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Caso entra en etapa decisiva con creación de nuevo equipo de la PDI:

Investigación sobre adopciones irregulares suma miles de nuevos casos

domingo, 10 de febrero de 2019

Andrés López
Reportajes
El Mercurio

Ministro Mario Carroza investiga el envió de niños al extranjero entre 1970 y 1999. Se identificaron cinco congregaciones de religiosas ligadas a estos procesos. Uno de esos casos es el de Alejandro Quezada (39), que fue llevado a Holanda luego que a su madre le indicaron que había muerto.



"Andaba por la primera vez en el colegio, tenía cuatro años. En prekínder supe que mi piel era de otro color y en ese momento surgieron las primeras preguntas. ¿Por qué soy diferente? En Holanda, mis padres siempre me dijeron que era de otro país, que yo había llegado allí por adopción porque mi mamá no podía estar conmigo, no tenía los recursos".

La frase forma parte del testimonio que dio a "El Mercurio" Alejandro Quezada (39), su identidad en Chile, o Iván de Boer, su nombre en Holanda. Uno de los cerca de 8 mil casos que están siendo actualmente investigados por el ministro Mario Carroza en la causa sobre adopciones irregulares de niños chilenos en el extranjero entre 1970 y 1999. Este año el proceso entró en una etapa decisiva. Por, al menos, dos razones. La primera es que, según un informe del tribunal realizado este año, se estima que habría un aumento de casi el doble de casos que deben ser indagados: miles de fichas que aún deben ser revisadas, las que fueron incautadas en hogares de congregaciones religiosas, casas de captadores de niños, asistentes sociales y fundaciones extranjeras a las que eran remitidos los lactantes para ser adoptados por extranjeros.

"A fin de contextualizar la situación actual de la investigación, es posible dar cuenta que a esta fecha, han sido puesto a disposición de este tribunal alrededor de ocho mil registros de niños que salieron del país con fines de adopción en el extranjero, entre 1970 y 1999 principalmente. Sin perjuicio de lo anterior, una proyección responsable de la cantidad de registros que pudiesen ser obtenidos a futuro, dicha cifra podría aumentar considerablemente a más del doble", señala el informe de estado de avance realizado el 4 de febrero de 2019 por la asistente social y abogada María Cecilia Erazo, perito de la Corte de Apelaciones de Santiago que trabaja junto a Carroza en el caso. En este equipo también trabaja el comisario de la PDI Fernando Hernández, quien desde hace años está a cargo de indagar este tipo de hechos y ha participado en las diligencias que ha realizado el magistrado. Y, según algunos cálculos, existe una estimación preliminar respecto a que los casos podrían crecer exponencialmente.

"Podríamos llegar a una cifra así de 20 mil niños. Ahora, lo que hay que ver es que si ellos salieron de forma irregular o no, porque tampoco sería correcto que todos salieron irregularmente sino que lo importante es establecer con meridiana claridad si salieron de manera irregular, con documentos que no eran correctos", señaló el ministro de la Corte de Apelaciones, Mario Carroza. Es por esto que se formó un grupo especial de la PDI, en el que participarán detectives especializados en ubicar personas, y se enfocarán en sintetizar los miles de casos, así como también buscar a quienes colaboraron en la salida de los menores de Chile. La primera fase del proceso se enfocó en ubicar a los menores y sus familias. Cientos de testimonios están en el expediente, lo que se logró con un trabajo del magistrado y varias organizaciones chilenas que entregaron pistas para dar con los colaboradores de estas adopciones irregulares y el posible destino de los niños. Estas son Nos Buscamos, Hijos y Madres del Silencio y Chilean Adoptees Worldwide, fundada por Alejandro Quezada. Además, se presentaron cerca de 300 denuncias.

Nuevas diligencias

Ahora, el equipo especial y Carroza irán en búsqueda de las personas vinculadas a estas adopciones irregulares. En esta arista indagan distintos juzgados de menores que durante esos años autorizaron la salida de los niños, donde han declarado funcionarios judiciales y magistrados. También aparecen mencionadas congregaciones religiosas vinculadas a centros que en su mayoría estaban en el sur.

De acuerdo a antecedentes que forman parte del expediente, se han identificado al menos cinco congregaciones de religiosas que estarían presuntamente ligadas a centros en que se detectaron las adopciones indagadas. Algunas de estas son la Congregación del Buen Pastor, vinculado a tres hogares en Concepción y Rancagua; Congregación Hermanas de la Santa Cruz, mencionada por un hogar en La Unión, Temuco; Congregación Hijas de Jesús, indagada por un caso de adopción detectado en EE.UU.; y la Congregación de hermanas mercedarias francesas, por situaciones presuntamente ocurridas en los hogares de niñas Madre Teresa Bacq en Concepción y el Hogar San Ramón Nonato en Curicó. Además, salen mencionadas al menos 14 religiosas y dos sacerdotes ligados a estos casos.

"Se incautan 25 archivadores con antecedentes de 'adopciones internacionales' realizadas a través del Padre Alceste Piergiovanni, director del Instituto Chileno de Colonias y Campamentos, conocido como el Hogar de La Quinta de Tilcoco de aproximadamente 390 niños. Además, serán entregados voluntariamente antecedentes del Hogar San Ramón Nonato de Curicó que serán puestos a disposición del Tribunal, desconociéndose la cantidad de niñas consignadas", indica un informe realizado en el tribunal, en septiembre de 2018. De acuerdo a la investigación, en el caso de Quinta de Tilcoco, el destino de los menores habría sido Italia. De ese país, dos personas que fueron adoptadas en la localidad de Cerdeña viajaron a Chile a dar su testimonio. Una forma de verificar sospechas respecto de la adopción, de acuerdo a fuentes del caso, fue colocar parte de los nombres ubicados en fichas y contrastarlas con los archivos del Registro Civil y del Servel. Ahí encontraron que la cédula de identidad de algunas personas tenían una fotografía de cuando eran recién nacidos y cientos estaban vinculadas a direcciones de los centros.

En el caso de Alejandro Quezada, su salida de Chile estuvo vinculada a una religiosa.

Falsa muerte

Mientras estaba en el colegio en Holanda, Quezada cuenta que a medida que fue creciendo, también creció su necesidad de saber sobre sus orígenes. Relata que desde los 13 a los 17 años tuvo un "problema grande con la búsqueda de mi identidad y nadie podía aguantar la situación". Viajó a Chile a los 17 años con sus padres adoptivos: fue recibido por la religiosa que lo envió al extranjero y supo de su madre, pero no logró conocer su versión. Él no hablaba español. Pasaron los años y aprendió el idioma. Quería preguntarle a su madre biológica por qué lo había dejado.

"En 2010 pude entender qué quería decir siempre mi mamá. Me dijo que nunca me quiso dejar, ni darme en adopción. Fuimos separados porque le dijeron que yo había muerto. En esa época yo tenía treinta años de edad y el mundo se cae. Porque cuando uno tiene un documento que dice que fuiste adoptado porque tu madre quería dejarte de forma voluntaria, es algo que va a ser una parte de tu identidad, de tu historia", dice.

La conversación entre ambos continuó y los detalles -que ya fueron entregados al juez- fueron revelándose así, como su historia, esa que buscó por años. "Yo nací en el campo, en la casa y como mi mamá perdió mucha sangre tenía que ir al hospital. Eran 25 kilómetros de caminata. En el Hospital de Paillaco, en Los Ríos, había una monja, la misma vinculada a mi adopción. Entonces, en la noche se supone que mi piel se puso súper amarilla y tenía que ser llevado a otra parte del recinto. Al día siguiente, cuando mi madre tenía el permiso para irse a la casa, me fue a buscar, pero le dijeron 'no, señorita, tu hijo ya no está'. Ella les contestó que me escuchaba llorar. Ahí le replicaron 'no, su hijo ya no está, murió durante la noche'", señala Quezada.

Prosigue: "Mi madre preguntó sobre mi cuerpo. La respuesta fue: 'Está en la fosa común'. Ella fue diecisiete años al cementerio durante mi cumpleaños".

La religiosa está siendo indaga actualmente y su lugar de residencia sería Holanda. En 1995, de acuerdo a la indagación, habría inscrito en Chile una fundación holandesa que ella representa, vinculada a menores de edad.

"Lo más difícil -concluye- es que no he podido registrar mis hijos aquí. A mí me sacaron del país de forma irregular, la adopción fue solamente hecha en Holanda. Tengo dos identidades. Entonces, cuando vengo a Chile con el certificado de nacimiento de mis niños, con otro nombre, como su papá, dado que no hay un vínculo, no pueden comprobar que esa persona soy yo (...) No tienen salud, no tienen nada. Mi señora, mis hijos y yo volveremos a Holanda. Al final se ve que la adopción irregular afecta a tres generaciones: la de mi mamá, la mía y de mis hijos, que no pueden obtener nada porque no son hijos míos en Chile".

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