Fondos Mutuos
El sonido de los 480 caballos de fuerza del motor del Ferrari F430 retumba en uno de los pabellones de la décima versión del Salón Internacional del Automóvil de Santiago, y todos los fanáticos y curiosos corren hasta la cerca de vidrio que lo rodea. Quieren inmortalizar el momento con sus cámaras y celulares. Pero quien presiona el acelerador de una de las máximas atracciones de la muestra no es cualquier asistente, sino Alejandro Schmauk, director comercial de la exposición y uno de los hombres más "tuerca" del país, según los entendidos. Y es que cuando se recorre la exhibición con el ex piloto y consultor de la industria, no hay ninguna marca que se niegue a pasarle las llaves.
Pero lo que no ha pisado el "pelado" Schmauk -como lo llaman en el circuito- es el freno. Junto a Horta Producciones, Chilevisión y AMC -el consorcio que produce el salón de París y Buenos Aires-, han pasado las últimas noches casi en vela -"ellos más que yo", insiste- supervisando el armado de los stands, tras 20 días de montaje del galpón de US$ 3 millones, en el que participaron más de 4 mil operarios. Pero eso no es todo: 40 camiones se necesitaron para trasladar la estructura de 12.800 metros cuadrados, que fue encargada en abril a Alemania.
Luego de recorrer una superficie un 30% más grande que la versión anterior para que todo ande sobre ruedas, nuestro anfitrión cuenta más de 400 modelos de autos -que van de US$ 6 mil a US$ 300 mil -, 50 marcas y 100 lanzamientos. "Este es el salón más grande en la historia de Chile y de los más diversos del mundo", dice. Su costo superó los US$ 50 millones.
Hasta un auto bañado en chocolate se puede encontrar en la muestra perfectamente climatizada, donde hay de todo, menos señales de crisis. Y es que los contratos de las marcas con la dueña del salón, la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC), fueron cerrados en marzo y los proyectos de arquitectura firmados en agosto, cuando nadie podía aventurar las turbulencias financieras del último mes."El salón refleja lo que era el sector boyante y empujador que había al menos hasta septiembre, pero no lo que puede ser el futuro", afirma Schmauk. Pero al mismo tiempo tranquiliza diciendo que "la industria está acostumbrada a estos ciclos".
Carrera de las marcas
El bingo por la ubicación dejó a algunas automotoras más contentas que otras. Todas las marcas del mercado chileno participaron por distintas categorías de espacio -entre ellas 14 chinas-, menos la BMW que no se hizo presente en esta versión.
La Peugeot está contenta porque su apuesta por el galpón nuevo y su stand de mil 100 metros cuadrados permite lucir -entre otros- su deportivo 907, que según muchos es el auto conceptual más llamativo de la muestra. Y aunque Schmauk confiesa que le fascinan todos los deportivos de la exhibición, sus ojos reflejan la satisfacción que siente al sentarse tras el volante de este auto único en su tipo que viene llegando en avión desde el Salón de París.
Un poco más se demoró en llegar el Ferrari: cuarenta y cinco días en barco, luego de haber sido encargado con dos años de antelación para estar en la muestra. El modelo será vendido después y su valor comercial bordearía los US$ 200 mil. Y tanto ha gustado el F430, que la Ferrari tuvo que pedir dos guardias extras para contener al público que se agolpó a verlo el día jueves.
Pero luego de sentir el cuero del volante en sus manos, Schmauk contesta su celular. "Aquí estamos al pie del cañón", se le escucha decir mientras recorría los pabellones el día miércoles, la jornada en que se lanzó el evento a la prensa. Es la sexta vez que le suena su teléfono en menos de una hora por mil detalles: desde chequear la visita del ministro Andrés Velasco a la inauguración, hasta conseguirse un auto antiguo para la noche.
Pero Schmauk no siempre hace el recorrido solo. El viernes le tocó pasear por la muestra a una de las principales estrellas del salón: el campeón mundial en motociclismo y Freestyle Chris Pfeiffer, quien está sorprendidísimo con la muestra: "it"s huge!" -¡Es enorme!-, afirma. La organización había querido traerlo para el evento del año pasado, pero su agenda estaba copada, por lo que esta vez lo llamaron en marzo "y cerramos de inmediato", dice Alejandro.
Hasta el 2 de noviembre tiene el salón para superar la meta de 2006: 140 mil visitas y US$ 1 millón por recaudación de entradas. Y ¿cómo será el Salón de 2010 con los años difíciles que se vienen?: "Al menos debería ser equivalente al actual en dimensiones, porque vamos a estar entrando de nuevo a un ciclo de crecimiento", aventura Schmauk. Mientras tanto, el valor de la entrada es $4.500 de lunes a viernes, y $6.500 los fines de semana. Pero, ojo: hoy está cerrado por las elecciones.
"El hombre más tuerca de Chile"
Desde que indagaba en los tractores de su abuela cuando niño, prácticamente no hay nada que Alejandro Schmauk no haya hecho en la industria de los autos: desde estudiar ingeniería civil mecánica hasta correr como piloto semiprofesional: "Siempre quise llevar la teoría a la práctica", cuenta.
También se ha destacado en el lado empresarial. Primero siendo importador de marcas, para luego ser socio del proyecto que trajo LADA a Chile, terminando con la sobre- valoración de los autos usados, recuerda el ex piloto.
Hasta el 2000 fue concesionario de varias marcas, y hoy es un reconocido consultor dentro de la industria, que no sólo coproduce el Salón del Automóvil por cuarta vez, sino que además escribe columnas deportivas para "El Mercurio".
En paralelo, desde hace 25 años tiene los derechos de Fórmula 1 y conduce el programa, que se transmitió primero por TVN y hace cinco años por Chilevisión.