y tener salas de bingo.
El ánimo está alto entre los gerentes de casinos de juegos del país, quienes con grandes expectativas están viendo cómo la gente de regiones entra por primera vez a estos centros de juego.
Reconocen que comenzar en medio de una crisis no es el mejor punto de partida, pero sacan cuentas alegres ya que en abril se comenzó a ver un repunte de clientes, y mayo, con dos fines de semana largos incluidos, suena muy auspicioso.
Los gerentes cuentan que la crisis ha hecho que los billetes de $1.000 estén reemplazando a los de $10 mil en sus bóvedas. El chileno está jugando poco dinero: menos de $25 mil fue la apuesta promedio del año pasado, según datos de la Superintendencia de Casinos de Juegos.
Pero la gente sigue con ganas de entretenerse. Los visitantes son principalmente de los sectores ABC1 y C2, gente que se viste especialmente para ir al casino y va con el único fin de pasarlo bien. Para ahorrar, los datos demuestran que están cambiando las apuestas por el trago y la comida.
"Es la época en que más alimentos y bebidas hemos vendido. Es más barato sentarse en el bar con un trago que sentarse en una máquina tragamonedas o en las mesas de juego, pero la gente quiere pasarlo bien igual", reconoce uno de los líderes del sector que dirige varios casinos.
Educando a los clientes
Los casinos están conociendo y educando a sus clientes, y quieren hacerlos pasar un momento entretenido para que vuelvan y se genere una cultura de casinos.
A ellos les tienen asegurados el 85% de ganancias en el juego. La ley los obliga a pagar $85 por cada $100 que se juegan en sus máquinas tragamonedas, programadas para pagar así. Las ganancias han sido mayores: en 2008 se entregaron 93% en premios.
Además, todos los movimientos de los clientes están grabados por un circuito cerrado de televisión, y si uno de ellos tiene dudas puede revisar su jugada. Durante 15 días las cintas quedan guardadas para responder a la Superintendencia en caso de dudas.
Impuestos
Los más contentos con la llegada de los casinos a lugares como Los Ángeles, Pinto y Talcahuano son los municipios de cada una de estas ciudades, los que se ven favorecidos por la alta carga impositiva que tienen estos lugares de juego.
Además del 19% de IVA pagan el 20% por concepto de impuesto al juego. De este último porcentaje, la mitad queda en la comuna y el resto para la región.
Los complica la obligación de cobrar entrada y que los regulen de manera diferente que a los casinos antiguos
La obligación que tienen de cobrar entrada, que es una tasa de directo beneficio estatal; el deber de tener salas de bingo, que no aportan mucho a los ingresos del casino y significan gastos, y las asimetrías con que funcionan los casinos nuevos y los antiguos son algunos de los temas que les impone la ley, y que los gerentes quieren estudiar junto a la Superintendencia de Casinos de Juego (SCJ).
Para hacerlo, la semana pasada se formó la Asociación Chilena de Casinos de Juego A.G., que reúne a nueve de doce establecimientos nuevos. Sólo no participan los Enjoy de Santa Cruz y Antofagasta, y Monticello.
Hay una serie de temas que están en la ley, y también en el reglamento y fiscalización de los casinos, que los gerentes plantean tienen que mejorarse "de aquí a un mediano plazo".
Están satisfechos con el rol de la Superintendencia, pero reconocen que casinos y fiscalizadores nacieron juntos y "falta conocimiento técnico de parte de la autoridad", dicen.
Reclaman que la normativa del funcionamiento interno de los casinos pone exigencias que se tomaron de otros casinos en el mundo y se aplicaron a Chile sin distinguir entre grandes y chicos. "Existen muchas funciones que en un gran casino siempre tienen que existir, pero que en el caso de casinos chicos podrían unirse", dice Roberto García, gerente del casino Gran Los Ángeles.
"Hay exigencias que no dan flexibilidad para poder desarrollar comercialmente tu negocio, como la obligación de tener una sala de bingo abierta todos los días", explica Rodrigo Bravo, gerente general del casino de Chillán.
Proponen también estudiar la tasa de entrada para ver cómo hacerla más eficiente. "Por la vía de mantenerla, flexibilizarla o pasarla a otro ítem dentro de la industria. Pudiera ser que aumentáramos la recaudación esperada por el fisco eliminando la entrada", dice el gerente general del Casino Sol de Osorno, Alan Céspedes.
Además, los casinos nuevos se sienten compitiendo en desigualdad de condiciones porque los siete casinos antiguos tienen dependencia municipal y los nuevos deben rendir cuentas a la Superintendencia de Casinos. "Al estar todos regidos por una misma ley sabemos cuáles son las condiciones y a qué atenernos, pero competimos con otros que tienen situaciones particulares", agrega Céspedes. Esto se solucionará a fin de 2015 cuando todos pasen a depender de la SCJ.
Están satisfechos con el rol de la Superintendencia, pero dicen que "falta conocimiento técnico de parte de la autoridad".
La competencia de las máquinas de azar que hay en los almacenes
Más de tres mil máquinas de habilidad y destreza hay en Talca, otras miles están instaladas en las panaderías, almacenes e incluso en centros de juegos de Santiago y regiones.
El tema les complica a quienes manejan los casinos, por eso las han investigado, han presentado querellas y han perdido juicios para sacar estos aparatos, que por $100 prometen grandes premios.
Dicen ser de destreza pero quienes saben del negocio aseguran que son totalmente de azar, iguales que los tragamonedas que hay en los casinos pero menos sofisticadas y sin ningún tipo de regulación. Incluso se pueden resetear apretando un botón, lo que disminuye las posibilidades de ganar.
Municipalidades como la de Valparaíso las han atacado de frente prohibiéndolas y confiscándolas, en Santiago hay comunas que han regulado su horario de funcionamiento.
