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DIRECTORA EDITORIAL DE ALFAGUARA Y TAURUS:

Pilar Reyes "Un espacio sin libros no es un espacio habitable"

martes, 07 de mayo de 2019

Por María Cristina Jurado
Ya
El Mercurio

La directora editorial de Alfaguara y Taurus dice que editar es estar en "una conversación perpetua con gente muy interesante". También analiza la lengua castellana como un territorio común y destaca la aparición de editores independientes en América Latina.



EN SU NIÑEZ aprendió el valor de los afectos y la paz que hasta hoy le da una chimenea encendida.. También -dice desde Madrid Pilar Reyes, directora editorial del sello Alfaguara en Penguin Random House- la calidez de los libros, su importancia, el sitio que deberían tener en su vida. Creció así: con libros y el fuego.

-En mi casa de infancia siempre hubo una biblioteca. Mi padre, quien hoy tiene 78 años, partía la leña y todas las tardes en mi casa se prendía la chimenea. Bogotá es una ciudad de montaña, alta. Yo veía a mis padres sentados en el salón de la casa con la chimenea prendida y leyendo. Hasta hoy para mí el mundo del afecto está relacionado con la lectura. Y con el fuego. La primera vez que me compré una casa, para mí lo más importante fue que esa casa tuviera muchas paredes para poner anaqueles de libros. Porque para mí un espacio sin libros no es un espacio habitable.

Donde quiera que va -Alfaguara se la llevó a Madrid después de una prolífica carrera editorial de 16 años en Colombia- Pilar Reyes reproduce su infancia: decidió no tener hijos para dedicarse de lleno a leer y editar, pero su mundo afectivo está colmado. Esta es una mujer cuyo universo es la literatura, el idioma y, como dice -con esa voz de dicción clara con que dejan caer las palabras los colombianos-, un armar cotidiano de conversaciones con gente peculiar: los autores de una obra literaria.

-Yo he elegido eso para mi vida, me siento en paz y contenta.

Reyes es influyente en el mundo editorial internacional. En Colombia y, desde 2009, en España, donde su carrera creció, esta especialista en literatura, graduada en la Universidad Javierana de Bogotá, logró presidir, con un equipo profesional, un catálogo con nombres de peso universal. Desde Julio Cortázar hasta la española Rosa Montero y -cómo no- la estadounidense Lucia Berlin, revelación de los últimos años en el género del cuento eficaz.

Dice Reyes desde la capital española, donde practica yoga y caminata rápida en el Parque del Oeste, su paraje favorito:

-Me parece que mucho más que una profesión, este es un oficio. Con todo lo artesanal que eso significa, así lo hagas en una industria o en un gran grupo, así lo hagas en un momento de cambio tecnológico, este sigue siendo un trabajo entre personas. Un editor dijo una vez que editar es tratar bien a gente muy interesante. Yo estoy de acuerdo: editar es estar en conversación perpetua con gente muy interesante.

Editorial Alfaguara, que camina hacia sus seis décadas -fue fundada por el premio Nobel de Literatura 1989 Camilo José Cela y sus hermanos-,|se ha convertido en la editorial de referencia en las letras hispanas. Pilar Reyes es la heredera de sus antecesores en el oficio, gente con ojo clínico para atraer a su catálogo a prestigiosos autores. La mano de esta colombiana está hoy detrás de una floreciente edición digital, que ha logrado posicionar al sello en la modernidad.

Su desembarco en plena crisis

Pero no todo le ha sido amable. Cuando Pilar fue llamada a dirigir el mundo editorial de Alfaguara desde Europa se encontró con una dura crisis económica.

-Ser colombiana me ayudó muchísimo en mi desembarco español. Llegué en 2009, cuando empezaba la crisis económica en España. Y fue mi mirada latinoamericana, una de trabajar en crisis perpetua, en crisis de lectores, económica, política, siempre capeando vendavales que se suceden unos a otros, la que me ayudó. Era un momento en que la industria editorial española estaba totalmente desconcertada y no se sabía bien a dónde iba todo.

Recuerda:

-Lo que se presentía, se cumplió. Entre 2010 y 2015 el mercado del libro español perdió un volumen de 40%. Fue una tormenta perfecta: junto con la crisis económica hubo toda una discusión sobre el cambio de formato, fue la irrupción digital. La información que había es que esta era la muerte del libro y que todo sería digital. Ya los periódicos estaban viviendo un tsunami .

Un decenio después, Reyes evalúa. "Me habría sido mucho más difícil llegar a trabajar al mercado español en su tiempo de opulencia. Frente al desconcierto, mi mirada latinoamericana ayudó a tener una percepción más tranquila".

-¿Cómo llega dirigir este gigante editorial?

-Llegué al mundo editorial por azar. Yo estudiaba Literatura y no terminaba de estar contenta con el enfoque de la carrera. Empecé a trabajar en el mundo editorial y tuve la fortuna de llegar al Grupo Santillana en el momento que generaba puentes entre España y América Latina. Debido a ese intercambio cultural profundo y de pensar la lengua española como un territorio común fue que pude llegar a Alfaguara España. (...) Empecé en 1992, tenía 20 años.

Hija de un dramaturgo bogotano, Carlos José Reyes, quien además dirigió la Biblioteca Nacional de Colombia, Reyes tiene dos hermanos que aún viven en Bogotá. Ella es la mayor. Dice que su hermana Juliana, dramaturga en danza en la tradición de Pina Bausch, heredó la parte teatral del legado familiar, así como ella heredó la pasión por los libros. Su hermano Carlos es economista y abogado. Reflexiona:

-Yo creo que nunca me he sentido tan latinoamericana como estando aquí. Al otro aspecto al que ha contribuido ser colombiana es en la mirada sobre la literatura como un territorio común. Un territorio de la lengua española. El mercado español ha generado premios, suplementos literarios, una serie de cosas que hacen que este mercado sea muy atractivo para los autores latinoamericanos. Pero es importante generar hechos simbólicos que no son solo un canto a la bandera, realmente construir donde está el centro de influencia del idioma.

-¿Algún país latinoamericano en este contexto?

-Son mercados más pequeños. El más grande es Argentina, pero se encuentra en un momento delicado con la crisis económica. Lo que pasa de manera interesante y común en toda América Latina es la aparición de editores independientes, algo que sucedió en España hace unos años y ahora es una tendencia clara y emocionante de lo que pasa en términos de vigor editorial en América Latina. Me parece muy saludable para el mundo del libro, para los autores y el mundo cultural. Los festivales también generan una red de intercambio literario muy positiva. Y las ferias. Soy una convencida de que estos hechos mientras más generen una red latinoamericana, pues mucho mejor para todos.

Dice Reyes que todos los días se sorprende de la fuerza que tiene España para visibilizar la literatura en castellano, pero que otros lugares comienzan a tener protagonismo. "Me emociona mucho ver lo que ha conseguido en estos años la Feria del Libro de Guadalajara. Es como un escaparate para la literatura muy importante".

-Alfaguara ha logrado hitos, como que uno de los libros más vendidos en 2013 fue "Rayuela", de Cortázar. ¿Qué tan importantes son los autores para una editorial?

-En 2013, Rayuela fue uno de los libros más vendidos porque trabajamos con una convicción: un libro nuevo no es uno que se ha escrito hoy, sino uno que un lector descubre hoy. Nosotros concebimos como una novedad "El Quijote". Estamos siempre pensando elementos para acercar los clásicos a los lectores de hoy. Es una manera de trabajar y casi una filosofía. Es maravilloso ver cómo un libro como "Rayuela" sigue encontrando lectores jóvenes. ¿El autor es más importante que su obra? Es una pregunta difícil de contestar. (...) Este se ha vuelto una figura pública, un protagonista. Yo lo que diría es que los editores trabajamos para los autores y no al contrario.

-¿Podría repetirse el boom latinoamericano de los 60?

-No lo sé. Hoy la oferta es muchísimo más grande, se escribe muchísimo más. Somos una lengua mucho más conectada y las características exógenas a los libros que hicieron posible el boom son difíciles de repetir. En cuanto a las intrínsecas, es decir, que en una década se hayan escrito los libros que se escribieron en Latinoamérica, yo cada día de mi trabajo pienso que sí. Que se puede repetir y que vamos a encontrar esos libros y que hay autores en algún lugar escribiéndolos. Creo que en lengua española se están escribiendo libros magníficos. Acabo de leer una novela chilena: "La dimensión de lo desconocido", de Nona Fernández.

Dice Reyes que el boom de los 60 también fue un hecho de comunicación "y eso es lo que hoy es más difícil de construir, porque hay mucho ruido y es difícil generar una atención así".

Agitación cultural

Pilar Reyes reconoce que la literatura en la sociedad ya no es lo que algún día fue: un generador de conversación. Hoy hay, recuerda, una oferta multidimensional que compite ferozmente con la lectura en el uso del tiempo libre.

-El libro en papel no lo veo en retirada, lo veo muy vigoroso. Si es un e-book o en papel, esa no es la discusión relevante. Leer en formato digital es leer en un formato más, los formatos amplían una posibilidad lectora. Ese no es el problema de lo digital. Sí lo es la atención y la gran oferta que hay en otros ámbitos, como las series de TV. Antes se leía mucho en el transporte público, hoy uno ve a la gente con su teléfono.

Esta editora recuerda que, joven, aprendió la importancia de lo que ella llama agitación cultural. Es decir, convertir al libro y a la cultura en hitos que llamen la atención, que convoquen público, dotarlos de atractivo. Fue lo que Carlos José Reyes hizo en la Biblioteca Nacional de Colombia, que de un lugar reservado a investigadores pasó a la modernidad como luminoso y a la mano para uso (y goce) de todos los colombianos. "Él hizo una sala para proyectar películas y para que la gente viera cine. Empezó a digitalizar los fondos de la Biblioteca y a hacer exposiciones para llevar gente, a buscar público. Eso es algo en lo que yo creo. Creo que el oficio de editar es eso también".

Agrega:

-Darle una relevancia cultural al libro literario es una tarea fundamental.

-El Premio Alfaguara cumplió 20 años en 2018 y en Chile tenemos ganadores recientes como Carla Guelfenbein.

-El Premio se creó con una finalidad: generar un motivo de conversación entre España y América Latina. Y pasaron cosas fantásticas, como libros que se vendieron muchísimo. Era una razón al año para establecer un vínculo. Se pensó como un lanzamiento simultáneo en todo el área del idioma, una comunicación similar en todos los países: un libro que viajaba. Y es que en los años en que el Premio nació estábamos muy aislados unos de otros. Como decía (Carlos) Fuentes, "fuimos del boom al boomerang ". Y se logró conectar a los países.

-¿Es Roberto Bolaño el chileno más importante de su catálogo?

-En términos de la lengua yo diría que sí, pero hemos publicado también la obra de (José) Donoso. Roberto es el último gran autor latinoamericano en términos de impacto de la lengua global y de lo que significa en la literatura latinoamericana en el exterior. Ha sido un fenómeno de traducción en los Estados Unidos y en un montón de sitios.

Hablando de la industria editorial, Pilar Reyes la ha calificado como una industria de pura pasión.

-Yo lo dije en un contexto relacionado con Roberto. Me preguntaron por la reacción de Jorge Herralde (fundador de Anagrama) respecto de perder a Bolaño. Yo decía que el dolor que produce perder a un autor de tu catálogo es la demostración de cuán apasionados somos los editores respecto de quienes publicamos. Es un vínculo muy profundo. Esta no es solo una industria donde yo compro los derechos y le publico el libro a alguien. Es una relación emocional muy profunda. He dicho muchas veces que los editores tenemos muchas caras en la relación con los autores: somos figuras de autoridad, de complicidad, confesionales. Una relación de un nivel de intensidad muy emocionante. A mí me ha pasado también. Cuando he perdido autores he tenido una sensación de abandono.

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