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Devrig Molles: "La masonería fue un laboratorio cultural para las primeras formas de feminismo"

jueves, 25 de abril de 2019

Felipe Ramos
Vidactual
El Mercurio

El doctor en Historia y director científico del Archivo de la Gran Logia Argentina efectuará hoy una conferencia sobre los orígenes masónicos del feminismo moderno, los que, de acuerdo con sus investigaciones, tienen sus cimientos en las logias de mujeres que comenzaron a surgir en el siglo XVIII.



Oriundo de Saint-Malo, en la Bretaña francesa, Devrig Molles lleva más de una década establecido en Buenos Aires, ciudad en la que se desempeña como director científico del Archivo de la Gran Logia Argentina. Doctor en Historia y maestro en Ciencias Sociales, sus estudios lo han transformado en especialista de las redes masónicas internacionales, de su geopolítica y de su geocultura, que fueron el prototipo fundador de la opinión pública internacional.

Aunque a la francmasonería se la reconoce más por los vínculos entre sus integrantes masculinos, prácticamente desde su comienzo dieron cabida a las mujeres a través de sus propias logias, influenciando en el surgimiento y desarrollo de las causas feministas. Es sobre este tema que Molles estará hoy, a las 10:30 de la mañana, impartiendo la conferencia "Pioneras transatlánticas: Los orígenes masónicos del feminismo moderno", organizada por la Gran Logia de Chile y la Logia de Investigación y de Estudios Masónicos Pentalpha.

Autor de libros y artículos como "La introducción del feminismo en América Latina" y "Transferencias y luchas transatlánticas: feminismo, librepensamiento y redes masónicas", Molles habla como un historiador, enfatizando los hechos concretos y desmitificando todo lo que no ha sido comprobado. Proveniente de una familia sin vínculos con la masonería, fue su tesis de pregrado la que lo llevó a interesarse en el tema. "Hace unos 20 años quise estudiar las formas que habían permitido a los exiliados republicanos españoles sobrevivir y adaptarse en el exilio. Fue así como casualmente desemboqué en la cuestión masónica".

Aunque hoy la masonería está lejos de ser una sociedad secreta -se estima que son seis millones sus miembros a nivel mundial- y sus logias cuentan con páginas en internet y contactos conocidos, sus ritos y actividades aún son caldo de cultivo para numerosos mitos. De acuerdo con el investigador, luego del nacimiento de la masonería en el siglo XVIII, rápidamente fue condenada por el Vaticano debido a que recibía en su seno tanto a católicos como protestantes de varias nacionalidades y era una cosa novedosa que inquietaba a los poderes tradicionales, como la monarquía y la Iglesia. "Eso creó una verdadera condena que al día de hoy suma más de 250 documentos emitidos desde el Vaticano. Las primeras obras contra la masonería que llegaron a América Latina, a fines del siglo XIX, atribuían a la masonería la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos, por lo que el paradigma instaurado fue el de una sociedad secreta que conspiraba contra el Estado y la Iglesia. Esa matriz ha sobrevivido hasta la fecha promovida por intelectuales nacionalistas de origen católico".

-¿Qué tan importantes han sido las logias masónicas para el desarrollo de países como Chile y Argentina?

"Hay dos épocas: la primera a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, de jóvenes nacionalistas educados en Europa en el contexto de las guerras revolucionarias que encuentran el método de las logias neomasónicas. De ese lugar van a proceder las logias lautarinas que llegan a su ocaso hacia 1830, no dejando ni instituciones o prácticas sociales. Veinte años después, con la llegada de jóvenes socialistas franceses, italianos, españoles y británicos, transfirieron sus prácticas sociales y culturas políticas al Nuevo Mundo. Fue ahí cuando se originaron las actuales organizaciones masónicas de Chile, Argentina y Uruguay. Luego con la solidificación de los Estados nacionales que las élites criollas se interesaron con este método que a la vez les proveía de una red de contacto con el mundo Paneuropeo donde venían los intentos modernizadores. Es así como la masonería era una red social de transferencias culturales, teniendo el desarrollo de los países un estrecho vínculo con las redes masónicas".

-¿Se exagera sobre el poder que tienen los masones y las redes de protección y ayuda que supuestamente establecen sus miembros?

"Es una deformación, no siempre inexacta, pero amplificada de manera interesada que descansa en este paradigma inicial que es la teoría de la conspiración masónica que procede de la primera bula pontificia de 1738, la que sirve para interpretar a veces hechos delictivos que involucran a ciertos masones. Que algunos miembros se liguen para realizar fines discutibles no es monopolio de la masonería, pues en cualquier organización pasa lo mismo, como en la FIFA o la Iglesia Católica".

Las logias femeninas, una larga historia

Una de las primeras mujeres que se tenga registro de haber participado en la francmasonería fue la irlandesa Elizabeth Aldworth, quien fue iniciada en 1732, luego de haber sido descubierta fisgoneando una ceremonia masona en la que participaban su padre y su hermano. Se dice que tras esto fue obligada a hacerse miembro, rol que desempeñó hasta su muerte. Tras esto no hay registro hasta la iniciación de María Deraismes en 1882; no obstante, en el intertanto aparecieron varias órdenes mixtas, como por ejemplo la masonería "de adopción", en Francia; la "Orden de los Mopses", en Prusia, o la "Eastern Star", en Estados Unidos.

Para Devrig Molles, la masonería, al ser una sociedad igualitaria, ha sido primordial en fomentar las causas de las mujeres, sobre todo a partir de fines del siglo XIX. Sin embargo, él reconoce que dentro de ciertos movimientos feministas se tiende acusar a la masonería de perpetrar un modelo patriarcal. "Si vamos a los hechos concretos, no hay nada más alejado de la realidad, pues, en primer lugar, la masonería femenina tiene tres siglos. En efecto, las primeras logias femeninas aparecen en Francia y Holanda por el 1730, y un siglo después surge la mixta, siendo un laboratorio cultural para las primeras formas culturales de feminismo militante", dice, agregando que en 1906 estos movimientos llegaron a América Latina.

-¿Cómo se inserta la masonería en la era del #MeToo?

"En primer lugar, debemos hablar de masonerías múltiples, pues una red de redes sociales que pasa por lo internacional, nacional y local. Por ejemplo, el movimiento de liberación femenina en Francia, entre los años 60 y 80, encontró en la Gran Logia Femenina de Francia un personal militante ya formado que tuvo un rol muy importante en temas como la planificación familiar y la legalización del aborto. En la actualidad, se dan varios tipos de sensibilidades dentro de la masonería, siendo unas más conservadoras y tradicionales y otras más liberales y radicales".

-¿Es posible ver una participación más activa de la mujer en logias que antes eran solo para hombres?

"En realidad es imposible pensar lo contrario, ya que la masonería es un organismo social que recibe las evoluciones culturales de su contexto. En 2012 el Gran Oriente de Francia, una de las organizaciones más antiguas y grandes del mundo, autorizó a sus logias a elegir si deseaban ser masculinas, femeninas o mixtas. Esto es el modelo del futuro, y es algo que están planteando los grandes maestros de Argentina y Chile. La principal variable va a ser la autonomía que tomen respecto del bloque anglosajón, que todavía mantiene un dogmatismo sexista".

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