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Moda

El regreso de Pertegaz

martes, 07 de mayo de 2019

Por Sofía Beuchat. Fotos: Jealfer.
Ya
El Mercurio

Aunque las nuevas generaciones lo conocen por el vestido de novia que usó la princesa de Asturias -hoy Reina Letizia-, años antes Manuel Pertegaz vistió a Audrey Hepburn, Ava Gardner y Jacqueline Kennedy. A casi cinco años de su muerte, un nuevo libro repasa su historia y una compañía gallega relanza la marca con una colección de aires ochenteros.



N o cualquiera rechaza una oferta de la casa de modas francesa Christian Dior. Pero Manuel Pertegaz -uno de los modistos más importantes de la historia de la moda en España, junto a Cristóbal Balenciaga- no lo dudó. Era 1957, Dior había fallecido recientemente y Pertegaz era para muchos el "heredero natural" del creador francés, el mejor hombre posible para seguir a cargo de la marca parisina. Por su afinidad con el estilo New Look impuesto por Dior, con sus cinturas marcadas y sus faldas voluminosas; por su amor común a la obra de Balenciaga; pero también por la belleza de sus diseños y la calidad de su factura, cualidades que tres años antes lo habían hecho merecedor de una importante distinción entregada por la Universidad de Harvard.

Pero Pertegaz tenía otros planes en mente. Sabía que su nombre ya tenía peso propio y sus diseños, una identidad única. Había forjado su carrera a pulso, autodidacta, trabajando duro desde los 12 años, y no le gustaba la idea de continuar diseñando bajo el alero de nadie, por famoso que fuera, por estabilidad económica que le ofrecieran. Con la indiscutible elegancia que lo caracterizaba, explicó su decisión a la prensa de la época: "Cuando me lo ofrecieron no dormía. Rememoré mis comienzos, valoré lo que tenía y rechacé la oferta. No podía dejar a cien personas en la calle".

El puesto, finalmente, fue ocupado por Yves Saint Laurent.

Aunque el camino de Pertegaz supo de tropiezos -en 1975 tuvo que cerrar sus talleres en Madrid, debido a los altos costos, quedándose solo con las oficinas de Barcelona-, el tiempo se encargó de demostrarle que su decisión fue la correcta. El modisto logró instalarse de manera definitiva en la historia de la moda ibérica como uno de los nombres más respetados del rubro, junto a Cristóbal Balenciaga. Fue el primer modisto español en llevar sus vestidos a la célebre Quinta Avenida de Nueva York. Vistió a Ava Gardner, a Jacqueline Kennedy, a la reina Sofía. Exportó su ropa por toda Europa y las altas damas de la sociedad española dejaron de encargar su ropa a París al preferirlo a él. "La elegancia es algo que emana de la persona, pero quien se atavía con uno de mis vestidos, tiene mucho ganado", declaró una vez, demostrando total confianza en su talento y estilo.

En su país recibió una medalla de oro por parte de la Universidad Complutense de Madrid, la Medalla del Fomento de Artes Decorativas, la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes y la Aguja de Oro, el preciado premio a la trayectoria en moda. También fue premiado en El Cairo, en México, en Nueva Orleans, en Alemania. En 2009, el modisto coronó ocho exitosas décadas de vida en torno a las telas y las agujas -trabajó hasta poco antes de morir en Barcelona, en 2014, a los 96 años- al recibir el Premio Nacional de Diseño y Moda, el más importante reconocimiento del rubro en su país. "No sabía que existía ese premio", dijo, "pero es una buena noticia para la moda. Y la moda es muy necesaria, porque anima el ánimo del que la contempla y del que la concibe".

Hoy, casi cinco años después de su muerte, está resonando más que nunca. La compañía gallega Jealfer, con sede en Boiro, La Coruña, y más de 60 años de trayectoria, ha decidido relanzar la marca a través de un acuerdo de largo plazo con la casa Pertegaz, ubicada en Barcelona, que busca volver a instalar la marca en el circuito de la moda europea. Esta empresa familiar -dueña de la empresa de ropa Viriato y la tienda Factory Shop, que llevaba una relación comercial de años con el modisto- lanzó la primera colección prêt-à-porter para Pertegaz a comienzos de abril, con un aplaudido desfile en Madrid, en el Palacio del Príncipe de Anglona. "La vuelta de Pertegaz es una noticia que alegra al mundo de la moda", apuntó a propósito de esta propuesta la edición en español de Vanity Fair.

Las creaciones de la colección otoño-invierno 19/20 fueron realizadas por el equipo de diseñadores de Jealfer, que pudo sumergirse en los archivos de la casa Pertegaz para investigar y rescatar piezas y patrones únicos, con el fin de que el sello del diseñador se mantenga intacto, pero no por ello poco actual. El resultado es una colección que reedita clásicos Pertegaz desde la mirada del siglo XXI. En las prendas para el día predominan los cortes sastre y las siluetas estructuradas; en las de noche, la sofisticación se expresa en volúmenes exagerados, drapeados y mangas abullonadas. Todo muy ochentero. También hay brocados, estampados florales y trajes que recuerdan la clásica silueta cisne de Pertegaz, esa mujer delgada, de cuello largo, que tan bien encarnó su amiga y musa Audrey Hepburn.

-Afrontamos el futuro desde el respeto absoluto a la figura de Manuel Pertegaz, con la certeza de hacerlo tal como el maestro lo haría hoy -asegura desde Galicia Purificación Alonso, de la empresa Jealfer, quien anuncia que el plan es afianzar la marca en España y "dar el salto al mercado internacional", abriendo tiendas "en las principales capitales".

Luchador incansable

Pero el reciente revuelo en torno al renacer de la figura de Pertegaz -y su acercamiento a las nuevas generaciones- había comenzado mucho antes, en 2004, cuando la princesa de Asturias -hoy reina Leticia- le encargó el vestido de novia que usó en su matrimonio con Felipe de Borbón. El modisto, quien entonces ya tenía 86 años, aceptó gustoso el desafío y sorprendió al mundo con un traje de manga larga, de singular cuello, confeccionado en seda natural bordada con hilos de plata. Tenía además una majestuosa cola de 4 metros y medio. "No quería que el traje fuera un modelo loco, sino atemporal, con vida, porque quería y tenía que quedar como un documento para la historia", declaró entonces el diseñador.

Ese mismo año, el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid le dedicó una gran retrospectiva, que lo instaló en la historia como el primer modisto español en llegar con su obra a un museo. Más tarde, en 2017, a tres años de su muerte, la Semana de la Moda de Madrid le rindió un homenaje póstumo con una nueva exposición en un antiguo depósito de agua de principios del siglo XX, refaccionado en los años 80 como museo. "Mi vida ha estado por completo dedicada a la moda. Este es un duro y apasionante trabajo, que requiere facultades, fortaleza, resistencia y la fuerza de un coloso, de un gigante... Pero ha merecido la pena, siempre rodeado de grandes mujeres", declaró al respecto.

El año pasado, su nombre se consolidó de manera definitiva con las celebraciones en torno a su natalicio; un amplio abanico que incluyó desde simposios, conferencias y exposiciones hasta la inauguración de un busto de bronce -"La fuerza de un coloso", del escultor aragonés José Miguel Abril- en una plaza de Olba, en la provincia de Teruel, localidad que vio nacer a Pertegaz. Además, en 2018 se lanzó el libro "Manuel Pertegaz. El hombre que rozó la perfección", del historiador del arte Javier Hernández García, donde el autor contextualiza la obra del modisto, rescata su capacidad de adaptarse a los tiempos y lo retrata como "un luchador incansable" que "a sus 90 años seguía trabajando con una fuerza titánica". Mal que mal, fueron 80 años de trabajo que cruzan desde la posguerra europea hasta los años 60, 70, 80 y 90. Pertegaz, dice Hernández García, siempre supo mantenerse a flote e interpretar lo que la sociedad iba necesitando. Por ejemplo, frente al ocaso de la alta costura, fue de los primeros en trabajar con el concepto de prêt-à-porter . También fue de los primeros en lanzar un perfume y hacer una línea masculina.

Hernández -quien tuvo la oportunidad de conocer a Pertegaz y le pareció "un hombre lleno de magia"- comenta desde España:

-En mi investigación, lo que más me sorprendió fue su capacidad de trabajo y sobre todo su audacia a la hora de innovar. Manuel Pertegaz era exquisito con las líneas de la alta costura, y sin embargo era capaz de introducir detalles novedosos que multiplicaban la belleza de sus creaciones. Su creatividad aporta a la moda criterio y equilibrio. Era 25 años más joven que Balenciaga, Pedro Rodríguez o Asunción Bastida, los precursores de la alta costura en España, y esa juventud se nota: sus diseños adquieren una frescura que se fusiona con el cuerpo. Además Pertegaz introduce nuevos materiales, le apasiona la artesanía y eso lo hace protagonista de la vanguardia.

Sobre lo que viene para la marca Pertegaz, Hernández comenta confiado:

-Los tiempos han cambiado, la alta costura tal como la conocimos ya no se desarrolla. Hoy el mercado de la moda exige innovación, complementos y un tono más informal. Creo que (la marca) Pertegaz mantiene los criterios de elegancia fundamentales en el trabajo bien hecho, que era el santo y seña de su fundador. Eso es una gran garantía de futuro.

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