Dólar Obs: $ 955,67 | 1,08% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 39.088,40
IPC: 0,50%
Las elecciones municipales de hoy son riesgosas para el oficialismo por la recesión:

Erdogan se afirma en su omnipresencia para mantener su poder en Turquía

domingo, 31 de marzo de 2019

Alberto Millán
Internacional
El Mercurio

En medio de problemas económicos, el Presidente se sostiene en la defensa de los musulmanes, la seguridad y en el gran despliegue de su imagen en todo el país.



En Estambul, la ciudad más grande de Turquía, es difícil evitar ser bombardeado de mensajes. Callejones en la urbe euroasiática están plagados de comerciantes hostigadores capaces incluso de improvisar el español para vender. Cinco veces al día, las numerosas mezquitas emiten por altoparlante los llamados a la oración que resuenan en toda la metrópoli. Y en los últimos años, sobre todo en período electoral, otro mensajero se hace escuchar a través de discursos televisados, carteles y el despliegue del poderoso Estado turco: el Presidente Recep Tayyip Erdogan, quien hoy enfrenta unos comicios municipales que amenazan su hegemonía.

Turquía elegirá a 30 alcaldes metropolitanos y miles de cargos locales, en unas elecciones en que la atención estará centrada en las grandes ciudades: Estambul y Ankara, donde gobierna el conservador partido Justicia y Desarrollo (AK Parti) de Erdogan, y Esmirna, controlada por la oposición.

Y la disputa es peligrosa para el oficialismo, ya que llega en momentos en que la economía turca ha entrado en recesión y tiene una inflación del 20%. Esos problemas se empiezan a sentir cada vez más por los ciudadanos que, en sitios como la plaza Taksim de Estambul, hacen filas en mercados de comida subsidiada dispuestos por el gobierno.

Es que Erdogan, un carismático economista de 65 años que fue alcalde de Estambul (1994-1998), primer ministro (2003-2014) y que desde 2014 está en la Presidencia -fortalecida después de que el año pasado Ankara abandonara el régimen parlamentario-, no va a dejar que su proyecto de una "Nueva Turquía" se vea debilitado.

Por eso, más allá de sus medidas para paliar la crisis, el mandatario insiste en la piedra angular de su política: la reivindicación del islamismo, en un país donde casi la totalidad de la población es musulmana, pero que tras la disolución del Imperio otomano, tras la Primera Guerra Mundial, se había transformado en una república secular.

En esa línea, Erdogan ha articulado sus discursos en esta elección en contra de la "islamofobia", ejemplificando con la reciente masacre en dos mezquitas en Nueva Zelandia, donde un ultraderechista asesinó a medio centenar de personas. "Ha atacado a Turquía y me ha atacado a mí", ha dicho el Presidente, en referencia al homicida, cuyo manifiesto llamaba a recuperar la antigua Constantinopla.

El mandatario también ha usado la controversia entre Siria e Israel. El Presidente de EE.UU., Donald "Trump se levanta y declara a Jerusalén como capital. Das los Altos del Golán a Israel, ¿verdad? Seguro que obtendrás una respuesta de Turquía", dijo en uno sus mitines.

También ha atacado a Kemal Kilicdaroglu, líder del opositor Partido Republicano del Pueblo, por decir que el "terrorismo está arraigado en el mundo islámico". Y ha insistido en que los comicios "no son únicamente elecciones para elegir alcaldes. También son elecciones sobre nuestra supervivencia".

Esa retórica le ha servido para reeditar su alianza con el Movimiento Nacionalista de Turquía, la extrema derecha, cuyas banderas rojas con tres medialunas blancas se pueden ver colgadas en algunas calles de Estambul.

Gran líder político

La idea de Erdogan como defensor de los musulmanes está sustentada en un gobierno que ha tenido mano dura contra las amenazas. Tras un intento de golpe de Estado en julio de 2016, se ha detenido a 77.000 personas, además de despidos masivos de funcionarios acusados de golpistas.

Esa controvertida persecución a los presuntos golpistas -que Erdogan relaciona con su antiguo aliado, el clérigo residente en EE.UU. Fethullah Gülen- continúa: el 12 de marzo fueron arrestados 45 individuos.

Con igual fuerza reaccionó el oficialismo ante una ola de atentados ocurridos entre 2015 y 2017, atribuidos al Estado Islámico y a grupos kurdos. Hoy Estambul, por ejemplo, está llena de policías en las calles, que hacen controles de identidad, revisan las entradas de los grandes bazares e incluso han establecido un control extra al aeropuerto internacional.

Pero la presencia del Estado no solo es policial. El Presidente ha inaugurado en los últimos años monumentales obras, como el tercer puente sobre el Bósforo y el túnel ferroviario del Marmaray, un tren que pasa bajo ese estrecho, cuya estación tiene una gran foto de Erdogan.

"La historia de la cultura política turca está relacionada y respalda al gran líder político y ese momento ha sido capturado por Erdogan. Su confianza, su retórica y su estabilidad política se convirtieron en una esperanza para la mayoría del pueblo turco y su aparición es bastante respetada", dijo a "El Mercurio" Mevludin Ibish, profesor de la Universidad de Estambul Sabahattin Zaim, quien también destaca "sus habilidades de negociación" y de "brindar tranquilidad en momentos de inseguridad".

Una visión menos positiva tiene Ismail Sezgin, director de Hizmet Studies, un centro vinculado al movimiento de Gülen, que considera a Erdogan "un populista". "El populismo siempre ha sido una parte integral de la política turca; sin embargo, la diferencia está en la capacidad de Erdogan para amalgamar el nacionalismo turco con el islamismo". Y asegura que ese enfoque -que no "necesariamente" busca imponer una ley sharia- va más allá del control burocrático: "La vida política (en la Turquía de Erdogan) incluye artes, programas de televisión, fe, moral, interpretaciones religiosas, discusiones intelectuales, medios de comunicación e incluso fútbol. La implicación inmediata de esta consolidación es el rechazo, la opresión y, en muchos casos, la persecución de cualquier alternativa de pensamiento".

El liderazgo de Erdogan también ha llevado a Turquía -cuya mayor ciudad fue capital de tres imperios- a cumplir un rol geopolítico importante que la ha distanciado de Occidente: Ankara, un aliado de la OTAN y candidato a entrar a la Unión Europea, se ha acercado a Rusia, y tuvo importantes disputas con Bruselas por la crisis de refugiados.

Está por verse si todo ello le significará un triunfo hoy a Erdogan. Los sondeos pronostican un duro enfrentamiento en Ankara y Estambul, donde una derrota sería un duro golpe para el AK Parti, aunque el resultado a nivel nacional sea una victoria. Sea cual sea la votación, no podrá ser revertida pronto: las próximas presidenciales y parlamentarias están fijadas para 2023.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia