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Nueva exposición en el Met de NY:

La eterna vigencia de la estética camp

martes, 30 de abril de 2019

Por Sofía Beuchat.
Reportaje
El Mercurio

Enfocado en el exceso y la extravagancia, el camp es el tema de la nueva exposición del Met, "Camp: Notes on Fashion", que se inaugura el 9 de mayo. Pero, ¿qué es este fenómeno cultural y estético al que Susan Sontag le dedicó un ensayo en 1964? ¿Y por qué el Met quiere rendirle un homenaje justamente ahora? Dos historiadores del diseño y el curador de la muestra esbozan aquí una respuesta.



Preguntas, más que respuestas, es lo que promete dejar "Camp: Notes on Fashion", la exposición que este 9 de mayo inaugura el Costume Institute of Fashion del Met. Así al menos opina, desde Nueva York, el curador Andrew Bolton:

-Como muchas palabras de cuatro letras, camp invita al debate. Pero, a diferencia de otras palabras de cuatro letras, evade definirse. Por esta razón, la muestra levanta más interrogantes de las que responde. Por ejemplo: ¿es el camp gay? ¿Es político? Y finalmente, ¿qué es? -se pregunta.

Una de las primeras tentativas que se conocen por intentar aclarar este esquivo concepto, relacionado con el exceso y la extravagancia, es el ensayo "Notes on Camp" que Susan Sontag publicó en la revista trimestral político-cultural Partisan Review en 1964, apenas un año después de debutar con "El Benefactor", su primera novela. Pero no es un texto fácil ni tiene la estructura usual de un ensayo. En él, la siempre lúcida y provocadora Sontag intenta enumerar, en 58 puntos, las claves de esta palabra que alude tanto a una estética como a un movimiento cultural y que define desde el comienzo no como "una idea", sino como "una sensibilidad". "Podemos decir que la esencia del camp es el gusto por lo no-natural: la artificialidad, la exageración y, sobre todo, la teatralidad, bajo la metáfora 'la vida es un teatro'. El camp tiene una cierta estética, pero no en términos de belleza, sino de artificio y estilismo (...) es una seriedad fallida", apunta al comienzo de su ensayo.

Este texto, explica Bolton, funciona como eje, corazón y marco teórico de la muestra. No podía ser de otro modo.

-Con su ensayo, Sontag nos entregó un lenguaje para analizar y entender el camp, y ese es el lenguaje que usamos a lo largo de la exhibición. Eficazmente, Sontag hace las veces de un narrador fantasma en la muestra -comenta. -Cuando ella escribió su ensayo, el camp era en gran medida un código privado, una placa de identificación entre pequeños grupos urbanos, principalmente en la comunidad gay. Con su texto, cambió esto irrevocablemente. Catapultó el camp al mainstream , donde se ha mantenido desde entonces -acota Bolton, quien trabajó con Karen van Godtsenhoven como curadora asociada.

En su ensayo, Sontag precisa que el camp tiene "especial afinidad" con la moda y la decoración, por ejemplo. Que, pese a lo que suele creerse, no es un estilo gay, "pero sí es verdad que los hombres homosexuales son quienes usualmente están a la vanguardia de la estética camp". Que no es kitsch -estilo que reivindica el mal gusto- ni es pop art. Que es más bien "una mujer caminando con un vestido hecho con tres millones de plumas".

Pero, ¿qué aspectos del camp se podrán ver, en concreto, en el Anna Wintour Costume Center, el pabellón del Met que alberga las exposiciones de moda?

La muestra, auspiciada por Gucci, incluirá alrededor de 250 objetos, desde ropa y accesorios hasta esculturas y dibujos, algunos de los cuales datan del siglo XVII. A cargo del escenógrafo Jan Versweyveld, la exposición estará dividida en dos grandes segmentos. Al comienzo, la historia. Y luego, el presente. En ambos casos, con referencias a su influencia en la moda de ayer y hoy y guiños a conceptos clave del camp, como la ironía, el humor, el pastiche , la exageración, la irreverencia calculada, la audacia y, en especial, la mirada crítica hacia los conceptos tradicionales de estilo, mediante llamativas propuestas que gustan y disgustan a la vez. Como el camp.

El tema, sin duda, dará un atractivo extra a la esperada gala de inauguración, preparada para el 6 de mayo, que tendrá como anfitriones a Lady Gaga; Alessandro Michele, el diseñador responsable del meteórico ascenso reciente de Gucci; Harry Styles, cantante y compositor de la banda One Direction; la tenista Serena Williams, y Anna Wintour. Según la revista S Moda, del diario El País de España, "promete ser una de las alfombras rojas más creativas, divertidas y locas de la historia", donde "lo excesivo, lo absurdo, lo extravagante y lo divertido estará por todas partes". Aunque, lo sabemos: no es fácil superar en esto al vestido de carne diseñado por Franc Fernández que usó Lady Gaga en 2010, para la entrega de los MTV Music Awards. Errar, en la búsqueda de originalidad, es muy fácil. No en vano la revista Vanity Fair, para su nota sobre esta exposición, escogió este título: "Qué es exactamente el camp y por qué puede arruinar la gala del Met".

De Versalles a Lagerfeld

La palabra camp apareció por primera vez en un diccionario en 1909, cuando el Ware's Dictionary of English Slang and Phrase lo definió como "acciones y gestos de énfasis exagerado, empleados principalmente por gente en una excepcional búsqueda de carácter". Pero ya se usaba en los tiempos de las cortes de Luis XIV: el concepto aparece en la obra Los Enredos de Scapin, comedia de Molière escrita en 1671.

-Muchos asocian el camp con el concepto francés se camper , referido al "posar exageradamente" que se dio durante la época de oro y el derroche de Versalles -acota Natalia Yáñez, diseñadora industrial, académica de la Escuela de Diseño de la UDP y editora de la revista Trama.

En aquellos días, agrega Bolton, el camp encontró su mejor expresión en Philippe, el Duque de Orleans y hermano mejor de Luis XIV, quien solía disfrazarse, muchas veces con ropajes femeninos. Por eso, la muestra recibirá a sus visitantes con un retrato en tamaño real del duque, seguido por algunas piezas de la colección inspirada en la opulencia de Versalles que Karl Lagerfed realizó para Chanel en 1987. Según ha recalcado la propia Anna Wintour, se trata de la decimoctava muestra del Met en la que el káiser participa de algún modo.

La exposición continuará luego su mirada al pasado mediante un breve paso por la era victoriana, al aludir a dos famosos travestis de la época: Frederick Park y Ernest Bolton, más conocidos como Fanny y Stella, quienes fueron sometidos a un sensacionalista juicio público en 1870. Su guardarropa inspira la colección primavera 2019 de Erdem, dos de cuyos vestidos de aires drag forman parte de la exhibición.

La segunda parte del montaje recoge expresiones camp que van desde comienzos del siglo XX hasta hoy y dan cuenta de su tránsito, desde la marginalidad, hacia la cima de la intelectualidad cultural. Habrá referencias a la escena travesti de los clubes nocturnos de los años 30 en Berlín, a la vida y obra del escritor Oscar Wilde, a Andy Warhol, a la propia Sontag. Todo esto enmarcado con recientes propuestas de moda que rescatan valores camp, como la teatralidad dandy de las últimas colecciones de Gucci y los diseños desvergonzadamente decadentes del modisto español Palomo Spain, que, según Bolton, "ejemplifican los conceptos de duplicidad y ambigüedad". Son casi 40 las casas de moda y diseñadores que formarán parte de esta muestra, entre los que destacan Giorgio Armani, Balenciaga, Salvatore Ferragamo, Sarah Burton para Alexander McQueen, John Galliano (quien se hará presente con diseños para Dior, Maison Margiela y su propia marca), Marc Jacobs. Jeremy Scott, Yves Saint-Laurent y Philip Treacy, el irlandés ícono del diseño de sombreros.

Para Bolton, la muestra llega en su mejor momento. A su juicio, estamos viviendo en tiempos muy camp y -opina- el grado de aprobación-reprobación que despierta el Presidente Trump es quizás el mejor ejemplo de ello.

-Hay momentos en los que el camp toma la delantera para convertirse en la estética o la sensibilidad de su tiempo. Pasó en los años 60, y luego en los 80. No es casual que el camp salga a la superficie en momentos de convulsión social y política, momentos en los que la sociedad se polariza profundamente, porque el camp nunca ha perdido su poder subversivo y su capacidad de desafiar el status quo -explica.

Natalia Yáñez agrega:

-El camp ridiculiza lo dignificado socialmente, transformándose así en una contracultura que se revela contra el establishment , contra los estereotipos sociales, y cuestiona lo establecido, lo normado (...) En sociedades neoliberales el camp está más presente que nunca. Por ejemplo, la proliferación de estereotipos andróginos en las pasarelas de alta costura o el sobrepeso evidente de modelos en publicidad de marcas de ropa interior dramatizan los nuevos paradigmas sociales, llegando al extremo de banalizar lo que es hoy "aceptado" o "correcto".

Los expertos coinciden en que el camp va mutando con los tiempos. Si bien el camp descrito por Sontag mantiene su esencia, la manera en la que ésta se expresa va cambiando a medida que los códigos sociales evolucionan. En esta línea, Alessandro Michele, director creativo de Gucci, declaró estar fascinado con la muestra, porque le dará "un significado contemporáneo a la perspectiva de Sontag".

Hoy, lo que se mantiene como la bandera más difícil de ondear para el camp es el uso de lo feo, de lo mal mezclado, como herramienta subversiva. Porque, asegura Natalia Yáñez, ya nada nos parece "horripilantemente atractivo".

Una opinión similar tiene Pedro Álvarez, diseñador e historiador, investigador y académico de la Escuela de Diseño PUC:

-El camp se alineó con los movimientos de avanzada de los años 60, que promovieron el feminismo, el acercamiento a la cultura popular, la crítica a una mirada universalista dominante, occidental y masculina, y la integración de la ironía y el humor en el arte y los productos de uso cotidiano -comenta-. Pero hoy las cosas ya no nos conmueven como antes, ya nada nos sorprende. Las infinitas combinaciones entre imágenes, estéticas y realidades, sobre todo en el mundo digital, reactivan miradas sobre fenómenos como el kitsch, un pariente del camp, que antes eran mal mirados o considerados fuera del orden establecido. Ahora me parece que ya no son objeto de una gran controversia; se entienden como expresiones naturales o deseables en culturas más abiertas y con miradas más flexibles. Si el camp está vigente, en esta cultura híbrida, es porque ya se ha "naturalizado". Ya no es una palabra para dejar caer como coartada intelectual sino algo que está presente en los medios y las formas de ver las cosas, desde Instagram a una galería de arte de élite.

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