Que pidan la salida de Maduro

sábado, 23 de febrero de 2019

Opinión
El Mercurio

Señor Director:

Sería valioso que José Miguel Insulza, Juan Gabriel Valdés, Mariano Fernández, Heraldo Muñoz y todos los excancilleres de Chile pidieran sin ambigüedades la salida de Nicolás Maduro del poder que usurpa en Venezuela. Eso es lo esencial para que ese país, metódicamente destruido por el chavismo, pueda iniciar una transición democrática. Podrán criticar esto o lo otro a la línea seguida por el Gobierno junto a la mayoría de los países de la región, pero en lo sustancial esa línea ha buscado alentar la recuperación de las libertades en Venezuela.

Insulza objetó el viaje de Piñera a Cúcuta por no estar acorde con la política exterior de Chile y tener fines de política interna. ¿Y qué política exterior sugiere él frente a las dictaduras? ¿Qué le parece la permanencia de una camarilla corrupta en Venezuela, condenada por la OEA, y que hoy "se sostiene exclusivamente en el poder de las bayonetas", como ha dicho un socialdemócrata cabal como Felipe González?

Los cálculos de política interna están presentes, sin duda, en lo que hacen tanto el Gobierno como la oposición, pero lo medular es ayudar a que Venezuela tenga elecciones libres y empiece a reconstruir sus instituciones, la economía y las bases de una sociedad abierta. Eso incluye el esfuerzo por lograr que llegue la ayuda humanitaria a los venezolanos.

Heraldo Muñoz dijo que Chile se ha centrado en los gestos simbólicos, "en vez de promover vía diplomática una salida democrática pactada". Suena extravagante la apelación a una vía diplomática para tratar con Maduro, Diosdado Cabello y el embajador cubano en Caracas.

La crisis venezolana plantea un test de consecuencia respecto de la primacía de la democracia sobre la dictadura, más allá de cualquier careta ideológica. Por lo tanto, hay que hablar claro para contribuir al cambio político pacífico en Venezuela. En ello se juega la coherencia de todas las fuerzas políticas, pero sobre todo las de centroizquierda, que por desgracia todavía parecen sugestionadas por la creencia de que las dictaduras de izquierda merecen indulgencia.

Sergio Muñoz Riveros