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Psicólogas estadounidenses analizaron el tema en niños de 4 a 9 años:

Sutiles cambios en el lenguaje aumentan el interés y el compromiso de las niñas con la ciencia

domingo, 10 de febrero de 2019

C. González
Educación
El Mercurio

La forma en la que se las invita a hacer ciencia puede ayudar a disminuir la disparidad de género en este campo del conocimiento.



Invitar a las niñas a "hacer ciencia", más que decirles que "sean científicas", las lleva a mostrar una mayor persistencia y motivación en las actividades del área. Según un estudio realizado por investigadores de las universidades de Nueva York y Princeton, en Estados Unidos, esta sutil diferencia lingüística puede ser útil para reducir la disparidad de género en torno a la ciencia.

"El lenguaje que les pide a los niños que 'sean científicos' hace que los menores piensen que deben ser un tipo de persona para tener éxito en la ciencia. En contraste, invitarlos a 'hacer ciencia', describe la ciencia como acciones, que todas las personas pueden aprender a hacer", explica a "El Mercurio" Marjorie Rhodes, profesora asociada del Departamento de Psicología de la U. de Nueva York y autora principal del estudio.

"Estudiamos este tema porque las raíces de las disparidades de género en la ciencia se afianzan en la primera infancia, y queríamos identificar aspectos modificables del entorno infantil para apoyar el interés y el compromiso de las niñas con la ciencia", agrega.

Según la investigadora, si los padres y educadores desean alentar a las niñas en la ciencia, "deberían hacerlo utilizando un lenguaje que enfatice la ciencia como una actividad en lugar de una identidad".

Rhodes y su colega Sarah-Jane Leslie, de la U. de Princeton, observaron que los mensajes que los niños reciben a menudo a través de programas de televisión se centran en la identidad en lugar de la acción cuando se trata de ciencia.

Por ejemplo, en un análisis de programas populares de televisión infantiles de 2017, descubrieron que se refieren a los científicos como un tipo de persona más a menudo que a la ciencia como una actividad que las personas hacen. En otras palabras, "estos programas están perdiendo la oportunidad de usar un lenguaje que sea más efectivo para alentar a las niñas en la ciencia", dicen las autoras, cuyo trabajo fue publicado en la revista Psychological Science.

Las investigadoras, además, realizaron cuatro estudios con niñas y niños de 4 a 9 años de edad. Los menores recibieron una introducción a la ciencia que la describía como una identidad ("¡Seamos científicos!", "Los científicos exploran el mundo y descubren cosas nuevas!"), o como una acción ("¡Hagamos ciencia!", "Hacer ciencia significa explorar el mundo y descubrir nuevas cosas").

Luego se les pidió a las niñas y niños que completaran un nuevo juego de ciencia diseñado para ilustrar el método científico. La persistencia se midió por el tiempo que siguieron jugando este juego.

En particular, las niñas a las que se les pidió inicialmente "hacer ciencia" mostraron más interés en el juego que aquellas a las que se les pidió que fueran "científicas".

Por el contrario, los efectos del lenguaje para los varones fueron más variables. Por ejemplo, uno de sus estudios encontró que los niños menores de 5 años mostraron una mayor persistencia cuando el lenguaje estaba orientado a la acción, mientras que los mayores de 5 años mostraron niveles más altos de persistencia cuando el lenguaje estaba orientado a la identidad.

En general, dice Rhodes, estos hallazgos sugieren que el lenguaje centrado en la identidad puede socavar el interés en algunos niños a medida que adquieren nuevas habilidades, especialmente cuando los estereotipos culturales llevan a los niños -y, en especial, a las niñas- a cuestionar si tienen las habilidades o aptitudes para ello.

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