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Emprendedores chilenos se quejan de altos costos y burocracia para obtener patentes

sábado, 25 de abril de 2009

VICTORIA REYES Y CAROLINA GUTIÉRREZ U.
Economía y Negocios

Mañana es el día de la propiedad intelectual y no habría mucho que celebrar según dos empresarios y un inventor. Denuncian que las trabas los han llevado a patentar afuera y que no existen incentivos para innovar.

Ha gastado sus ahorros y lleva siete años esperando
El empresario y socio de Redoxi Water, Alfredo del Valle, tiene patentado su invento en Argentina, Colombia, Perú y casi en Ecuador, pero no en Chile, considerando que fue el primer país donde se pidió. En 2003 presentó la solicitud al Departamento de Propiedad Intelectual (DPI) para patentar su invento, que le permite obtener un producto y procesos nuevos más eficientes para conseguir hierro líquido. Esto sirve, entre otras cosas, para la producción de cobre. Pero el proceso ha sido más lento de lo que creía. "Estamos en abril del 2009 y aún se está tramitando su patente. Para nosotros es importante tenerla en Chile, porque hay mucho cobre", explica. Esto significa que no tiene poder jurídico para exigir que no copien su invención, en la cual ya se ha gastado gran parte de sus ahorros. Eso no es todo. También recalca la pérdida que esto significa en términos de negocios. "Puede que haya una persona que esté negociando una venta y no la va a poder cerrar hasta que la patente no esté otorgada, y eso te puede costar mucho", dice, mientras explica que tener una solicitud en trámite es como no tener el título de abogado. "La diferencia es mínima, pero el espacio entre honorarios es brutal".

En agosto del año pasado, el DPI le dijo que su solicitud tenía algunas redundancias y que tenía un plazo de tres meses para responder. Éste lo hizo en poco más de un mes, y a pesar de que en diciembre envió una carta formal pidiendo que se acelerara el proceso, hasta el día de hoy no pasa nada. Según el empresario, el problema es que su solicitud es una entre miles, y explica las trabas del sistema chileno por la falta de personal del organismo encargado.

Perdió dos años de tiempo y tuvo que vender su auto
José Luis Alegría, director de NextDreams, una empresa que apoya a los emprendedores, es uno de los tres inventores de una cama que se hace sola, llamada "Bed". El invento está patentado en 140 países, incluido Chile, a través del Tratado de Protección de Patentes (PCT), y hoy están en tramitación de los refuerzos de patente con el apoyo de Corfo. Sin embargo, no fue fácil lograr el registro hace dos años, cuando presentaron la primera solicitud al Departamento de Propiedad Industrial (DPI). "Pasaban tres meses, nos respondían, nosotros respondíamos inmediatamente, después pasaban otros tres meses...y así", cuenta. A pesar de lo avanzado que está en esta materia, igualmente la situación actual le preocupa. "Hay un riesgo de que llegue una empresa grande y te copie. De hecho, cuando lo terminamos y empezó a correrse la voz nos empezamos a asustar",dice. Explica que un invento siempre es susceptible a mejoras. Antes que Corfo los ayudara con $50 millones para proteger la patente en el mundo y antes también de que pidieran el asesoramiento del estudio de abogados Carey y Cía., solamente en este proceso se gastó por lo menos $5 millones, dos años de tiempo y hasta tuvo que vender su auto. Según Alegría, las principales trabas del sistema es la excesiva información y archivos que te encuentras en el camino. "Y más compleja aún, es que el perito (quien ve si en el pasado alguien inventó algo similar) acepte tu registro una vez hecha la solicitud", dice. Recalca que hace dos años el proceso era mucho más difícil que hoy. "Porque existe el DPI que se transformó en instituto con el fin de capacitar y ayudar a pasar todas las barreras", explica.

Para patentar, el "peor enemigo es el Estado"
El intento de patentar algo en Chile puede tomar un tiempo indeterminable de años, y la principal traba es que la oficina de patentes chilena "hace las veces de litigante contra el que presenta la patente", cuenta Jaime Soto Figueroa, ingeniero electrónico que formó su propia empresa y que ha participado en el desarrollo de inventos.

Uno de ellos, un sensor para la humedad del subsuelo que le encargó una empresa, la que no dudó en acudir a Estados Unidos para patentar su invento, lográndolo en menos de un año: "En temas de propiedad intelectual nuestro peor enemigo es el Estado de Chile, y nuestro mejor amigo es Estados Unidos", concluye.

Y es que, según el inventor, la oficina chilena parte de la base de que todo está patentado y se pone a discutir con el inventor sobre la autoría de su invento. "En EE.UU. es al revés: el solicitante investiga con la ayuda de la oficina de patentes, se registra el invento rápidamente, y luego si alguien demanda haberlo hecho antes se hace un juicio".

Cristóbal Acevedo, director actual del Instituto de Propiedad Intelectual (Inapi) lo niega tajantemente. Reconoce que ellos hacen una investigación cuando se solicita una patente, pero aclara que no son litigantes, sino que actúan como tribunal, y son quienes resuelven las controversias.

Además, Soto se queja de que en Chile no existen los incentivos adecuados para innovar. Cuenta que ha estado en Silicon Valley, en donde ha visto que en las empresas de alta tecnología los ingenieros que han participado en los inventos patentados se convierten en copropietarios. "El problema que tienen todas las empresas en Chile y Latinoamérica es que no reconocen el aporte de sus trabajadores en innovación", asegura.



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