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Estados Unidos, China y Rusia están en la carrera:

La preparación de nuevas misiones a Marte, Venus y la Luna avanza rápidamente

jueves, 21 de marzo de 2019

RICHARD GARCÍA y AGENCIAS
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

No solo se están diseñando y probando nuevos equipos, sino que además se desarrollan simulaciones de permanencia en el ambiente marciano y lunar.



En un cuarto estéril del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, un grupo de ingenieros supervisa desde hace dos semanas el comportamiento de cada uno de los componentes de la futura Mision Mars 2020, que llegará al cráter Jezero del planeta rojo el 18 de febrero de 2021.

Las simulaciones incluyen el descenso controlado del rover de poco más de mil kilos de peso. "Fue nuestra primera oportunidad de ensayar el software con el que vamos a volar en 2020 junto con los componentes reales de la nave que viajará a Marte y asegurarnos de que no solo funcionan como se esperaba, sino que además interactúan entre sí según lo planeado", dijo al término de uno de los ensayos Heather Bottom, ingeniera de sistemas de la misión.

Mars 2020 será el primer vehículo que busque efectivamente evidencia directa de vida en Marte desde 1976, cuando la Viking One realizó un controversial experimento que no pudo comprobar su presencia. "Desde que Curiosity se poso en Marte, su hermano gemelo ya estaba en planes, destaca el ingeniero Mauricio Henríquez, responsable del laboratorio de estudios espaciales de la U. Austral.

"Ambos comparten chasís y sistema de tracción, aunque con un importante numero de mejoras tras ver los problemas que tuvo el primero con sus ruedas en suelo marciano. Sin embargo, la carga científica que lleva Mars 2020 es totalmente distinta y bastante compleja, por lo demás", dice.

En esta oportunidad, el rover no se desplazará en solitario por los suelos del planeta rojo, sino que será acompañado por un pequeño helicóptero explorador.

"Nunca antes se había hecho volar un vehículo más pesado que el aire dentro de la delgada atmósfera de Marte", dijo Susan Gorton, miembro del proyecto.

Este primer helicóptero de Marte servirá como un demostrador de tecnología que, si tiene éxito, permitirá a futuros científicos explorar de forma remota la superficie del planeta.

Sin comunicación

No solo se están probando tecnologías. En el desierto de Utah (Estados Unidos), un equipo de seis personas ha desarrollado durante dos semanas una nueva simulación de lo que sería una misión en Marte de igual duración. El equipo de la Mars Society ha llevado a cabo varios proyectos, entre los que se encontraban distintas observaciones astronómicas, estudios sobre la producción de alimentos y de técnicas de navegación para actividades extravehiculares. Todo ello sin comunicación alguna con el exterior, salvo con el control de misión.

Algo similar se está realizando en Rusia, pero como si estuvieran en la órbita lunar. Tres hombres y tres mujeres han iniciado un experimento en un hábitat sellado del Instituto de Problemas Biomédicos de Moscú.

El experimento SIRIUS-19 comenzó el martes y se prolongará durante 122 días, con un programa que incluye diferentes experimentos médicos y psicológicos, así como la operación del complejo orbital y hasta un alunizaje simulado.

En paralelo, representantes de la NASA confirmaron esta semana durante la Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria, que se desarrolla en Texas, que la agencia planea una misión tripulada a la Luna hacia 2028, pero antes enviará vehículos exploradores. El primero viajaría en 2023, adelantó Steve Clark, administrador asociado adjunto para la exploración. "Estamos tratando de llevar un rover tan pronto como sea posible". Su objetivo será estudiar compuestos volátiles como el agua.

Además, la NASA y Roscosmos, la agencia espacial rusa, anunciaron que completaron el diseño de su misión conjunta Venera D, cuyo objetivo es estudiar la atmósfera y la superficie del inhóspito planeta Venus. Esta incluirá un orbitador y la nave de aterrizaje, que serán de fabricación rusa.

El aterrizador tendrá una pequeña estación científica de la NASA de alta resistencia que continuará funcionando durante 60 días terrestres después de que el aterrizador deje de funcionar, lo que ocurrirá tres horas tras el aterrizaje, debido a que la temperatura en el planeta llega a los 500 grados centígrados.

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