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Ensayo sobre el sentido del sinsentido:

El profundo pesimismo de un filósofo chileno

martes, 05 de febrero de 2019

Juan Rodríguez M.
Cultura
El Mercurio

Ya que la vida es sufrimiento, piensa Ignacio Moya, lo mejor es callar. Es lo que propone en su libro "Pesimismo profundo", editado por Libros de Mentira.



En ese mundo ficticio pero real de la mitología griega, un gran sabio, Sileno, le dijo al rey Midas que lo mejor para un ser humano es no nacer y que, si nace, lo mejor es morir pronto. Debe ser el más claro resumen de la filosofía pesimista, esa que cree que la vida es dolor, y cuyo máximo exponente es el alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860). Una tradición a la que ahora se suma un chileno.

"Primero sufrimos", así comienza "Pesimismo profundo" (Libros de Mentira), ensayo en el que el filósofo Ignacio Moya Arriagada, lejos de la jerigonza académica, propone un pesimismo que, ante el absurdo y tragedia de la existencia, sugiere el silencio. Nacido en Arica en 1970, Moya realiza actualmente un doctorado en Filosofía en la Western University de Ontario, Canadá. Y creó en Instagram la cuenta pesimismo_profundo "para hablar e intercambiar ideas acerca del libro" .

-Usted sugiere el silencio, sin embargo escribió este libro. ¿Por qué?

"No es fácil responder esa pregunta. No tengo certeza, pero me atrevo a sugerir algunas posibles respuestas. Primero, la filosofía sirve, entre otras cosas, para señalar, ilustrar o explorar aspectos fundamentales de nuestra existencia. No se trata de obtener, necesariamente, respuestas definitivas. Por eso me permito esta licencia. Segundo, creo que antes de callar era necesario hablar. Es decir, es importante saber qué es aquello sobre lo que estamos guardando silencio. Hay una paradoja en esto, lo sé. Cada uno sabrá cómo lo toma".

-El llamado al silencio, dice, no es una indiferencia hacia los problemas sociales. ¿Qué une al pesimismo profundo y la inquietud social?

"La compasión. Comparten la compasión y la preocupación por todo ser que habita este planeta. Si aceptamos que la vida es fundamentalmente sufrimiento y que todos formamos parte de una misma esencia (que Schopenhauer llamó "Voluntad"), me parece que reducir el sufrimiento es aconsejable. No se puede eliminar, porque es parte constituyente de la existencia, pero se puede disminuir de muchas formas. Una de ellas es entregándoles a las personas tranquilidad económica y social. Por ejemplo, jubilaciones dignas. Si no hacemos eso y dejamos que la gente lo siga pasando mal, le estamos agregando dolor a una existencia que de por sí es sufrimiento. Y no veo cómo se puede justificar eso".

-En el libro se vinculan pesimismo y animalismo, ¿qué relación hay?

"La relación es bastante directa. Tiene que ver con lo que acabamos de mencionar: la compasión. Los seres humanos no somos los únicos seres que sufrimos y lo pasamos mal. Aunque existan personas que nieguen el sufrimiento de los animales no-humanos, me parece que esos argumentos siempre terminan en callejones sin salidas y en una serie de afirmaciones especistas. Los animales sufren y mueren a manos nuestras por motivos banales. Tenemos que enfrentar esta realidad y hacer algo".

-¿Lo mejor es no nacer y lo segundo mejor es morir?

"Qué difícil. Pero sí. Creo que lo mejor es no nacer. Y afirmo esto con dudas y cierta reticencia, aunque en algunos casos es obvio que es mejor no traer seres al mundo. Si lo segundo mejor es morir, bueno, eso no me atrevo a responderlo. Es por excelencia personal. Sí me parece que el antinatalista sudafricano David Benatar tiene razón cuando afirma que aunque nacer es siempre un mal, la muerte puede ser un mal mayor porque implica más sufrimiento, en particular para aquellos que nos sobreviven".

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