martes, 05 de febrero de 2019
Economía y Negocios Online
Manola Sánchez Directora de empresas
Una encuesta de McKinsey entre ejecutivos identificó que sólo un 28% de los ejecutivos creía que el proceso de toma de decisiones estratégicas en su compañía era bueno.
Una de las razones que se esgrime es las decisiones que se toman generalmente están sesgadas por quienes las toman. Esto por varias razones: por tener un grupo de personas que piensan muy parecido, por no estar dispuestos a discutirle o contradecir a sus superiores, o por no evaluarlas en base a datos y análisis objetivos y tomarlas por instinto, por jerarquía o en base a la confianza que se presenta en el plan (con tendencia a minimizar los riesgos).
¿Que se puede hacer para eliminar parte de este sesgo? Otro estudio mostró que el proceso de cómo se toman las decisiones importa aún más que el análisis per se; es decir, sólo un buen análisis no va a traer la respuesta correcta, sino que es importante un proceso objetivo que pueda incorporar opiniones de distinta gente y asi extraer el “bias” que el jefe o el equipo puedan tener.
Qué es lo que tienen que evitar las empresas, sobre todo en Chile:
• Pensamiento en “silos”, en la que cada área defienda sus proyectos (porque son de su área).
• Evitar que el jefe imponga su visión porque sí, sin basarse en datos y análisis fundamentados con contribución de distintas areas.
• Exceso de confianza en los proyectos que se presentan, donde generalmente se sobreestima lo positivo y subestiman los riesgos.
• Información sesgada por un par de experiencias recientes, o simplemente porque existe la creencia que funciona así, sobre todo en un mundo en que las reglas del juego están en constante cambio.
Para poder alcanzar un buen proceso de toma de decisiones estratégicas, es necesario despersonalizarlas, que exista la posibilidad de discusión, se establezca un clima de confianza en que se pueda plantear opiniones y visiones diversas, y por último, que exista diversidad de experiencias en quienes toman deciden.
