Dólar Obs: $ 914,99 | -0,27% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 39.681,92
IPC: 0,30%
Mujeres salen a buscar trabajo para paliar efectos de la crisis

martes, 30 de diciembre de 2008

PABLO OBREGÓN CASTRO
Economía y Negocios, El Mercurio

En períodos de cesantía, las mujeres y los jóvenes postergan sus actividades habituales y se incorporan a la fuerza de trabajo de forma transitoria. Suelen ocupar puestos de escasa calidad.



Cuando el jefe de hogar queda cesante, su mujer sale a buscar empleo y engrosa transitoriamente la participación laboral femenina. Pero cuando la economía recobra vigor, muchas de ellas vuelven a sus tareas habituales.

Eso es lo que ocurrió durante la crisis de los 80, durante la crisis asiática y lo que ocurrirá el próximo año una vez que el mercado laboral se enfríe y la economía no sea capaz de generar puestos suficientes para absorber la demanda de puestos de trabajo.

"Las mujeres y los jóvenes en edad de trabajar salen a buscar empleo, no solo el jefe de hogar. Eso lo vimos durante las crisis anteriores, pero cuando la economía se recuperó, volvieron a su actividad anterior. Se trataba fundamentalmente de mujeres dueñas de casa, mayores de 45, que salieron a buscar empleo de forma transitoria".

Así lo ve Tomás Flores, economista del instituto Libertad y Desarrollo, quien está convencido de que a partir de 2009 se podría comenzar a observar este fenómeno propio de períodos de crisis. Sobre todo en segmentos de menor escolaridad.

Esta situación no deja de ofrecer ventajas para algunos sectores del mercado laboral: ellas tienen un promedio de escolaridad de 11,7 años, mientras que los hombres llegan a 10,5 años.

Y hasta la fecha
La incorporación de la mujer al mundo del trabajo también tiene un componente que va más allá de la coyuntura. La participación laboral femenina venía creciendo de forma consistente, para empinarse por encima del 40% en el último trimestre.

Este promedio se vio abultado por la masiva incorporación de mujeres jóvenes con más de doce años de escolaridad, que son justamente las que participan del mercado laboral independientemente de la contingencia.

Las cifras muestran que durante el trimestre móvil agosto-octubre de 2007 había 2,5 millones de mujeres ocupadas y que, en el mismo período de este año, se habían empleado 150 mil adicionales.

Pese a este avance, un estudio de Evelyn Benvin y Marcela Perticará (U. Alberto Hurtado) advierte que los cambios no han sido lo suficientemente drásticos como para alinearnos con las economías desarrolladas.

Entre las mujeres jóvenes, no obstante, sí se observa una situación comparable a la que exhiben las economías desarrolladas. Por ejemplo, la participación de las mujeres entre 25 y 30 años era de 44% en 1990, en 1996 era de 52% y en 2003 de 59%, según la encuesta Casen.

No sólo flexibilidad
La flexibilidad por sí sola no tiene el potencial para incrementar drásticamente la participación de las mujeres pobres en el mundo del trabajo, pues esos segmentos no están cubiertos del todo por las redes de apoyo a la maternidad.

Las mujeres que pertenecen al 20% de los hogares más pobres tienen una tasa de participación económica de sólo 27%, cifra que sube a casi un 60% en el quintil de más altos ingresos.

¿Qué ocurre con las redes de apoyo a la maternidad? Que, según los expertos, los recursos no se están utilizando de la manera más eficiente posible.

Tal como advierte Flores, un porcentaje mayor de las mujeres pobres cuyos hijos acceden a los jardines y guarderías de la Junji no trabajan y, no obstante, ocupan vacantes que podrían ser utilizadas por aquellas madres que sí lo hacen.

En la misma línea, Huberto Berg, abogado laboralista de Berg Consultores, cree que el entorno social también conspira contra la incorporación de las mujeres del quintil más pobre: "Falta apoyo en el sector donde ellas viven. Si la mujer tiene que usar Transantiago a las seis de la mañana para dejar a su guagüita, no hay forma de que trabaje. Los jardines y guarderías tienen que estar cerca de la gente. El otro tema es la educación. Mientras no resolvamos el tema de la mala educación de la gente más pobre, no tenemos cómo atacar el tema de la discriminación".

Subempleadas
La masiva incorporación de mujeres al mercado laboral en tiempos de crisis también tiene lado B: los programas de empleo de emergencia institucionalizan el subempleo, situación que históricamente ha afectado más a las trabajadoras.

La participación de las mujeres en el Programa de Empleo Mínimo (PEN), era mayoritaria (53%). Durante la crisis de los "80, el porcentaje de mujeres económicamente activas pasó de 31% a 37%.


 Imprimir Noticia  Enviar Noticia