domingo, 26 de abril de 2009
A.G. y M.V.
Economía y Negocios
Un grupo de consultores trabaja en Hamburgo para alcanzar un acuerdo que permita a Sudamericana llegar a puerto con su plan de reestructuración.
Quienes siguen la delicada situación financiera de Compañía Sudamericana de Vapores (CSAV) están ya familiarizados con el nombre de Jochen Döhle, el magnate naviero de Hamburgo, que dirige el grupo fundado por su padre, Peter Döhle.
El alemán se ha convertido en pieza clave de la negociación que la naviera del grupo Claro mantiene con sus proveedores de naves, pues Döhle no sólo representa a su firma, sino que además defiende los intereses de los llamados KG Fonds, que reúnen a profesionales alemanes -dentistas, por ejemplo- que han entregado parte de sus ahorros a estos fondos cerrados.
CSAV afina una millonaria fórmula para apuntalar sus finanzas, afectadas por el golpe que produjo la crisis en el tráfico naviero. Una parte del plan -que engloba recursos totales por US$ 750 millones- incluye el ingreso de armadores y arrendadores de naves a la propiedad de la firma, a través de la capitalización de parte de los recursos comprometidos en los barcos entregados a la chilena, en montos por definirse.
Es que hay realidades muy distintas entre la veintena de instituciones que participan de este programa, dependiendo de los tipos de contratos vigentes.
No hay sólo alemanes. El fondo de inversión singapurense Pacific Shipping Trust (PST) informó que para ellos implicaría una reducción temporal del 30% en los pagos que tiene comprometidos con CSAV, "parte de lo cual se capitalizará", dijo en un comunicado. Su presidente ejecutivo, Alvin Cheng, afirmó esta semana que "es posible llegar a un acuerdo" con la naviera.
"Cada contrato no es igual al otro. Y eso explica que los porcentajes pueden variar en algo", plantea un conocedor de la negociación.
Quiénes son
La negociación se lleva a varias bandas. La principal corresponde a Döhle y a sus otros representados.
También hay otras compañías grandes, como Norddeutsche Reederei, otro armador grande de Hamburgo, que tiene siete barcos arrendados a largo plazo a CSAV.
Y también hay armadores pequeños, como Claus Peter-Offen, también de Hamburgo, con dos barcos comprometidos con CSAV, según reconoció a "El Mercurio". "Nosotros sólo tenemos (contrato) por dos embarcaciones. Hay empresas que tienen comprometidas muchas naves (...) Nosotros somos pequeños y por eso vamos a negociar directamente con la empresa", dijo Tom Domizlafs, vocero de la firma.
En Alemania, se configuró una suerte de grupo "consultor" integrado por un naviero, un abogado y un contador, todos hombres mayores, de gran experiencia en el rubro, independientes de las compañías, y que son los mandatados para negociar por todos.
Coincidentemente, dos empresas totalmente distintas, la armadora Hermann Buss y el KG Fond Hammonia Reederei, consultadas como parte de la negociación, respondieron el mismo día, con la misma frase: "Debido a estrictos acuerdos de confidencialidad, no podemos darle ninguna información o clarificación". En Hamburgo también se menciona entre los afectados al armador Hartmann Reederei y al fondo Laeisz Schiffahrt.
Consultada Sudamericana, ésta declinó pronunciarse, argumentando la existencia de contratos de confidencialidad.
