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Un reconocido productor de la plaza local, cuenta que a estas alturas generalmente tiene la agenda copada para organizar eventos de fin de año de grandes empresas, que reúnen cerca de 3 mil personas. Pero este año las cosas serán distintas. El último mes, ya le han cancelado hasta seis celebraciones.
El inminente traspaso de la crisis financiera a la economía real, ha provocado que las empresas cuiden sus presupuestos al punto de abaratar al máximo sus costos, y por eso, muchos trabajadores se quedarán sin fiestas de fin de año.
Los bancos y las constructoras son los que más están reduciendo sus gastos en el ítem, dice este organizador de eventos.
Agrega que incluso algunas empresas han preferido pagar el costo de suspender este tipo de compromisos, los cuales en años "normales" pueden llegar a costar en total hasta $150 millones para las compañías más grandes del país.
Los productores de eventos que conversaron con "El Mercurio" concuerdan en que las empresas están pidiendo los "planes básicos" para realizar estas míticas celebraciones que reúnen a todos los empleados, gerentes y jefes de las compañías. En particular, las empresas se están restringiendo en los números artísticos. "Si la planilla artística (en años anteriores) era un "ballet interactivo", un humorista, un artista y la orquesta, optan por sacar el artista y dejar solamente el humorista, o sacar el animador y poner a alguien de la empresa", dice Pablo Coopman, gerente de Pablo Coopman Producciones.
En la misma línea, Bruno Toselli, productor general de Toselli Comunicaciones, dice que varias empresas están buscando alternativas, como reemplazar animadores conocidos por actores, o usar dobles de cantantes famosos como Shakira o Chayanne, quienes cobran alrededor de $200 mil la noche.
De hecho, otros han reducido su repertorio de artistas. Si el año pasado, Víctor Díaz, dueño de "Eventos Díaz", ocupaba unos 10 por evento, ahora sólo trabaja con dos o tres. Incluso algunos clientes le han pedido que ofrezca sólo un baile, sin animación ni nada extra.
La mayoría dice que los artistas de este tipo de eventos tendrán que bajar sus costos, de lo contrario las empresas buscarán alternativas más baratas.
Eso no es todo. Hasta las comidas se han visto afectadas. Si en la cena del año pasado hubo filete, a lo mejor este 2008 se optará por una pechuga de pavo, agrega Coopman.
Otras empresas están prefiriendo alternativas que cuesten la mitad, o derechamente algunos han optado por parrilladas, colaciones o completadas, según comenta Toselli.
El lugar de los eventos también importa a la hora de reducir el presupuesto, pues los productores dicen que la tendencia es elegir ubicaciones más baratas. Si bien en temporadas pasadas las fiestas de fin de año se hacían en lugares externos, con decoración, música, artistas y orquestas, hoy, se opta por realizarlas en el mismo lugar de trabajo, poniendo carpas en terrazas o jardines. Así lo asegura Jasmín Silva, gerente de operaciones y finanzas de la empresa "Buen Detalle".
Paralelamente, las fechas de lugares exclusivos se han ido ampliando, dice Bruno Toselli.
Es decir, si antes estaban concentradas en unas dos semanas, ahora han cedido y abierto la disponibilidad de fechas para el mes de diciembre.
Las peticiones por rebajar los costos de los eventos aumentan día a día
Las empresas de menor tamaño estarían anulando más eventos que las grandes, las que han optado sólo por abaratar los costos, afirman productores. Es lo que le ocurre a Bruno Toselli, a quien en los últimos tres meses, cinco compañías de menor tamaño le han cancelado sus eventos de fin de año, buscando otras alternativas, como por ejemplo, paseos o regalos. Mientras, unas siete empresas grandes le han pedido abaratar sus costos. El mismo Toselli agrega que hace unos dos o tres meses, los clientes, "de lleno te dicen que necesitan cosas más económicas".
En un escenario parecido se encuentra Víctor Díaz: al menos unas cinco compañías le han pedido que baje los gastos de 2007, y algunas le han solicitado que reduzca sus costos hasta el 50%. Por su parte, Jasmín Valdés estima que venderá un 30% menos y resume la situación que vive diciendo que las empresas "ya no están tirando toda la carne a la parrilla".