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Activos tóxicos obligan a cambiar estrategias de rescate financiero

martes, 20 de enero de 2009


Economía y Negocios

Gran Bretaña anunció ayer un segundo plan para destrabar el crédito, mientras el nuevo gobierno de Estados Unidos analiza medidas para aliviar los balances bancarios.

Han transcurrido poco más de cuatro meses desde que estalló la crisis financiera -con la quiebra de Lehman Brothers, el pasado 15 de septiembre-, y pese a los gigantescos planes de rescate financiero que se han implementado en ambos lados del Atlántico, la contracción del crédito sigue siendo un tema que todavía está lejos de superarse.

Las enormes pérdidas que aún siguen ocasionando a los bancos las inversiones realizadas en bonos ligados al mercado hipotecario estadounidense -los llamados "activos tóxicos", cuyo valor se ha desplomado y no tienen mercado- han vuelto a encender las alarmas sobre la salud del sistema financiero en EE.UU. y Europa, dificultando con ello la capacidad de préstamo en la banca.

La semana pasada, el mercado fue sacudido por Citigroup y Bank of America. El primero anunció una reestructuración a nivel global y reportó pérdidas el cuarto trimestre por US$ 8.200 millones; el segundo enfrenta pérdidas por US$ 1.700 millones y recibió asistencia del Tesoro de EE.UU. por US$ 138 mil millones. Ayer, fue el turno del británico Royal Bank of Scotland (RBS), que el lunes perdió más del 60% de su valor en la bolsa al revelar que espera pérdidas por hasta US$ 41 mil millones en 2008, el peor resultado histórico de una empresa británica.

Estos magros números están obligando a los principales gobiernos a reenfocar sus planes de rescate financiero. Gran Bretaña volvió a tomar la delantera y ayer anunció un nuevo rescate para sus entidades financieras -a sólo tres meses de haber lanzado un primer plan por US$ 590 mil millones- , con el claro objetivo de reactivar el préstamo. "Si no ponemos en marcha el crédito, la recesión será más larga, más profunda y más dolorosa", informó el ministro de Finanzas inglés, Alister Darling.

Pero esta vez el eje no estará puesto en la capitalización de la banca -como ocurrió con el primer plan, para lo cual se destinaron más de US$ 53 mil millones en capitalizar al RBS, HBOS y LLoyds-, sino en permitir que los bancos limiten posibles pérdidas al extender créditos.

Darling, junto con el Primer Ministro Gordon Brown, delinearon los principales ejes de la nueva iniciativa. Entre otros puntos, se establecerá una suerte de seguro o garantía en caso de que un banco enfrente impagos en sus créditos. Las entidades que se acojan a esta medida deberán pagar una prima al gobierno, la que también podrá ser en acciones de la misma institución. Asimismo, el Banco de Inglaterra adquirió un fuerte protagonismo al ser autorizado para establecer un sistema de compra de activos financieros de alta calificación de riesgo (triple A) de los bancos, para lo cual podrá destinar hasta US$ 74 mil millones.

Katrina Attard, analista de 4CAST, comenta desde Londres que el plan para liberar los canales de crédito ha sido bien recibido por el mercado. Sin embargo, hay un riesgo: "Estas medidas podrían no ser suficientes, particularmente porque las garantías están ligadas a activos triple A, lo que sugiere a futuro una intervención de mayor amplitud en activos por parte del gobierno", plantea.

La tasa Libor en dólares a tres meses respondió a la medida inglesa y ayer bajó por primera vez en tres días, para ubicarse en 1,13%.

EE.UU. evalúa el plan
Alemania, por ahora, no tiene contemplado establecer nuevas garantías a sus bancos, según declaró un portavoz del Ministerio de Finanzas. En cambio, Estados Unidos analiza nuevas líneas de asistencia al sistema bancario, en la línea de aliviar a los bancos de hipotecas tóxicas, para lo cual no se descarta la creación de un banco estatal que se dedique a comprar este tipo de activos. Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro y asesor clave del Presidente Obama -quien asume hoy-, dijo el fin de semana que "la reparación financiera" será una prioridad para restablecer el flujo de crédito, junto con la creación de empleos y la reducción de las ejecuciones hipotecarias. Aunque Summers no entregó más detalles, el mercado especula que buena parte de la segunda mitad del plan de rescate financiero -aprobado en octubre pasado, por US$ 700 mil millones- será utilizado para atacar el problema de los activos ilíquidos.

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