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Estudio de la Academia Chilena de Medicina

Control del embarazo y enfermedades infecciosas: las dos consultas de salud más comunes entre los inmigrantes

domingo, 10 de febrero de 2019

C. González
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Aunque en general se trata de población joven y sana, la pobreza y hacinamiento en los que algunos viven juegan en contra de su bienestar. Expertos enfatizan en la necesidad de mejorar la información sobre los derechos y acceso a atención médica.



El aumento de inmigrantes en Chile en los últimos años ha tenido un impacto en diferentes áreas, en donde el acceso a servicios y atención de salud es un factor relevante. Si bien estudios previos muestran que se trata de una población que reporta menos problemas de salud -lo que pudiera estar asociado a que se trata de gente más joven y a que quienes migran son las personas más sanas-, aún la información sobre el tema es limitada.

Con el fin de aportar en esa línea, la Academia Chilena de Medicina elaboró un estudio para analizar cuáles son los principales problemas que aquejan a esta población y sus motivos de consulta, así como las dificultades que los rodean al momento de buscar ayuda.

"Había sospecha de que significan una carga fuerte al sector salud, pero el problema en conjunto no es tan grave, aunque falta medir el impacto de esas atenciones", explica el doctor Rodolfo Armas, presidente de la academia.

Apenas el 1% de las consultas en el sistema público de salud en 2018 fueron hechas por inmigrantes, según datos del Ministerio de Salud (ver recuadro).

De ellas, al igual que en la población general, uno de los principales motivos de atención e ingreso hospitalario es por control del embarazo y partos. Eucaris Luna (39) es venezolana y al mes de llegar a vivir a Antofagasta supo que estaba embarazada. "Por sugerencias de amigos, con mi hermana nos acercamos a un consultorio para registrar a mi sobrina. Ahí nos informaron que también podíamos acceder a atención de salud".

Hoy tiene ocho meses de embarazo, pero de alto riesgo, por un problema inmunitario que años atrás le causó tres pérdidas. "Además de la presión de emigrar, estaba muy asustada. Pero la atención que he recibido ha sido muy buena y he podido avanzar en mi embarazo".

A diferencia de Eucaris, una situación que preocupa a los especialistas es que aún hay embarazadas inmigrantes que, por razones culturales, inician sus controles tardíamente, cuenta Valeria Sánchez, matrona del Cesfam Padre Vicente Irarrázaval, en Estación Central. Junto con Santiago forman parte del Servicio de Salud Metropolitano Central y son las comunas que concentran la mayor cantidad de atenciones a inmigrantes.

"Hace un año era común ver a usuarias con edad gestacional avanzada, pero cada vez están llegando antes", agrega. Esto las beneficia, ya que es común que algunas pacientes, sobre todo las de origen haitiano, tengan patologías asociadas, como diabetes e hipertensión, que complican el embarazo.

Raymonde Osse (31) llegó hace dos años desde Haití. Hoy tiene 32 semanas de gestación y espera a su segundo hijo. "A veces he sentido algunas molestias, pero los controles aquí me ayudan mucho". Aunque no le costó aprender español, reconoce que eso dificulta el acceso de otras madres.

Para facilitar esa labor, se han instalado facilitadores interculturales y lingüísticos: hasta mayo de 2018, había 88 de estos funcionarios en la red de servicios de salud del país. Asimismo, desde 2015 se han realizado clases de creole a funcionarios de salud.

La iniciativa ha sido útil, considerando que en algunas maternidades, como la del Hospital San Borja Arriarán, el 70% de los partos realizados el año pasado correspondió a mujeres extranjeras (un tercio eran haitianas).

Junto con aumentar la conciencia sobre la importancia de los controles obstétricos, también creció la consulta por métodos anticonceptivos y la atención de los niños: hace algunos años se comprobó que pasaban seis meses entre que llegaban y recibían una primera consulta médica. "Es importante que accedan a los programas de inmunización y nutrición, que han hecho que Chile tenga tan buenos indicadores de salud", dice el doctor Armas.

Vulnerabilidad

La vulnerabilidad asociada a la pobreza, el hacinamiento y la falta de acceso a los servicios de salud aumenta el riesgo de enfermedades en los inmigrantes. Según datos publicados en el estudio, el hacinamiento entre los años 2011 y 2015 bajó de 13,3% a 6,7% entre los chilenos, pero se mantuvo en alrededor del 20% para los extranjeros.

Y aunque es improbable que los inmigrantes introduzcan patologías infectocontagiosas, Armas precisa que hay dos enfermedades infecciosas que son preocupantes por su mayor frecuencia en los países de origen.

Una de ellas es la tuberculosis: el 12,5% de los pacientes reportados en Chile en 2016 fueron extranjeros. "Muchos de los países de donde provienen los migrantes tienen tasas hasta diez veces mayor que la chilena y con virus más resistentes", comenta el doctor Marcelo Wolff, infectólogo de la U. de Chile y del Hospital San Borja Arriarán.

Algo similar ocurre con el VIH. El 20% de los casos confirmados por el Instituto de Salud Pública en 2017 correspondieron a extranjeros avecindados en el país, y se estima que la cifra subió a cerca del 35% en 2018.

"Hay una sobrerrepresentación de casos en población migrante. De ahí surgen dos situaciones, gente que ha llegado al país en busca de tratamiento gratuito, y personas que no consultan por temor", dice Wolff, quien plantea que es necesario generar estrategias más específicas para este grupo, "que no atemoricen ni discriminen".

Según los expertos, a los migrantes provenientes de países con altas tasas de enfermedades transmisibles de importancia epidemiológica, se debe ofrecer una evaluación de salud para diagnosticar e iniciar oportunamente las terapias necesarias.

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