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Renato Garín, solo y contra todos

sábado, 16 de marzo de 2019

Por Arturo Galarce Fotos Felipe Vargas
Entrevista
El Mercurio

En su primera entrevista tras su renuncia a Revolución Democrática, el diputado profundiza en su distancia con Giorgio Jackson, en el desdén de su generación y, a su juicio, en las malas decisiones de miembros de su expartido. "Yo duermo poco, me enojo, todo lo que quieras, pero jamás me juntaría con un terrorista asesino de un senador".



Es miércoles . 27 de febrero. El diputado Renato Garín aún no renuncia a Revolución Democrática, pero su decisión ya está tomada. Viste short , camisa blanca y hawaianas de cuero mientras se sienta en un restorán de Las Condes, a pocas cuadras del departamento en calle Asturias, propiedad de su padre, y que Garín utiliza durante sus estadías en Santiago desde tercer año de universidad.

-Están tratando de que no me vaya -dice, posando una servilleta sobre sus rodillas.

-¿Se comunicaron contigo?

-No. Hablan con la gente que me rodea. Han hecho gestiones para convencerme. Yo tampoco quiero dañar al partido, pero llega un punto en el que dices, ¿qué estoy ganando? ¿Cuál es la diferencia entre estar en la bancada del Frente Amplio y estar en la minibancada de RD? ¿Qué es realmente lo que gano?

Renato Garín tiene 33 años. Es diputado por el Distrito 14, que comprende las comunas de Alhué, Buin, Calera de Tango, Curacaví, El Monte, Isla de Maipo, María Pinto, Melipilla, Padre Hurtado, Paine, Peñaflor, San Bernardo, San Pedro y Talagante. Su historial académico habla por sí solo: es abogado de la Universidad de Chile, estuvo de intercambio en la Universidad de Yale, tiene un magíster en Periodismo Escrito de la Universidad Católica y El Mercurio , un máster en Derecho de la Universidad de Nueva York y fue seleccionado como alumno de postgrado en el Magíster Juris de la Universidad de Oxford, en Inglaterra.

Es autor de tres libros: Después de la República. Para un republicanismo del siglo XXI (2010), El lobby feroz. Y la sociedad de las influencias (2016), y La fronda (2017).

Su historial político y laboral, en cambio, le ha significado críticas: trabajó como asesor jurídico en el Departamento de Estudios del primer gobierno de Sebastián Piñera. Colaboró con el movimiento político Red Liberal, asesorando a su fundador y candidato en las primarias de 2012 por la alcaldía de Providencia, Cristóbal Bellolio. Y en 2013, recomendado por el mismo Bellolio, formó parte del equipo de asesores durante la campaña de primarias del economista Andrés Velasco.

-Nunca he militado en otro partido aparte de Revolución Democrática -responderá más tarde Garín cuando se le exponga la sensación colectiva entre los que lo vieron pasar por La Moneda, Red Liberal y Fuerza Pública: que, al final, Renato se va.

Para largarse de RD, dice ahora, tiene una buena lista de motivos.

El camino de un némesis

Renato Garín González cuenta que nació en Melipilla. Que es hijo de Marco Antonio Garín Reyes, un comerciante melipillano que vivió parte de la dictadura exiliado en Uruguay y Argentina, y de María Isabel González Miranda, extrabajadora de la fábrica de zapatos Soinca Bata y posterior dueña de casa. Pero que es, por sobre todas las cosas, nieto de Hilda Reyes, su abuela paterna, una abogada de la U. de Chile y jueza de policía local de Melipilla, reconocida en la comuna y fallecida en 2003.

-Gracias a mi abuela pude tener una educación clasicista -dice Garín, comiendo un pedazo de congrio a la parrilla en el restorán de Las Condes-. Supe gracias a ella lo que es el Renacimiento, la música clásica. Recibí clases de piano. Mi abuela tenía una biblioteca espectacular para Melipilla. Estaba Tolstói, Chéjov, Shakespeare, García Márquez completo.

En primero básico, recuerda su excompañero Pedro Villar, Garín llegó a su cumpleaños con humita. Era una rareza. Su mamá, explica Pedro, lo bautizó como el "viejo chico", y no solo por la manera de vestir, sino también porque con los años, ya sin humita, acostumbraba a enfrascarse en conversaciones con los adultos mientras sus compañeros jugaban.

Era, recuerdan sus excompañeros del colegio Marambio de Melipilla, un tipo intenso. De buenas notas, pero al mismo tiempo incitador de bromas y del debate con los profesores. De vez en cuando, recuerda Fernando Iturrieta, hoy jefe de producción en un criadero de chanchos en Mallarauco, Garín explotaba. "Se enojaba", dice. "Cuando perdía el control, cuando no podía ganar una discusión, explotaba, pero sin llegar a los golpes. También le molestaba que la persona con la que discutía se desviara. Como que exigía que estuvieran a su nivel de discusión".

Cuando dio la PSU, Garín sabía que no tenía mayor opción.

-Tenía que estudiar derecho en la Chile -afirma-. Cualquier otra cosa era un fracaso. La idea de mi abuela era que ahí uno se educa de otra manera. Que ahí agarrái otro lugar mental. Haberlo logrado fue mi primer triunfo personal.

Durante los primeros dos años, Garín viajaba de Melipilla a Santiago para asistir a clases. El choque sociocultural, dice, fue importante.

-Me costó mucho comprender las redes de la élite, por qué cuando éramos todos mechones había algunos que se conocían de antes -relata el diputado-. Empecé a cachar quiénes eran del Grange, de la Alianza Francesa, del Saint George. Fue un mundo distinto que me despertó cierto resentimiento.

El año 2006, cuenta, su papá compró el departamento de calle Asturias, en Las Condes. Ese año, al mismo tiempo que se convertía, según sus propias palabras, en uno de los tres mejores alumnos de la generación, comenzó a asistir a asambleas donde compartió con personajes como Gabriel Boric. En 2007, dice, formó parte del grupo que buscaba sacar al decano de la universidad, Roberto Nahum. El final de ese proceso, en el que se mantuvo en segundo plano detrás de las vocerías concentradas en Boric y compañía, explotó el año 2009, con una toma de la escuela que duró 40 días. Al terminar, asegura Garín, vio que toda la dedicación y costo personal no le habían servido de nada. Distinto, cree, fue el caso de Boric.

-Se produjo una especie de enamoramiento de la prensa con él -explica-. Él leyó la posibilidad y yo mucho más tarde entendí que el objetivo no era la escuela. El objetivo era la FECH.

-¿Te molestó ver a Gabriel Boric capitalizando ese protagonismo?

-Me dio mucha rabia. Te lo reconozco desde el corazón. Sentí mucha rabia hacia Gabriel por lo que pasó. Siento que él usó la escuela como un trampolín. La escuela era una excusa más de ascenso político.

Para Miguel Orellana Benado, doctor en Filosofía y supervisor de la tesis de Garín en la Universidad de Chile, en cambio, los anhelos de su pupilo no se alejaban mucho a los de Boric. "Yo creo que Renato pertenece a la minoría de nuestros estudiantes que cuando llegan acá ya tienen claro que sus intereses no solo son personales, familiares, sino también intereses de una proyección nacional", dice Orellana. "Yo creo que en el caso de él eso estaba muy claro. Él siempre tuvo intereses diversos, pero una clara orientación a lo público".

El deambular del némesis

Año 2009. Renato Garín recuerda que estaba en su casa en Melipilla, echado en su cama, cuando sonó el celular. El llamado era del abogado Ignacio Rivadeneira, quien era el asesor más cercano de Sebastián Piñera y hombre a cargo de diseñar el contenido de la campaña para el entonces candidato presidencial. Ignacio y Renato Garín se habían conocido cuando ambos compartieron una ayudantía en la U. de Chile. "Siempre me llamó la atención que era una persona con inquietud intelectual", recuerda Rivadeneira. "Era un gran lector, muy agudo en sus análisis jurídicos y teóricos, establecimos una gran relación académica".

Para la campaña de Piñera, Ignacio Rivadeneira conformó un equipo de intelectuales jóvenes que colaboraron en la construcción del relato de la campaña. En ese equipo confluyeron Daniel Mansuy, Hugo Herrera, Pablo Ortúzar, Axel Káiser, Alejandro San Francisco, Jacinto Gorosabel y Garín. "Nos juntábamos los viernes a las 7:30 AM y debatíamos todo los temas de la campaña. Renato mostró un compromiso relevante. Colaboró harto. Trabajó mucho conmigo y también con la Mané Piñera", cuenta Rivadeneira. "Después que ganamos la elección, el grupo se disolvió. Algunos volvieron a sus actividades académicas, y otros se integraron al equipo nuestro".

Renato Garín se incorporó como asesor jurídico. Tenía un escritorio propio en el segundo piso de La Moneda.

-Imagínate la contradicción que era para mí -dice Garín, tomando una taza de té verde en el restorán-. Nunca he sido de derecha, pese a que después de esto se arma todo un mito. Esto fue una pega. Y la pasé bastante bien. Por un lado era interesante ir a La Moneda, conocer al Presidente, discutir con él. Además, Piñera me abrió las puertas. Yo era un pendejo. Y a los 22 años, ver cómo te trata el Presidente. O sea, me legitimó con todo el mundo. A Piñera le gustan los niños 7, porque él lo fue también. Entonces, cuando vio que yo era tan buen alumno, conectó conmigo.

-¿Por quién votaste en esas elecciones?

-Por Marco Enríquez-Ominami. Se lo dije al Presidente y me contestó: "Todos aquí votaron por mí. Agradezco que alguien que no es parte del proyecto sea capaz de criticar lealmente".

-Pudiste compartir con él. ¿Cómo es Sebastián Piñera de cerca?

-Piñera es un niño. O sea, cuando tú rascas y rascas, encuentras un niño que busca llamar la atención, que busca ser querido, y a mí me impactó mucho el tema de los tics. Me sorprendían mucho estos lapsus linguae que tenía, combinado con los tics.

-Se ha dicho que saliste mal de ese lugar.

-No me echaron. Tampoco me fui. Con Piñera la relación fue buena, pero con su entorno fue muy difícil. Con Hinzpeter, con la María Luisa Brahm. Con ellos teníamos diferencias, pensaban que era un comunista. Pero nunca fue a gritos. El entorno de Piñera estaba todo el tiempo tratando de ganárselo, de caerle bien. Pero como yo era un cabro medio nihilista, ni ahí con todo, le decía: "Presidente, esto está mal". "Gracias por decírmelo", me respondía. Empatizó conmigo y eso generó celos hacia mí. Ignacio siempre me protegió.

El trabajo de Renato Garín en el Departamento de Estudios de Piñera fue por casi dos meses y recibió menos de 800 mil pesos. Su tarea anterior, durante la campaña, explica Ignacio Rivadeneira, no fue una labor remunerada. Durante esos meses, Rivadeneira reparó en algo: le pareció que Garín estaba en búsqueda del proyecto político que lo interpretara. En ese deambular, Garín contestó el llamado del movimiento Red Liberal.

"Lo encontraba seco", dice el abogado, doctor en Filosofía y uno de los fundadores de Red Liberal, Cristóbal Bellolio. "En 2011 me ofrecen ser candidato en Providencia y trajimos a Renato. Fue mi segundo de abordo. Durante los pocos meses que duró esa campaña, fue leal, colaborador. Yo descansaba mucho en él".

Para ese entonces, Garín ya había cursado un magíster en Periodismo. Su familia y su círculo jurídico, dice, lo trataron de loco, pero según él lo hizo con dos objetivos claros:

-Uno era acercarme a la literatura. Y lo otro es que la gran lección que había sacado de la toma es que pese a todas las peleas, el principio estructural es que los medios de comunicación eran los que mandaban. Y mientras más cerca estás de los medios, mientras más los conoces, mejor te va a ir, hagas lo que hagas.

-¿Gabriel Boric entendió eso antes que tú?

-Es parte de su talento. Es un gran lector de la opinión pública y por eso me sorprende y me molesta tanto estas estupideces que hace. Ese no es el Boric que yo conocí. Ahora perdió eso, probablemente para siempre. Pero hubo un momento en que hacía todos los goles.

-¿Por qué decidiste participar en Red Liberal?

-Por una exigencia de hacer más cosas. Me meto con Cristóbal, ahí conozco a Giorgio Jackson. Cristóbal iba derecho a ser alcalde. Era liberal, popular en los medios. Pero Josefa Errázuriz ganó la primaria. A los cuatro días ella me llama y me dice que quiere que sea el encargado de contenidos, que tenga un rol en el comando y ahí se arma una mesa política. Somos convocados Jackson y yo en nombre de la candidatura de Cristóbal, y armamos un bloque para hacerle el contrapunto a los partidos tradicionales. Terminamos ganando. Me voy a celebrar a la casa de la Pepa.

-¿Cómo se lo tomó Cristóbal?

-Quedó muy dañado. Nunca se recuperó del todo. Sigue con el mismo rollo. Yo le reproché muchas cosas y nos distanciamos. Siento que Cristóbal dejó botada la campaña. O sea, se dedicó a la bohemia. Pasaba metido en un bar que estaba ahí por Pedro de Valdivia, uno que tenía unas casetas telefónicas rojas. Y ahí no se ganaban los votos. Mientras yo y otro grupo repartíamos volantes por los edificios, Cristóbal se dedicaba a la bohemia.

-En ese período conociste más a Giorgio Jackson. ¿Intelectualmente había un respeto mutuo?

-Yo percibí desde un comienzo que le faltaba formación en humanidades. Que él era más intuición que formación. Que el canon intelectual que uno sigue en derecho, en filosofía o en historia, él no lo tenía. Porque era ingeniero y porque tenía una distancia con la intelectualidad. No nos hicimos amigos, pero comenzó una buena onda. Empezamos a vernos en carretes. Empezaron los joteos con las minas.

Garín ya había recibido la beca Fulbright que le permitiría cursar un magíster en Nueva York. Fue un hito, dice: un tapabocas para todos los que ningunearon sus inquietudes periodísticas. Estaba de regreso. Sin embargo, Cristóbal Bellolio lo llamó otra vez. Ahora, para que juntos apoyaran la candidatura a primarias del economista Andrés Velasco y su movimiento Fuerza Pública. Su tarea: ser el sparring del exministro de Hacienda de Michelle Bachelet.

-Cómo lo arrastré por el suelo -dice Garín-. Yo no solo estudio los temas. Estudio a la gente, que es algo muy del periodismo. Quién es su mamá, quién es su papá, dónde vivió, qué estudió, qué negocio tiene su papá. A Velasco lo saqué así. Estudié su vocabulario, vocabulario reducido, un economista más bien cuadrado. Me leí sus novelas, como el hoyo sus novelas, puros lugares comunes. Él no me conocía. Era un simple sparring . Perdió los dos debates conmigo.

En junio de 2013, Garín partió a Estados Unidos a cursar su magíster en Leyes en la Universidad de Nueva York. Desde allá, en 2014, se enteró de la explosión del caso Penta.

-Me fui de ese movimiento por eso -aclara-. Obvio que no iba a ser de la mejor forma. Ellos decidieron minimizar el hecho del almuerzo de Velasco con los Penta.

Ese año se mudó a Oxford. Dos años después, dice, y cuando estaba pronto a iniciar un doctorado, sus objetivos se definieron: según él, tras una conversación con Boris Johnson, el ideólogo del Brexit, en casa de su tutor, el profesor Paul Craig, supo que tenía que regresar a Melipilla.

-Nos juntamos en la casa de Paul Craig y sus ocho tutoriados -afirma-. Y era Boris Johnson el invitado. Líder del Brexit. Estaba en campaña para que hubiera referéndum. Paul se fue a dormir y nos dejó con el resto, y yo me quedé hablando con Boris hasta las 7, 8 de la mañana. Lo fui a dejar después al tren de vuelta a Londres y me dijo: "Tú tienes que dedicarte a la política". Yo le dije: "Boris, el Brexit va a ser un desastre. Salirse de la UE va a ser imposible, cómo negocian después".

-Entiendo que esa conversación te confirmó que tenías que volver a Chile. Pero estando allá, ¿no te provocaba algo ver cómo se disparaban las figuras de Boric y Jackson? ¿Y tú, con toda esa preparación, quedándote fuera del mapa político?

-Eso es. Yo que fui a todas mis clases, yo que fui a la universidad a estudiar, no a armar marchas ni a tomarme la escuela. Cacha lo egótico: si mi generación va a llegar al poder, yo soy indispensable. ¡Si estos no tienen otro como yo! ¡No tienen a nadie que les vaya a poder redactar las hue... que les puedo hacer yo! Claro, una cosa muy egótica. Después confirmé que era cierto. Pero hay un asunto de competencia generacional. ¿Qué prefiero yo? ¿Hacer un doctorado o ir a competir a Santiago con ellos?

El ataque del némesis

-¡Enorme Ter Stegen!

Renato Garín está dentro del Sport Bar, en Apoquindo. No fuma, no consume marihuana. Solo toma cerveza, dice, pero durante años no bebió nada de alcohol producto de un reflujo esofágico que sufrió tras una neurosis infantil: culpa a la autoexigencia, a la disciplina, a la falta de sueño.

Mientras mira el partido del Barcelona contra el Real Madrid, habla sobre su llegada a Melipilla después de Oxford.

-Llegué en 2015. Sin exagerar, fui el sujeto más famoso del pueblo. Me saludaron unas 500 personas. Iba al mall y la gente me pedía fotos. Fui portada del diario. Entonces ahí digo: si voy de candidato no voy a arrasar, pero voy a estar entre los primeros. Nadie va a dudar de mis capacidades.

Ese mismo año debutó como analista de actualidad y política, e incluso de fútbol, en el programa del entonces conductor de radio La Clave, Nicolás Copano. Según él, fue todo una estrategia: poco a poco, dice, se convirtió en un personaje pop . Tiempo después fue a las oficinas de RD para inscribirse como militante. Lo hizo ahí, dice, porque entre todos los nuevos partidos, RD le parecía el menos radical.

-Llegué y estaba Miguel Crispi afuera tocando guitarra -recuerda Garín-. Le dije: "Vengo a firmar".

En noviembre de 2017, fue elegido diputado con casi 12 mil votos. Una vez dentro del partido, dice que se sintió utilizado. Que se convirtió, sobre todo en los primeros meses, "en el asesor legislativo de toda la bancada".

-Yo sufro -dice Garín-. Abrí la puerta para que se aprovechen de mí. Soy un tonto útil. Como todos dicen que soy tan seco, termino haciendo todas las hue..., revisando todos los documentos por el desdén que encontré hacia la parte jurídica.

-¿Desdén? ¿Qué tipo de desdén?

-Desdén en el plano legislativo. Tiene que ver con la generación. Cuando tu objetivo no es ganar, sino que es tensionar, poner un punto, visibilizar, que es todo ese lenguaje generacional, pierdes de vista tu estrategia para ganar. Entonces, tus indicaciones no son para ganar, sino que, en el fondo, son para ponerle una raya moral al otro y decirle: yo estoy aquí y tú estás allá. Nosotros somos culpables un poco de un tensionamiento excesivo, de estar todo el tiempo exigiéndole, reprochándole, regañando a la DC, a los radicales, al PC, al PS, sin pensar que hay que ser más estratégico y buscar la redacción de la indicación que me permita, por ejemplo, que Matías Walker esté de acuerdo conmigo. Pero si llega la Maite Orsini con la Cata Pérez y le dicen: "Matías, es impresentable, es inmoral que ustedes voten en contra de esto". ¿Qué crees que hace el Matías Walker? Va a votar en contra.

-Esos acercamientos tuyos a parlamentarios de otros sectores, ¿cómo eran vistos por el partido?

-Cuando yo me junto con Santelices antes de la acusación constitucional fue un escándalo. Y solo le fui a explicar que lo que estaban haciendo era un error. ¿Y después la Maite se junta con Palma Salamanca y no dicen nada? ¿Es más grave juntarse con un ministro de Estado a conversar un asunto grave que ir a juntarse con un terrorista en París? Y no hay que olvidar más encima que Maite le negó al partido y a la bancada que había estado en esa reunión. ¡Y después!, cuando estaba cerrado el episodio, a pito de nada se da el gustito de decir: "A mí no me consta que Palma Salamanca sea culpable de asesinato". Después sale la entrevista a Palma Salamanca y resulta que los deja offside . Los dos a la izquierda de Palma Salamanca.

Según Garín, RD pasó a ser un fin en sí mismo. Que esa es una de las razones por las que se va: que es un partido que por quererse mucho a sí mismo se extravió de los cambios que propone. Que peligrosamente, dice, se han convertido en responsables de allanar el camino a figuras extremas como José Antonio Kast.

-RD no hace más que hablar de RD. Y el FA no hace más que hablar del FA. Hay una desconexión con el Chile muy potente. En parte, y también por Piñera, nosotros somos responsables de José Antonio Kast. Hay un hastío hacia nuestra interpretación del progresismo, que es moralista, que es aleccionadora, que tiende a ofenderse con todo, que es adanista, que cree que la historia comienza con nosotros. Perdona el ejemplo pedestre, pero está a la mano: Jani Dueñas es la humorista que todo Providencia con Netflix, tomando Starbucks, quisiera escuchar. Y Dino Gordillo es todo lo que Providencia rechaza. ¿Y quién triunfa? Dino Gordillo. ¿Y quién fracasa? Jani Dueñas.

-¿Se desconectaron del Chile real?

-Empezamos a ser unos pendejos que andan viajando, que estamos con los viáticos, con los departamentos en Valparaíso, que los asesores, que los choferes, que los almuerzos. Una vida burguesa, elitista, oligarca que yo rechazo. Yo vivo aquí porque mi papá tiene un departamento aquí. Si no, viviría en el centro. Ando con chalas. Esta camisa es la misma que ocupé ayer. Mis vacaciones son en Melipilla. No estoy en la onda liberal burguesa de disfrutar de la vida y aprovechar la existencia. Esto de pasarla bien, a este nivel de cag... que tenemos. Entiendo más a los que dicen: voy a tener guagua, me voy a casar, estoy muy solo, hago familia. Pero los otros.... ¡Deberíamos estar estudiando! ¡Porque nos puede tocar ganar! Cuando estamos en el Congreso andan en Valparaíso en la noche. Llegan pasados a copete.

-¿Estás hablando de gente de tu bancada? ¿De RD?

-Claro. El hue... por el hue... Y a la vez trasladar la decisión política a la terraza. Sacarla del núcleo de la política y llevarla precocinada al Congreso. Cambiaron el canapé por las piscolas, y la cocina por la terraza. Yo soy el más excluido de esos carretes. Cada vez que hay que argumentar, me dejan afuera y llegan con las hue... cocinadas.

Tanto Gabriel Boric como Giorgio Jackson fueron contactados por "Sábado"; sin embargo, ambos declinaron participar en este artículo.

El exilio

En junio del año pasado, Garín recibió una acusación por una supuesta agresión verbal a dos compañeras de RD: las CORE Sofía Valenzuela y Paola Chávez. Ambos casos fueron tomados por el Tribunal Supremo de Revolución Democrática, al igual que el más bullado de todos, ocurrido en noviembre de 2018: una supuesta agresión a uno de los asesores de la diputada Catalina Pérez, que hoy asume como presidenta del partido.

Según comunicó RD, en aquella oportunidad Garín habría encarado al asesor en uno de los pasillos del Congreso, acorralándolo contra una pared y recriminándole a gritos un supuesto complot en su contra: conversaciones por WhatsApp en las que el asesor habría manifestado la idea de expulsarlo del partido. Según RD, esos mensajes nunca existieron. Según Garín, sí. La denuncia se hizo además ante la Comisión de Ética de la Cámara, desde donde aseguran que sigue siendo revisada. Garín dice que la investigación está frenada hace cuatro meses. Las otras dos denuncias quedarán archivadas en el tribunal interno de RD, que solo opera para militantes.

En diciembre del año pasado, Garín publicó un mensaje en su cuenta de Instagram donde relacionaba sus episodios de agresividad con una razón médica. Según él, sus malos hábitos de sueño elevan su producción de cortisol, y este a su vez es el responsable de sus estados de estrés y de ira.

Es lunes. El diputado posa para las fotos que acompañan este artículo. Parado sobre el pasto de una cancha de fútbol, bajo el sol del mediodía, con la mirada fija en el lente, pregunta:

-¿Y cómo te ha ido con las fuentes para el artículo?

-Hay personas que tienen temor de criticarte con nombre y apellido.

-¿En serio?

-Sí.

-Quizá creen que los voy a ir a amenazar con una escopeta.

-¿Por qué tienen ese temor?

-No sé. Yo no los llamaría para decirles nada si dijeran algo que no me gusta. Creo que hay algo de temor cuando uno es diputado. La gente agarra un temor reverencial. Una distancia. Ya no es hablar de un futbolista, no es hablar de un artista, ni de un hue... de la tele, sino que estás hablando de alguien que tiene poder.

"Se le cuestiona que tiene mal carácter", dice el abogado socialista Cristóbal Osorio, excompañero de Garín en la Escuela de Derecho. "Que, como se dice popularmente, se le escapa la moto. Bueno, eso es porque Renato tiene un carácter especial, no es alguien simple, las cosas no le han resultado tan fácilmente y debe tener un cierto apego a lo que ha logrado. En eso hay que ser comprensivo".

Sobre si es un farreo para Revolución Democrática la partida de Garín, Osorio cree que sí. "Es un farreo. Es un tipo inteligente, con estudios en el extranjero. Si él está loco y logró todo eso, por favor díganme cómo me vuelvo loco para lograr eso. Es absurdo, una persona que estudió afuera, que viene de Melipilla, que se pega las pestañas por escribir libros. Claramente se lo están farreando. ¿Cuántos libros tiene la gente del Frente Amplio?".

Nicolás Copano, su amigo y excompañero radial, piensa igual: "El problema del FA es que no dudan", dice. "Hay que dudar un poco y Renato introduce la duda permanente, tal vez de la manera menos ortodoxa. Creo que su salida es lamentable para RD, porque siempre está bien que haya un... mira, los gringos tienen un termino para esto: un frenemy (amigo/enemigo). Lo van a terminar necesitando".

Garín, en cambio, sabe que no hay vuelta atrás.

-¿Qué costos va a tener para ti esta salida?

-Grandes. Primero, sobre mi imagen.

-¿Cómo crees que te van a mostrar?

-Como un tipo inestable, como un hue... loco. A mí me encantaría que Giorgio mostrara sus patologías, que es sanito, ¿o se le cae el pelo porque sí? ¿La Maite? Vamos todos a un psicólogo. Ya, yo duermo poco, me enojo, todo lo que quieras, pero jamás me juntaría con un terrorista asesino de un senador. Eso es locura. Locura es decir que es inocente siendo que él mismo dice que es culpable. ¡Eso es locura!

-¿Te van a mostrar como alguien violento?

-Puede ser. Pero yo creo que no hay cancha. Porque me necesitan. No tienen otro como yo en la bancada. Lo prudente de mi parte, ahora, es guardarme un rato. Lo que sí espero es que si Giorgio me quiere enfrentar, me enfrente directamente, porque con la Javiera Parada y Mayol fue muy oblicuo. Pero no lo va a hacer, porque eso es hacerme crecer a mí. El némesis de Giorgio Jackson y Gabriel Boric.

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