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Helénia Melán

"Soy una trans muy privilegiada"

sábado, 27 de abril de 2019

Antonia Domeyko Fotos Felipe Vargas Figueroa
Reportaje
El Mercurio

Es colombiana y la primera modelo trans en entrar a una agencia de modelaje en Chile. Acaba de recibir su pasaporte registrada bajo el género femenino y planea comenzar una carrera internacional. Aquí cuenta su historia, su transición, y habla del revuelo que causó la noticia de su relación con el actor Héctor Morales.



Helénia Melán extiende sus manos mientras le pintan las uñas en un tono rosa pálido. Le sombrean sutilmente los ojos y le pintan los labios con un color suave. Para ella, la sesión de fotos de esta entrevista es una más. En los últimos dos años ha sido la protagonista de muchas.

Helénia tiene 23 años, es colombiana, hace más de cuatro que vive en Santiago, y hace dos se convirtió en la primera modelo trans en incorporarse a una agencia de modelaje en Chile. Hoy la representa la agencia The Syndical, situada en Estados Unidos y enfocada en modelos latinoamericanas. Ha desfilado para diseñadores nacionales, como Lupe Gajardo, Matías Hernán, Sebastián del Real, entre otros, y ha sido parte de campañas publicitarias de multitiendas y marcas de cosméticos, y protagonizó una editorial de moda en Vogue Latinoamérica. Además es activista: intenta educar e informar en sus redes sociales sobre las personas trans y la diversidad de género.

Hace dos semanas, en su Instagram tenía 33 mil seguidores, pero el pasado viernes 12 de abril su cuenta colapsó, luego de que se hiciera pública su relación con el actor Héctor Morales. Desde entonces, dice, ya no revisa las notificaciones del teléfono. No alcanza: sus seguidores se triplicaron. Hoy tiene más de 100 mil.

Helénia está sentada en una silla del comedor del departamento de Héctor Morales, en Vitacura. Mientras la terminan de maquillar, habla con acento colombiano, usa modismos chilenos, y dice:

-Hay gente que se mete a mi cuenta para cahuinear, a ver qué está pasando y colocan comentarios negativos, pero yo no pesco eso. No me hacen nada de daño. Nada. Porque estoy segura de mi identidad.

Dice también que la llamaron de todos los matinales, canales, radios y medios. También que la han contactado para propuestas laborales.

-Nos han llamado para hacer cosas con Héctor, juntos, y es como, no... No me quiero beneficiar a partir de la relación, porque creo que no es mi onda -agrega Helénia.

Más tarde, Héctor Morales, sentando en un sillón del living de su departamento, dirá:

-Creo que su valentía, su coraje y la forma de ver la cosas es lo que a mí me sedujo desde el primer día que la conocí.

Helénia nació en Cali, Colombia, el 30 en noviembre de 1995. Antes de su nacimiento, el doctor había dicho que sería mujer. Su madre estaba emocionada, porque sería la primera después de tres hijos hombres. Incluso había comprado la ropa en tonos femeninos para la llegada de su hija. La llamarían Tatiana.

-El día de mi parto se dieron cuenta de que era niño biológicamente, y mi mamá me dijo que se puso a llorar, porque tenía la gran ilusión. Yo sentía que era mujer antes de que me lo contara a mis ochos años, pero esa historia siempre estuvo en mi cabeza y creo que me ayudó a reafirmar un poco lo que soy ahora -explica Helénia.

Recién el lunes pasado recibió su pasaporte colombiano en el que se indica que su género es femenino y que su nombre es Helénia Pacheco Melán. Lo hizo a través de la Embajada de Colombia, a través de la Ley de Identidad de Género de ese país. En Chile, esta ley ya se aprobó, pero aún no entra en vigencia. El trámite tomó cerca de un año y medio. Durante todo el proceso estuvo sin documentos de identidad. No pudo hacer trámites legales ni salir de Chile.

Hoy, legalmente como mujer, dice que le gusta referirse en femenino cuando habla de ella en el pasado. Cuenta que es la menor de cuatro hermanos, que su padre es ingeniero y su madre cosmetóloga, y que desde sus primeros recuerdos sintió una atracción hacia lo femenino, pero rápidamente intentó ocultarlo.

-Mi familia se hacía cargo de hacerme saber que, al haber nacido biológicamente masculino, estaba mal comportarme femeninamente. Yo era femenina en cómo hablaba, caminaba y jugaba. Cuando me pillaban jugando con muñecas, me castigaban o mis hermanos se burlaban y me decían "compórtese como hombre, porque usted es un hombre". Yo pensaba para mí: "No lo soy, pero bueno, me toca hacer esto". Nunca lo verbalicé, porque era algo que estaba mal.

El tema se agudizó cuando entró a un colegio adventista en Cali. Recuerda que las profesoras eran muy estrictas y si notaban comportamientos femeninos le decían que Dios no quería que se comportara así.

-En esa época yo creía tanto en Dios, y la gente me hacía saber que estaba todo mal en mí. A los ocho años tengo el recuerdo de estar en mi cama llorando, y empecé a hablar con Dios, para ofenderlo, decirle que lo odiaba porque me había hecho así, porque tenía que estar todo el tiempo ocultando lo que era. No sabía de la existencia de los trans, decía que ser yo era imposible, y eso era lo que más me daba miedo. Pensaba: "Cómo voy a salir de esto".

Ese día, cuenta, tuvo su primer intento suicida. No había nadie en su casa, fue a buscar el botiquín y se tomó todas las pastillas que encontró. Al día siguiente despertó en su cama.

-Cuando desperté, seguí la vida, nomás. Empecé a desarrollar un espíritu camaleónico, a estar siempre mintiendo, personificando a alguien, sabía cómo comportarme con todas las personas.

En cuarto básico cambiaron a Helénia a un colegio católico. Allí hizo amigas que aún mantiene, pero, dice, se sentía mal cuando los profesores de gimnasia imitaban sus movimientos cuando corría y le decían que no corriera como niña. Finalmente, en primero medio entró a un colegio laico. También empezó a ver el programa RuPaul's Drag Race , en el que buscan a la próxima estrella Drag en Estados Unidos.

-Ahí todo cambió y decidí decirle a mi mamá que me gustaban los hombres, pero nunca me sentí identificada con la categoría gay. Yo me sentía como una mujer que le gustaba un hombre, de hecho para mí los hombres que me atraían eran los heterosexuales.

En esa época, cuenta Helénia, su grupo de amistades eran, en su mayoría, mujeres. Con ellas pasaba la tarde probándose ropa de mujer e imitando las pasarelas.

Su idea era estudiar Diseño de Vestuario, pero cuando estaba en último año pasó algo que frenó sus planes. Un día llegó del colegio y su mamá le dijo que su padre no aparecía, que lo habían secuestrado. Él era dueño de una empresa de impresiones y llamaron a su hermano mayor para pedir una recompensa por su rescate.

-Yo lloraba todos los días y después tenía que ir al colegio y hacer como si nada hubiese pasado. Mi vida era lo suficientemente complicada por el hecho de ser yo, que ya no quería contaminar más a las personas con las cosas que me pasaban.

Su padre estuvo una semana desaparecido. Luego de pagar el rescate, pudo regresar. Fue tan alto el precio, que la empresa de su papá estuvo al borde de la quiebra. Al año siguiente no había dinero para que Helénia estudiara. Luego de un tiempo, llegaron nuevamente cartas de los secuestradores extorsionando. Una semana después de que llegaran esas cartas, Helénia ya estaba en Chile.

En enero de 2014, Helénia llegó a Santiago, tenía 18 años y aún no hacía su transición a mujer trans. Luego de las amenazas de los secuestradores, su familia optó por escapar de Colombia. Sus padres se habían separado hace un tiempo y su papá partió a Estados Unidos, donde tenía visa. Helénia, su madre y sus hermanos, luego de buscar en internet cuál era la ciudad más segura de Latinoamérica, viajaron a Chile.

Cada uno se vino con dos maletas y algunos ahorros. En Cali dejaron el departamento intacto, con los muebles e, incluso, las fotos familiares puestas. No pudieron despedirse de sus amigos ni familiares. Recuerda Helénia que su madre dejó su casa llorando y mirando hacia todos lados para que nadie viera que se estaban yendo. Al llegar a Chile no conocían a nadie.

-Salimos literalmente huyendo de nuestra casa. Llegamos a Santiago, fue como "ahora qué hacemos". Tomamos una van, le dijimos al conductor: "Llévenos al hostal más barato de Santiago".

Durante varias semanas secambiaron de un hostal a otro, buscando la opción más económica, también estuvieron en algunos departamentos, hasta que finalmente se instalaron en uno en San Miguel. No estaba amoblado, dice Helénia, y su mamá solo compró un par de colchones.

-Fue empezar de cero, no teníamos nada. Ese año estábamos todo el día en el departamento, yo pasaba encerrada en mi cuarto y no conocíamos a nadie. Ahí volvieron los pensamientos suicidas, esto de sentirme absolutamente sola me hizo sentir aún más miserable con mi vida, porque todavía seguía siendo hombre.

A los seis meses su hermano mayor pudo convalidar su título de médico y empezó a mantener a la familia. Un tiempo después, su madre vendió el departamento que tenían en Cali y recibió dinero para que Helénia pudiera entrar a estudiar Diseño de Vestuario en la Universidad del Pacífico.

En marzo de 2015 entró a la universidad, aún sin hacer su transición, pero a fines del primer semestre debían hacer una pasarela y le pidió a su grupo desfilar el vestido que estaban diseñando. Helénia empezó a practicar la caminata de pasarela en la calle o en el metro, como lo hacía con sus amigas colombianas.

El día del desfile se puso el vestido que confeccionó con sus compañeras, se maquilló y se hizo un moño con extensiones. Cuando llegó su turno, sintió las luces de la pasarela en la cara y, aunque no veía mucho, miró al frente e hizo lo que había practicado tantas veces. Recuerda que el público se puso de pie para aplaudir, incluidos sus hermanos y su mamá, que por primera vez la veían vestida como mujer.

-Fue como mi primer acercamiento a la validación de las personas, y esto me metió el bichito de decirle a mi mamá "quiero ser mujer".

Tres meses después comenzó el tratamiento hormonal con un endocrinólogo, un psiquiatra y un psicólogo.

-El primer día que tomé hormonas fue muy emocionante, pero en ese momento mi clóset era masculino, tenía el pelo corto, no tenía maquillaje, aún me sentía como un hombre, no sentía la valentía para al otro día salir como mujer. Fue un proceso lento.

Dice Helénia que el tratamiento hormonal fue natural para ella, que no sintió dolores ni cambios muy notorios. Como nunca tuvo barba, su cara casi no cambió y no tuvo que hacerse láser.

-Yo tuve ese privilegio que no todas las chicas trans tienen, soy una trans muy privilegiada de alguna manera.

De a poco fue incorporando vestuario más femenino y dejó que le creciera el pelo hasta los hombros. Casi un año después de haber empezado el tratamiento, cuando cumplió 21, publicó en sus redes sociales una foto de ella, donde decía: " Meet Helenia, my true self ". El nombre lo escogió en honor a su madre, Elena Melán, y quiso destacar su apellido materno para su nombre social.

En ese momento, viajó a Colombia a ver a su familia y amigos. Al regresar a Chile, entró esta vez como mujer. Su pasaporte no decía lo mismo.

-El tipo de la PDI me mira y me dice: "Que estás cambiada, te ves muy linda, felicitaciones". Siempre ha habido esta validación por la belleza estética, que igual a mí me hace sentir bien, pero también pienso lo superficial que puede llegar a ser. Si yo fuera un poco más masculina, ¿eso significaría que me quitarían el privilegio de validarme como mujer? Ahí empecé a empoderarme en términos de feminismo y aprender sobre el amor propio. Por mucho tiempo tuve miedo de que pusieran en duda que yo fuera mujer.

En marzo de 2017, Helénia llegó como mujer a la universidad. En paralelo entró a la agencia de modelos New Models. En clases pidió varias veces que le respetaran su nombre social, pero nunca le hicieron el cambio formal. Tampoco pudo titularse, ella fue uno de los estudiantes más perjudicados por el cierre de la Universidad del Pacífico: alcanzó a entregar su tesis, pero no el título, que era lo único que le faltaba.

-Fue muy negligente todo. Al final con mi tesis igual cerré un ciclo -dice Helénia, quien hizo una propuesta de vestuario sin género que se inspiró en la feminista Judith Butler. Le gustaría tener su propia marca, pero ahora quiere dedicarse al modelaje. En julio parte a Buenos Aires a mejorar su book, para después lanzarse a una carrera internacional

Helénia y Héctor Morales se conocieron en diciembre del año pasado, en la gala de fin de año de la Fundación Selenna, que trabaja con niños y niñas transgéneros. Ambos fueron invitados por separado, y Helénia dio un discurso para los asistentes. Ella no recuerda bien lo que dijo; Héctor sí.

-Me quedé congelado cuando la vi a ella sobre el escenario, para mí fue muy decidor, como que quedé congelado, me emocioné mucho. Cuando bajó, nos topamos y se lo dije -recuerda Héctor Morales.

Helénia cuenta que después de la gala fueron con un grupo de amigos a comer, ahí empezaron a hablar y luego a salir. Héctor es su primer pololo. Su relación se hizo pública hace dos semanas, cuando un periodista se les acercó en un evento y les dijo que se sabía que estaban juntos; él lo confirmó.

Al día siguiente, el nombre de Héctor Morales fue trending topic en Twitter. Había mensajes de apoyo, pero también agresiones e insultos.

-Cuando empezó a salir en todas partes, nos llamaron de todos lados, pero nosotros nos echamos el teléfono al bolsillo, agarramos a mi perra y nos fuimos a caminar. Nos tomamos un café y nos pusimos a conversar de lo importante que era mantener la tranquilidad y la distancia, que ya habíamos dado un gran paso para naturalizar, normalizar y visibilizar esta realidad -dice Héctor.

Helénia reconoce que no esperaban que hubiera tanto revuelvo, y sobre todo que generara esa ola de comentarios y noticias sobre su relación. Algo que le llamó la atención fue cómo abordaron la noticia, considerando la fama de Héctor Morales como actor.

-Lo toman a él al centro y yo como que soy el relleno, y dicen "además es trans". Al final es satisfacer el morbo de las personas. Porque la noticia no es que Héctor tenga una pareja, es que está con una modelo trans. Todo giró en torno a este término, entonces la gente puso en duda la sexualidad de Héctor por estar con una mujer trans, como si al final nosotras también fuéramos hombres... Es súper ignorante ese tipo de comentarios -dice Helénia.

A pesar de que se ha mantenido al margen, considera que la gente ha intentado meterse en la intimidad y que ha dado su opinión sin escrúpulos.

-Querían saber qué tengo entre mis piernas, eso no le tiene que importar a nadie. Mis amigas me escribieron diciéndome que todo el mundo les estaba preguntando si yo estaba operada o no. Eso no es de su incumbencia, no lo quiero decir, porque creo que no me tienen que objetivizar y no tengo por qué promover que todas las trans tenemos que operarnos -agrega Helénia.

A Héctor le pareció interesante ver cómo en los comentarios se veía desinformación o violencia, y que las personas en las redes sociales se contestaban entre sí.

-Nosotros no tenemos que seguir entrando en esa discusión, porque, de alguna manera, pusimos una carta sobre la mesa y el resto empezó a opinar sobre eso -dice-. Yo creo que el revuelo es por eso, de alguna manera es subversivo, trasgresor, quiebra algo.

Héctor cuenta que antes de que se supiera su relación con Helénia, sus cercanos lo habían tomado con naturalidad.

-Llevamos varios meses juntos y hemos compartido con la familia de Helénia, con la mía, con los amigos, y te das cuenta de que vivimos en una burbuja, porque para nadie fue algo extraño. Cuando pasa esto, uno ve que lo que está necesitando urgentemente nuestra sociedad es reeducarnos. (...) Es un camino que siento que nosotros ayudamos a que siga avanzando -dice Héctor.

Helénia considera que en Chile sí ha habido avances en el tema trans. Lo dice por los niños y niñas trans, que hoy son considerados, a diferencia de lo que le tocó vivir en su infancia. Al haber visibilizado su relación con Héctor Morales, piensa que tal vez ha llegado a otras personas que no tienen cercanía con la realidad trans.

-La visibilización es normalizar, y yo lo que quiero es normalizar. Creo que ahora, en Chile, es el momento en el que más se está visibilizando el tema trans. Qué bueno ser parte de este período en la historia donde estamos siendo como ese puente hacia la normalización. Antes estaba la desinformación, ahora nuestra generación es el puente y después va a ser la normalización. Luego no va a ser tema, el actor con la trans no va a ser tema -dice Helénia.

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