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Enfermedades frecuentes del siglo XXI:

Intolerancia alimentaria, alergia y celiaquía... ¿iguales o distintas?

jueves, 21 de marzo de 2019


Ediciones Especiales
El Mercurio

Consumir alimentos es de primera necesidad, pero en ciertas personas algunos pueden provocar desde simples molestias hasta la muerte, si no se recibe un tratamiento oportuno.



Se estima que el número de personas que sienten molestias cuando consumen ciertos alimentos se ha incrementado en las últimas décadas y continúa dicha tendencia. El origen específico de esas molestias es diverso y es necesario diagnosticarlo con precisión, ya que no solo sus causas son diferentes sino que también su tratamiento. 

En ese sentido, hay quienes determinan como auto tratamiento el eliminar la fuente de alimentación que provoca el problema. 

Al respecto, la doctora Magdalena Araya, de la Unidad de Nutrición Humana del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta), de la Universidad de Chile, opina que "es fácil suprimir muchos alimentos para evitar las molestias sin mayor esfuerzo, pero mantener una dieta restrictiva a lo largo del tiempo tiene riesgos que debieran evitarse", indica.

Por lo mismo, es necesario acudir al médico especialista que se relacione con la manifestación principal de la molestia. Por ejemplo, si el problema alimentario causa prurito, se acude al dermatólogo. Y al pediatra, si afecta a niños.

Lo cierto es que los tratamientos logran favorables resultados y mejoran la calidad de vida de los pacientes. "Estos cuadros tienen en común que necesitan eliminar de la dieta alimentos específicos para responder bien al tratamiento. Hasta ahí su parecido", afirma la Dra. Araya.

Diferencias

El término intolerancia se usa frecuentemente para aludir a síntomas que aparecen de manera insistente en relación al comer, pero en los que no se logra identificar qué es lo que hace mal y no se llega a un diagnóstico preciso. "Las intolerancias más frecuentes se tratan de deficiencias enzimáticas que impiden digerir de manera adecuada algún hidrato de carbono; la más conocida es la intolerancia a la lactosa", resalta la doctora.

En tanto, respecto de las alergias provocadas por alimentos, la experta del Inta señala que "hay múltiples teorías que tratan de explicar por qué estas han aumentado, algunas de ellas son que el sistema inmunológico está respondiendo de manera distinta a los hábitos alimentarios de hoy, o bien que los alimentos ultra procesados son los responsables de inducir las alergias. En ellas los síntomas que se observan tienen como base una reacción del sistema inmune, que es el sistema de defensa del organismo. Lo esperado es que este sistema no reaccione ante componentes de la dieta, es lo que llama "tolerancia oral".

"En la alergia, se rompe la tolerancia y un componente de la dieta se vuelve capaz de activar la respuesta inmune. Una característica de las alergias es que generalmente reaccionamos ante una proteína externa que viene del ambiente. Otra característica, especialmente frecuente en el niño, es que pueden desaparecer en el tiempo y aparecer sensibilización a nuevos alimentos", explica Araya.

La enfermedad celíaca, en cambio, es un cuadro que tiene un componente genético significativo. Está mediada por el sistema inmune, pero a diferencia de las alergias, dura toda la vida y tiene manifestaciones de autoinmunidad; es decir, la persona genera reacciones inmunes contra su propio cuerpo. Un buen tratamiento con dieta sin gluten hace que la persona se haga asintomática, pero la enfermedad no se cura, solo desaparecen los síntomas.

Tratamientos

A la persona intolerante a la lactosa, la Dra. Araya de la Unidad de Nutrición Humana del Inta aconseja averiguar la intensidad de su deficiencia enzimática y determinar hasta qué punto logra consumir lactosa sin sentir molestias. "Por ejemplo, algunas podrán tomar un café pequeño o un plato de puré de papas con algo de leche, pero no un flan o un vaso de leche batida con fruta. La lactosa que consuma no tiene otro efecto que el de producir o no las molestias digestivas", dice.

A quien sufra una alergia alimentaria, recomienda eliminar por completo de su dieta el producto que la provoca. "Si es un respondedor rápido (que tiene riesgo vital), es fundamental no exponerse ni siquiera a trazas (muy pequeñas cantidades). En el caso de ser alérgico a la leche, la reacción la provoca alguna de las proteínas de la leche y no sus azúcares", advierte.

Y si se trata de una persona celíaca, subraya que la eliminación del gluten de la dieta no es hasta el nivel de trazas, sino hasta que quede por debajo del punto de corte aceptado, que en Chile es 5 ppm (miligramos por kilogramo de producto). "La dieta sin gluten es muy efectiva en la mayoría de los casos. Debe ser permanente y para toda la vida, ya que la enfermedad no se cura", insiste la especialista del Inta, junto con dar a conocer que "durante la última década se ha descrito una nueva condición: la Sensibilidad No Celíaca al Gluten, caracterizada por mantener negativos los exámenes que diagnostican enfermedad celíaca o alergia, pero que no obstante tienen una respuesta clara a la presencia o ausencia de gluten en la dieta".

Existe hoy día, además, un sector creciente de población sana que decide eliminar el gluten sin tener una diagnóstico que lo justifique. Aunque aparentemente esto puede parecer una moda inocua que busca mantener una dieta más saludable, la evidencia demuestra cada día con mayor claridad que la dieta sin gluten tiene efectos nutricionales y metabólicos perjudiciales. El desafío es aprender a comer de manera saludable, evitando el sobrepeso, la obesidad y, al mismo tiempo, los riesgos de las dietas restrictivas.

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