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Economista Alejandro Micco analiza impactos de los cambios que se están gestando en materia impositiva:

"Hay un riesgo de que la discusión tributaria se desbande y perjudique la inversión"

lunes, 29 de abril de 2019

Felipe Aldunate M.
Economía y Negocios
El Mercurio

Exsubsecretario de Hacienda critica al Gobierno por empujar la reforma sin un acuerdo macro y con una propuesta de bajo impacto económico.



Una de las cosas que Alejandro Micco dice haber aprendido como subsecretario de Hacienda en el Gobierno de Michelle Bachelet es el costo político que implica una reforma tributaria. El economista DC dice que la reforma de 2014 "conllevó una discusión larga y traumática, en que tanto el gobierno como la oposición gastaron un enorme capital político". Por ello, le llama mucho la atención que el Gobierno esté empujando esta reforma, en un debate que se ve "igual de traumático", pero que en este caso, dice, "no tiene a nadie contento" y cuyo "beneficio potencial es muy bajo".

-¿Por qué es bajo su potencial?

"La discusión se abrió para buscar incentivos a la inversión, pero lo propuesto tendrá un impacto muy bajo. Algunos la comparan con la reforma tributaria de Trump, quien bajó la tasa corporativa en 14 puntos. Pero en este caso la reducción equivale a nueve puntos menos en la tasa de las platas que retiro, lo que es 30%. Así, como mucho, será una reducción de tres puntos, sobre platas que no son inversión. Su impacto será bajo".

-¿Fue un error aprobar la idea de legislar la reforma?

"El problema es que se aprobó debatir sin un acuerdo general. Va a ser muy difícil discutir lo particular de la reforma sin ese acuerdo macro. Puede que en la negociación unos cedan por aquí y otros por allá, pero sin objetivos comunes podría salir algo más raro que un camello".

-¿Peor que la reforma anterior?

"Más que eso, hay un riesgo de que esto se desbande, porque no hay un acuerdo; que la discusión sea muy engorrosa y que tengamos un proyecto abierto en la discusión pública del Congreso por un período muy largo, sin saber para dónde va. Y eso es pésimo para la inversión. El mayor problema para el crecimiento es tener una discusión tributaria abierta, sin dirección clara y con señales erráticas por parte del Gobierno".

-¿Qué señales erráticas?

"Una fue la de los impuestos regionales. Se puso sobre la mesa como compensación, pero de manera apresurada y sin claridad y llevó al ministro Larraín a retrucar. Lo mismo con el impuesto a las plataformas digitales: en un par de semanas, el ministro dijo que sería del 10%, luego lo subió al 19% y después lo bajó de nuevo al 10%. Esto muestra falta de claridad hacia dónde quiere ir y refleja el peligro de una discusión tan abierta".

-Pero el Gobierno recibió el mandato de corregir la reforma tributaria.

"El Presidente Piñera ganó bien la elección y la ciudadanía le dio un mandato. Pero la misma ciudadanía le dio minoría en las cámaras. Esto significa que, si usted quiere avanzar, tiene que conseguir acuerdos. Y recordar que el capital político no es infinito".

-¿Hubo opción real de un acuerdo?

"Yo creo que sí. Senadores como Ricardo Lagos Weber o Carlos Montes dieron declaraciones que permitían vislumbrar acuerdos. Los diputados también, cuando plantean la importancia de algunos objetivos clave: mantener la recaudación, mantener la progresividad en el sistema y la antielusión. Y como punto cuarto, el foco en la inversión, que es lo que más importaba al Gobierno. Cuando se acuerdan esos objetivos es mucho más fácil acercar posiciones. Pero el Gobierno tomó una serie de decisiones que nos han llevado a una situación muy compleja".

-¿Qué decisiones?

"La primera fue hablar de modernización, cuando no lo es. Ataca aspectos muy profundos, como son los gastos necesarios para producir la renta o la eliminación de los dos sistemas tributarios principales. Eso no es modernización, es una reforma estructural. Parte con el tejo muy pasado y eso hace que se genere una reacción que nadie se esperaba: que la oposición se ordenara en torno a la reforma tributaria. Además, dice que la principal fuente para la inversión es la reintegración, lo que es muy complejo de sostener. Eso no se lo compran ni los empresarios, quienes dicen que prefieren disminuir la tasa corporativa. Y para la gente más de izquierda también es difícil, porque reintegrar implica rebajar la carga a los ingresos más altos. Ha sido un gasto de capital político muy grande en una reforma que es menos importante que otras, como la misma previsional, para el crecimiento y la inversión".

-¿La reforma de pensiones es más importante para la inversión?

"Si se logra subir la tasa de cotización de los 10 puntos actuales a 14 o 15, se genera un impacto mucho mayor sobre el ahorro. Viabilizar un sistema basado en el ahorro tiene un impacto en la credibilidad del país gigantesco".

-¿Puede salvarse la reforma tributaria?

"Difícil; cuando se llegue a la sala la votación con este nivel de desorden, el costo que se tendrá que asumir para poder aprobar. Además, hay otra pregunta: ¿puede el Gobierno mantener ocupada a la comisión de Hacienda, por donde tienen que pasar todas las reformas importantes, por nueve meses? No es un tema simple, menos pensando que el presidente de la comisión es del partido comunista".

-El Gobierno tiene además otras reformas económicas.

"Otro error que cometimos en el gobierno pasado fue pensar que podíamos cambiar cuatro cosas grandes en un gobierno. No se puede. Y este gobierno cayó en lo mismo. Tiene cuatro reformas: pensiones, tributaria, salud y la laboral. Y posiblemente una a la institucionalidad medioambiental. Son muchas reformas, pero con limitada capacidad técnica. El Estado tiene capacidad técnica limitada para elaborar políticas y mucho más para implementarlas. No es baladí que los gobiernos más exitosos hayan hecho pocas reformas. La implementación es muy compleja. Discutir de nuevo cuatro megarreformas, no da".

"EL mayor problema para el crecimiento es tener una discusión tributaria abierta''.

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