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La mujer está ganando terreno en la ciencia, y cada vez más rápido

viernes, 08 de marzo de 2019

Lorena Guzmán H.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Aunque aún falta mucho por hacer, científicas creen que la visibilización de las múltiples brechas que hay en el área ha fomentado cambios y mayor conciencia del problema en el país.



"Si la película Mujeres Ocultas no se hubiera hecho, nadie se habría enterado del aporte de las matemáticas que trabajaron en la NASA", dice Cecilia Hidalgo, presidenta de la Academia Chilena de Ciencias y Premio Nacional de Ciencias. "Lo que se debe hacer es destacar más las contribuciones que han hecho las mujeres a la ciencia", agrega.

Hace pocos años, el mundo de los laboratorios y la academia nunca imaginó el gran remezón que está viviendo. Si bien las mujeres siempre han estado subrepresentadas en todos los niveles -solo a modo de ejemplo, Donna Strickland, investigadora de la U. de Waterloo, Canadá, se convirtió el año pasado en la tercera mujer en ganar el Nobel de Física en la historia del premio-, eso está cambiando lentamente, pero en forma constante.

Impulso insuficiente

Si se quiere hablar del avance de la mujer en la ciencia, depende de cuán atrás se mire, dice Manuela Zoccali, académica del Instituto de Astrofísica UC y subdirectora del Instituto Milenio de Astrofísica (MAS). "Hace cien años, la mayoría de las universidades no admitían mujeres, ahí sí hemos mejorado. Sin embargo, aún se mantienen brechas importantes", continúa. Si bien en los últimos cinco o diez años el problema se ha empezado a visibilizar mucho más, "varios estudios estiman que si seguimos con este ritmo vamos a necesitar muchas decenas de años antes de poder cerrar la brecha", agrega.

"Es interesante el experimento que estamos viviendo", dice Cecilia Hidalgo. Hoy, prácticamente hay paridad de hombres y mujeres en el ingreso a doctorados en STEM (áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). "Vamos a ver qué pasa con esa gente y si las oportunidades se van a repartir o se va a perpetuar la pirámide donde solo el 20 o 25% de los cargos en la academia, de directores o encargados de proyecto, son mujeres", dice.

"Hemos avanzado, pero aún falta mucho", coincide Andrea Paula Lima, investigadora del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) de la Universidad de Chile. Cuando ella llegó al país desde Brasil, en 2008, lo hizo porque se había ganado un Fondecyt. "Yo venía con un segundo hijo y en ese entonces las investigadoras posdoctorales no tenían derecho a pre y posnatal", recuerda. Ahora sí.

Pero a medida que se van ganando pequeñas batallas, también vienen responsabilidades, dice la investigadora. "Las mujeres tenemos que asumir trabajos nuevos. Algunas no están acostumbradas o dispuestas a tomar decisiones, pero eso tiene que cambiar. Y esto es tarea tanto de mujeres como de hombres", opina.

En ese sentido, y aunque el problema se haya visibilizado, aún falta dar pasos más concretos. "Se ha promovido la disminución de la brecha de género en la academia, pero en general es voluntario", dice Karen Castillo, investigadora del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso. "Lo que hace falta son políticas que originen cambios estructurales profundos", continúa.

Varios -hombres y mujeres por igual- perciben como ofensivo abrir accesos reservados para ellas con el objetivo de emparejar los números rápidamente, agrega Manuela Zoccali. "Pero como existen sesgos importantes en contra de las mujeres desde la niñez, es imposible llegar y comparar el curriculum de ambos de una manera justa", opina. Hoy, la ventaja es necesaria.

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