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Los ocho años y tres meses en que el salesiano fue uno de los principales líderes de la Iglesia chilena:

Los diez hitos que marcaron la trayectoria de Ezzati en la Arquidiócesis de Santiago

domingo, 24 de marzo de 2019

Equipo de Ciudad
Nacional
El Mercurio

Designado en 2010, su nombre generaba consenso transversal. Políticos y religiosos destacaban su capacidad como mediador en temas como el conflicto mapuche, que vivió en Biobío.



La voz del diálogo

"Si bien no nació en nuestra patria, porque nació en Italia, es un hombre que tiene a Chile profundamente en su corazón", dijo el Presidente Sebastián Piñera en 2010, cuando Ricardo Ezzati fue nombrado arzobispo de Santiago.

Su designación fue recibida con alegría en la capital. El currículum lo avalaba: como arzobispo de Concepción, medió en el conflicto entre contratistas y la Celulosa Arauco, que incluyó la muerte de un trabajador forestal en disturbios, y además, encabezó el diálogo con los comuneros mapuches que, en 2010, estaban en huelga de hambre.

Chileno por gracia

En 2006, parlamentarios impulsaron que se le diera la nacionalidad chilena -la misma que ahora se le busca quitar, con un proyecto que se tramita en el Congreso- por su "valiosa y fructífera labor (...) en actividades académicas, públicas y privadas, contribuyendo al progreso de la educación y al desarrollo y formación de los más desposeídos".

Su labor como arzobispo de Concepción llevó a que fuera reconocido como ciudadano ilustre de la ciudad, en 2011. El entonces alcalde, Patricio Kuhn, destacó "su abnegada labor espiritual y social, de diálogo y de preocupación por los más pobres", cuando el concejo municipal trató la materia. La Universidad Católica de la Santísima Concepción nombró "Monseñor Ricardo Ezzati" al inmueble que alberga la rectoría. El año pasado se rebautizó como "Edificio Central".

Legado pastoral

Quienes conocen el funcionamiento interno de la Iglesia aseguran que la herencia de Ezzati es potente. "Le dio mucha fuerza a los consejeros pastorales. Antes, las parroquias prácticamente las gobernaba el puro párroco", afirma Julio Pozo, vocero de Voces Católicas.

Creó la Vicaría para el Clero y eligió a María Francisca San Martín, primera mujer canciller del arzobispado de Santiago. "Hizo una apertura en una arquidiócesis difícil (...) Hay muchas disputas, falta de cohesión, y él logró mantener los equilibrios", señala Pozo, quien dice que los sacerdotes solían comentar que el cardenal "los retaba muy bien. Salían edificados, no apocados".

¿Y en qué momento cambió todo? "El punto de quiebre partió con la filtración de los correos", dice Pozo, quien esboza que, con los años, quien fuera el confesor de Raúl Silva Henríquez se alejó de otros obispos.

"Querido, Señor Cardenal..."

En 2015 se filtró una seguidilla de correos electrónicos privados que Ezzati mantuvo con el cardenal Errázuriz.

La conversación revelaba gestiones para impedir que el sacerdote Felipe Berríos fuera nombrado capellán de La Moneda. También hablaban de evitar que Juan Carlos Cruz, denunciante de Karadima, integrara la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores y expusiera su testimonio, invitado por la Conferencia Episcopal Anglófona.

Ezzati le escribió al cardenal: "Pido también su consejo para ver con quién intervenir en Roma para evitar que ello suceda. Sabemos cuál es la intención del Sr. Cruz hacia usted y la Iglesia de Santiago. Espero que podamos evitar que las mentiras encuentren espacio entre quienes formamos la misma iglesia".

Esta filtración, que la Iglesia calificó como "grave", motivó que el arzobispado presentara una denuncia penal. Las pesquisas, a cargo de la PDI, establecieron que los correos eran verídicos.

Referente en educación

Ezzati destacó por sus aportes en este ámbito y no solo en Chile. En 2003, la Conferencia Interamericana de Educación Católica le dio el reconocimiento "Jesús Maestro", por promover la formación. En 2006, en tanto, integró la Comisión Asesora Presidencial para la Calidad de la Educación, tras la "revolución pingüina".

El rector de la UC, Ignacio Sánchez, destaca que "desarrolló importantes tareas pastorales, con gran presencia en las comunidades de bases y dentro de la juventud, expresando su espíritu de educador, dentro de los salesianos y con la mirada de la figura de don Bosco".

Añade que, en su papel de gran canciller de la UC, el salesiano siempre apoyó los nuevos proyectos académicos y respetó la libertad universitaria.

El año pasado, en entrevista con "El Mercurio", el rector de la Universidad Alberto Hurtado, Eduardo Silva, reconoció su legado en el plantel: "Los seminaristas ya no se forman teológicamente en el seminario, sino en la universidad. Tenemos buenas facultades de Filosofía y Teología. Se lo debemos", planteó.

El inicio de la crisis

Apenas dos meses como arzobispo de Santiago llevaba Ezzati cuando, en 2011, tuvo que anunciar la sentencia del Vaticano contra el expárroco de El Bosque Fernando Karadima. Al año siguiente, en una reunión en Punta de Tralca, aseguró que era "un tema cerrado" para la Iglesia.

En una carta pública, los denunciantes de Karadima -Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo- criticaron que la iglesia "no fue diligente sino hasta el momento en que las víctimas de Karadima tuvimos que exponer nuestros casos públicamente y hacer una acusación ante la justicia chilena, con enormes costos para nuestras vidas". En 2013, el obispo emérito de Rancagua, Alejandro Goic, le envió una carta -que se conoció el año pasado-, manifestándole su inquietud sobre su modo de manejar casos como este: "A veces tengo la impresión, quizás muy subjetiva, de que no compartes los criterios de la Comisión Nacional en estos delicados temas". Hoy la misiva es parte de las indagatorias por encubrimiento que involucran a Ezzati.

Fallida visita

En enero de 2018, el Papa Francisco pasó cuatro días en Chile. Se esperaba que su venida revitalizara la fe y repletara los multitudinarios espacios que se habían preparado para las liturgias públicas. "Esperamos la visita del Santo Padre con mucha confianza, con el corazón muy abierto", dijo Ezzati cuando anunció la visita apostólica.

El saldo que dejó, sin embargo, fue muy distinto. Las largas esperas de los asistentes a las misas, la baja convocatoria, que impactó en Iquique y Temuco, y los dichos del Pontífice sobre el caso de Juan Barros -calificó las denuncias como "calumnias"- , empañaron su paso por Chile y dejaron a los obispos en una posición aún más compleja.

Semanas después, el arzobispo de Malta, Charles J. Scicluna, y el oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Jordi Bertomeu, fueron enviados por Francisco a Chile para ahondar en la situación de Barros. Finalmente, terminaron recibiendo testimonios de distintos casos de abuso, lo que motivó una segunda visita en junio.

Polémico

En distintas oportunidades se le criticó por sus declaraciones y posturas. Una de sus frases más polémicas fue la que usó en el marco del debate por la ley de identidad de género. Cuando se le consultó por el cambio de sexo registral en menores de edad, Ezzati respondió que "no porque a un gato le pongo nombre de perro comienza a ser perro".

Luego debió disculparse por sus palabras. Otro episodio recordado se gestó en torno a su apoyo a la propuesta del obispo Goic de aumentar el sueldo mínimo a $400 mil. El cardenal dijo: "Ese es el sueldo que yo mismo tengo". Sin embargo, sacerdotes como Felipe Berríos pusieron en duda que esto fuera coherente con ciertas comodidades como, por ejemplo, desplazarse en un auto con chofer.

Sus silencios

En julio pasado, el cardenal fue citado a declarar como imputado por encubrimiento de abusos sexuales que habría cometido el excanciller del arzobispado de Santiago Óscar Muñoz Toledo.

El hecho en sí era inédito. En octubre, el cardenal llegó hasta la oficina del fiscal Emiliano Arias, donde se acogió al derecho a guardar silencio.

Un mes después, Ezzati afirmó que "declaré que cuando tuviera los antecedentes por los cuales querían interrogarme, yo lo iba a hacer" y afirmó que colaboraba en las indagatorias.

Ayer, en tanto, se mostró ansioso de declarar. "En el momento oportuno hablaré (...) espero que llegue cuanto antes y por eso le he pedido a mi abogado que fije cuanto antes el día y la hora para poder declarar", señaló.

De la contingencia, a la ausencia

En el primer Tedeum que le tocó encabezar en la Catedral Metropolitana, en 2011, debutó con una homilía marcada por la actualidad. Llamó al diálogo ante las demandas del movimiento estudiantil y recordó a las víctimas de la tragedia en Juan Fernández.

En años posteriores, repitió este enfoque. En 2013 incluyó referencias a los 40 años del golpe militar, y pidió enriquecer la "cultura del encuentro"; mientras que en 2017 criticó la ley del aborto en tres causales.

Fue su último Tedeum. Mientras los cuestionamientos hacia él crecían, el cardenal expresó el año pasado su decisión de restarse. Consideraba "prudente", dijo, no participar. Tampoco estuvo en el último Miércoles de Cenizas.

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