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Las metodologías ideadas por startups están siendo usadas por otros organismos:

Innovación social en Chile vive fase de maduración y se prepara para nuevos desafíos

lunes, 11 de marzo de 2019

Pablo Tirado
Innovación
El Mercurio

Tras una época marcada por el auge de iniciativas de alta connotación, hoy se está frente a un escenario donde apuesta es por potenciar vínculos con las empresas y la sociedad.



Un cambio de ciclo es el que está viviendo la innovación social en el país. Así lo creen diversos actores del ecosistema local, quienes explican que tras una época en la que la innovación social chilena vivió una explosión -con el arribo de proyectos como Algramo,TriCiclos y Late!-, hoy en día incuba una nueva revolución. "Entiendo que puede existir una percepción de que hoy hay menos innovación social que antes, pero no comparto ese diagnóstico. El ecosistema de innovación social ha dado un paso más, porque al final si traducimos esto a líderes, a pioneros que están empujando la tendencia y a sus propuestas, actualmente hay muchos más emprendedores e innovadores sociales e instituciones que están haciéndolo", dice Sebastián Gatica, director del Laboratorio de Innovación Social CoLab UC.

Añade que, a la fecha, el logro más relevante del movimiento de la innovación social es que las ideas y los modelos de negocios con "propósito" dejaron de ser algo periférico, para instalarse en el debate central, tanto social como empresarial. "Hoy día las empresas grandes están en eso, se están redefiniendo en torno al propósito. Esa es una tremenda contribución que tiene a muchos de los emprendedores o consultores ayudando a las empresas a hacer esa pega", dice.

En una senda similar, Matías Rojas, gerente general de Socialab, dice que a su juicio el ecosistema local vive un proceso de "maduración y nivelación de expectativas". "Si bien la inversión en I+D en Chile no ha tenido cambios significativos, creo que estamos viviendo un proceso en el que podemos empezar a exigir a las innovaciones resultados, como el aumento del Ebitda en las empresas, con un aumento en el bienestar social a partir del impacto generado por una innovación, o mejoras en procesos en las organizaciones y nuevas formas de relacionarnos como sociedad", explica, agregando que Chile tiene la posibilidad y debe de ser pionero en la "tangibilización" de los resultados de las innovaciones.

Con respecto a eso mismo, asegura que es posible que una compañía que provenga del mundo de la innovación social logre la rentabilidad económica. "Desde nuestro trabajo con startups , vemos que cada vez más las soluciones propuestas se enmarcan en empresas sociales, con las exigencias de rentabilidad y accountability de cualquier pyme. Por otro lado, en nuestro trabajo con empresas, vemos que las innovaciones sociales que implementan (que vienen desde dentro o fuera de las empresas) tienen como mínimo el cálculo del potencial Ebitda del proyecto implementado y el Capex necesario para realizarlo", plantea.

Para Carlos Varela, de la Dirección de Emprendimiento y Responsabilidad Pública de la UDD, una de las claves para que las innovaciones sociales logren mantenerse en el tiempo más allá de las subvenciones es "no tener miedo de hablar de rentabilidad". "Hay una cierta cultura de que al hablar de rentabilidad, hay personas que le toman distancia a este tipo de eventuales negocios. Yo creo que eso se puede mejorar y que la política pública puede avanzar en esto (...). Dentro de eso también hay que hacer la separación de lo que es la rentabilidad y la sustentabilidad. Es decir, que también hay negocios que yo puedo no necesariamente hacer rentables, pero sí hacerlos sustentables", apunta.

Movimientos en el ecosistema social

Además del auge de iniciativas como los contratos de impacto social que está impulsando el Gobierno o las inversiones que está realizando el fondo FIS Ameris, el ecosistema de innovación social chileno ha tenido también otros cambios en el último tiempo. El año pasado, por ejemplo, la UDD decidió aglutinar su estrategia de innovación social bajo el paraguas de su Dirección de Emprendimiento y Responsabilidad Pública, dejando en standby su Instituto de Innovación Social.

Por otro lado, la Corfo puso fin a su SSAF-Social, un subsidio que permitía el desarrollo de aceleradoras e incubadoras que apoyaban emprendimientos sociales. Esto para dar paso a Huella, programa que apoya emprendimientos innovadores que busquen resolver problemas sociales y/o ambientales que se basa en la metodología de Start-Up Chile. "Como se cortaron esos fondos que eran fundamentales para la incubación, estamos viendo cómo podemos seguir adelante para continuar innovando y con un apoyo que es muy necesario", dice Sebastián Gatica.

NO MÁS SSAF-SOCIAL
Con la idea de apoyar a los emprendimientos que busquen un impacto social o medioambiental, la Corfo creó el programa Huella, que reemplaza al anterior SSAF-Social.

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