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Movida audaz

viernes, 09 de enero de 2009

Hernán Cheyre, economista y socio de Econsult


Para borrar la noción de ser una entidad que actúa en forma lenta y desfasada, y asumiendo el riesgo que ello implica, se prefirió actuar con mayor audacia.




Superior a lo que esperaba el mercado fue el movimiento en la tasa de interés dispuesto por el Banco Central. Existía la percepción de que, recién comenzando a configurarse un cuadro de reversión inflacionaria, y ante los dolores de cabeza que le ha causado al instituto emisor el ver amenazada la credibilidad en su meta de inflación, luego del fuerte incremento en el nivel de precios que se registró el año pasado, se iba a optar por un primer paso más moderado. Ello no fue así, y precisamente para borrar la noción de ser una entidad que actúa en forma lenta y desfasada, y asumiendo el riesgo que ello implica, se prefirió actuar con mayor audacia.

Al margen de la magnitud de este ajuste, es claro que lo que viene por delante son sucesivos movimientos en la misma dirección. Si en la fase previa, marcada por una necesidad de contracción, la tasa de interés real implícita en la tasa de política vigente terminó siendo cercana a cero, en principio no habría razón para esperar algo más contractivo para el horizonte venidero. Consecuentemente, se podrían anticipar reducciones adicionales en la tasa de interés en línea con la disminución que se proyecta en la tasa de inflación, lo cual genera un espacio significativo. Sin embargo, los grados de libertad efectivos con que va a contar el Banco Central para continuar administrando la política monetaria estarán limitados por el grado de expansión que le imprima el Gobierno a la política fiscal: mientras mayor sea el crecimiento del gasto público, menos espacios tendrá el instituto emisor para reducir la tasa de interés, y, de paso, el tipo de cambio tenderá hacia valores más bajos.

De no producirse una adecuada compatibilización entre las políticas monetaria y fiscal existe el riesgo de que el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos supere límites prudenciales, lo cual podría dificultar (encarecer) el acceso a financiamiento externo. La disyuntiva que esto impone no se puede soslayar.

"Mientras mayor sea el crecimiento del gasto público, menos espacios tendrá el BC para reducir la tasa de interés, y, de paso, el tipo de cambio tenderá hacia valores más bajos".




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