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Su teléfono no para de sonar. Alan Blinder ha estado muy ocupado asesorando a congresistas sobre el plan de rescate financiero. Sus pares aseguran que es uno de los economistas vivos más influyentes del mundo.
Pero este académico de Princeton es especialmente conocido por su prolífero trabajo en cómo y qué deben comunicar los bancos centrales. Y Blinder puede hablar desde la experiencia, fue vicepresidente de la Reserva Federal a mediados de los 90.
Su influencia alcanza a funcionarios de institutos emisores de todo el mundo, incluyendo al presidente del Banco Central de Chile, José de Gregorio, quien, de acuerdo a sus cercanos, es un asiduo lector de sus publicaciones.
Blinder admira el estilo comunicacional del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y a pesar de su respeto público por el antecesor de éste, Alan Greenspan, afirmó en una entrevista a Reuters que "muchas personas tenían dificultades para entender lo que (Greenspan) decía" y que por el contrario "Bernanke es muy, muy diferente. Es un expositor claro y utiliza un inglés bueno y simple".
En marzo de este año criticó la falta de comunicación de las autoridades norteamericanas, en especial la del presidente del Tesoro, Henry Paulson, y los llamó a que respondan las preguntas de la gente sobre la crisis que comenzaba a profundizarse. "Me gustaría escuchar a la Fed, que tiene la credibilidad que a la administración le falta, hablar más y en un inglés sencillo", afirmó en el Washington Post. Y le hicieron caso.
Su enfoque pro transparencia lo llevó a una posición incómoda cuando fue vicepresidente bajo Greesnpan. "Mi desacuerdo más grande con mis colegas en la Fed es sobre apertura. Creo que deberíamos hablar más a la sociedad, decir lo que estamos haciendo y por qué creemos que es lo correcto", admitió al New York Times en ese entonces.
Blinder aboga por que los bancos centrales hablen más y lo hagan de manera clara. Afirma que las personas cada vez más quieren escuchar lo que sus líderes tienen que decir y que "la evidencia demuestra que una mayor transparencia no hiere e incluso es buena". De acuerdo a su trabajo, los mercados no pueden ser fácilmente empujados por los institutos emisores, por lo que la manera de lidiar con ellos es modelar sus expectativas, siendo más predecibles e inteligibles. En cuanto al exceso, afirma que "ningún Banco Central en el mundo comunica demasiada información".
Y al parecer, el presidente del Banco Central, José de Gregorio, no ha sido indiferente a sus consejos. De acuerdo a varios analistas, De Gregorio ha comenzado a comunicarse más con el mercado en los últimos meses, dando señales más claras y con un carácter más público que su antecesor, Vittorio Corbo. Pero muchos coinciden en que se echa de menos una mayor accesibilidad de otros personeros de la institución, en especial de los gerentes.