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Cinco protagonistas reviven la crisis de la uva envenenada

domingo, 08 de marzo de 2009

M. J. Gutiérrez y B. Serrano
Economía y Negocios Domingo

Dos granos de uva roja contaminados con cianuro estuvieron a punto de cambiar la relación comercial entre Chile y EE.UU.








El 12 de marzo de 1989 los noticieros en Estados Unidos llamaron a no comprar fruta chilena, pues según la Food and Drug Administration (FDA) ésta tenía cianuro. Más de 12 mil cajas de fruta chilena que estaban a bordo del "Almeria Star", en el puerto de Filadelfia, fueron inspeccionadas hasta dar con los granos de uva roja supuestamente envenenados.

El embargo -que abarcó a EE.UU., Canadá, Japón y algunos países europeos- fue como un terremoto en Chile, donde las exportaciones agrícolas dejaban al país US$ 900 millones y empleaban a 200 mil trabajadores.

Ante el embargo, la fruta se regalaba en las calles como signo de protesta. Todos los packing dejaron de funcionar y el Gobierno debió comprar la uva que estaba lista para ser exportada antes de que ésta se pudriera.

El embargo duró una semana, pero la investigación y la búsqueda de compensaciones se prolongó por cerca de una década. Hubo teorías de conspiración que involucraban incluso a la CIA, científicos que aseguraban que la uva nunca estuvo envenenada y un testigo que vio la evidencia fotográfica antes de que se perdiera.

Finalmente se comprobó que la uva no fue contaminada en Chile. Sin embargo, EE.UU. no indemnizó a los afectados. El caso fue cerrado sin fallos judiciales ni culpables.

Juez del caso: "Los granos no habían sido contaminados en Chile"

Pocos días después de que estallara el caso, se nombró a Domingo Yurac ministro en visita. Su misión era clara: demostrar si el envenenamiento se había producido o no en Chile. Con el apoyo de los gobiernos de turno, visitó el campo de donde se suponía había salido la uva envenenada, el buque donde se había transportado y realizó estudios que resultaron ser reveladores. "Se determinó que era imposible que esos granos de uva hubieran sido contaminados o inyectados en Chile. Las conclusiones fueron contundentes", cuenta hoy Yurac.

Manuel José Undurraga, del packing acusado: "Nadie pidió perdón"

Sonó el teléfono a las 6 AM, de parte de la Cancillería. "Para bromas pesadas, no estoy", dijo Manuel José Undurraga y colgó. Volvió a sonar, e hizo lo mismo. Más tarde logró ubicarlo el SAG y le contó acerca del supuesto hallazgo de la FDA. "Nos escogieron a nosotros porque éramos los fruteros más chicos, estábamos partiendo y éramos los más cercanos a Valparaíso", acusa.

Lo que sigue, Undurraga lo recuerda como el peor año en el agro y una situación muy difícil en lo familiar, sobre todo para su madre, Julia Saavedra, dueña del campo. El packing se cerró temporalmente, 200 temporeros fueron despedidos y Campolindo perdió 100 mil cajas de uvas. Poco antes de la acusación habían realizado inversiones en el rubro y habían comprado tierras que posteriormente vendieron "mal", porque, según cuenta, se devaluaron por esta razón. "Pasaron varios años para recuperarnos porque cambiar de rubro en la agricultura no es fácil, y las inversiones que sirven para una cosa, no sirven para otra. Hicimos todo el esfuerzo para que lo destruya un capricho".

Nunca más exportaron uvas. Desde entonces arriendan las parras. "Fue un sida comercial. Se nos cerraron todas las puertas; bancos, gente del rubro, perdimos clientes extranjeros porque se produjo una sensación desagradable de credibilidad", cuenta.

"Nadie nos pidió perdón; al contrario, nos trataron bastante mal por el daño que supuestamente habíamos causado al agro", cuenta Manuel José Undurraga.

Ronald Bown: "Ni siquiera pidieron disculpas"

Aunque no lo recuerda con certeza, Ronald Bown cree que se subió a un avión hacia EE.UU. con traje de baño debajo de los pantalones. Es que las malas noticias las recibió durante un fin de semana de descanso en Marbella (V Región).

En ese entonces, él era el director ejecutivo de la Asoex, y tuvo que partir a encabezar la ofensiva privada frente a la crisis. Contrató ayuda legal y se mantuvo en conversaciones con las autoridades.

A pesar de que el tiempo les dio la razón y se comprobó que la contaminación no había ocurrido en Chile, nunca lograron que se les indemnizara.

Pese a que Ronald Bown cree que Chile salió fortalecido de la situación y que se evitó un "descalabro", no quedó conforme con los resultados. "Yo hubiese esperado un reconocimiento de la autoridad norteamericana... ni siquiera pidieron disculpas", dice.

Hernán Felipe Errázuriz: "Fue un episodio crítico"

"Apenas tuvimos la seguridad de que se iba a decretar el embargo, el Presidente Pinochet me ordenó viajar inmediatamente a EE.UU. junto al ministro de Agricultura", recuerda Hernán Felipe Errázuriz.

El entonces Canciller se concentró en solucionar lo que se consideraba una "desproporción". Se reunió con Dan Quayle -vicepresidente de EE.UU. de la época-, quien se comprometió a solucionar el tema y así lo hizo. Llamó a la gente de la FDA y se levantaron las restricciones. "En una semana se aclaró que esto estaba circunscrito a dos granos", cuenta Errázuriz.

Veinte años después, el ex Canciller aún guarda todos los recortes de la época. Pese al mal rato, asegura que los resultados fueron buenos. "El problema se manejó muy bien. Fue un episodio crítico y una crisis que afectaba a trabajadores y empresarios", agrega.

Abogado estadounidense: "Chile ganó en la opinión pública de EE.UU."

"Cuando ocurrió la supuesta detección de los granos de uva contaminada, el pánico cundió por todo el país. Las madres llamaban a los colegios porque habían puesto fruta chilena en los almuerzos de sus hijos, los basureros se negaban a aceptar desechos de fruta porque la FDA decía que podía contener cianuro", cuenta David Holzworth, el abogado estadounidense que asesoró a la industria frutícola chilena por más de seis años y quien lideró los esfuerzos para obtener una indemnización por parte del gobierno norteamericano.

Algo que no ocurrió y que no lo dejó conforme: "Sólo los oficiales del gobierno norteamericano envueltos en el caso saben por qué. La batalla legal en los Estados Unidos agotó todos los recursos disponibles que teníamos".

A pesar de esto, para el abogado Chile salió triunfador: "Ganó en la corte de la opinión pública de EE.UU. Además, ganó porque la industria sobrevivió y se consolidó como un sector importante dentro de los proveedores estadounidenses. Ganó también porque la relación comercial con EE.UU. se fortaleció y la industria chilena se transformó en líder mundial en todas las áreas por la seguridad y sanidad de su fruta".

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