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Leer bajo el sol: lecturas para las horas perdidas en vacaciones

domingo, 27 de enero de 2019

Roberto Careaga C.
Artes y Letras
El Mercurio




Publicada en el año 2000, El último samurái (Literatura Random House, $16.000), de Helen DeWitt, iba a ser todo un acontecimiento en la literatura estadounidense, pero algo falló. Quizás faltó publicidad. Quizás David Foster Wallace y Jonathan Franzen se robaron toda la atención. Probablemente por eso la novela solo recién ha sido publicada en español y es el tipo de libro soñado para las vacaciones: una enorme aventura, erudita y emocionante, que en más de 500 páginas narra la vida de Ludo, un niño superdotado, a quien su madre le entrega como modelo masculino una película, "Los siete samuráis", de Kurosawa. Con el tiempo, Ludo usará la cinta para buscar a su padre en Londres: les hará pruebas a siete hombres, sugeridos oblicuamente por su madre, para saber cuál es su progenitor.

Viaje de varias semanas, la novela de DeWitt tiene algo de desafío. Si las tramas largas lo intimidan, una opción a la segura son los cuentos de Una noche en el paraíso (Alfaguara, $14.000), de Lucia Berlin. En conjunto, son episodios que siguen a una mujer desde los años 50, como una adolescente en la clase alta chilena, hasta los 70, como una madre sola, que mientras lidia con una adicción al alcohol cría a sus hijos y trata de escribir. Tiernos y crudos a la vez. Y si es por relatos, hay tres flamantes títulos a los que echar mano: Cuentos , de José Miguel Varas (Lom, $21.000); Cuentos completos (Alfaguara, $18.000), de Roberto Bolaño, y Cuentos completos (Tusquets, $19.000), de Rubem Fonseca.

Por cierto, siempre se puede recurrir a la estantería de clásicos para el verano y quizás pueden ser de última hora: hay quienes creen que el rumano Mircea Cãrtãrescu está en esa categoría y si su obra maestra, Solenoide (Impedimenta, $25.000), lo intimida por su tamaño -800 páginas de un universo alucinado- puede empezar por Nostalgia o Las bellas extranjeras . Y si bien aún no tiene el prestigio del rumano, el mexicano Álvaro Enrigue se agiganta en su novela Ahora me rindo y eso es todo (Anagrama, $21.000), una épica sobre la frontera entre Estados Unidos y México en que se cruzan épocas y personajes. Más acá, encontramos una pequeña joya sobre la marginalidad y pobreza santiaguinas de nuestros días en Buganvilia (Ediciones El Mercurio, $12.900), la novela con que Rodrigo Cortés Muñoz ganó el 27º Premio Revista de Libros. Y si de acercarnos al mal se trata, Laurel publicó hace poco Nevada ($13.000), una colección de relatos de Claire Vaye Watkins, hija de la mano derecha de Charles Manson, Paul Watkins, que en varios textos reconstruye el ánimo del estado que le da nombre al libro, desde el siglo XIX hasta los años del rancho terrible donde vivió la comunidad que finalmente mataría a Sharon Tate.

Si en sus planes las vacaciones están en febrero, tendrá tiempo para conseguir en librerías El sistema del tacto (Anagrama), la novela con que Alejandra Costamagna quedó finalista del Premio Herralde. Pero si está partiendo y está empeñado en leer a una autora chilena, ahí está Sistema nervioso (Literatura Random House, $14.000), de Lina Meruane, o Kintsugi , los cuentos de María José Navia, que retratan a una familia quebrada.

Para olvidarse de uno mismo mirando el mar o las montañas, nada mejor que leer sobre otros. Una biografía puede ser el libro perfecto, porque si es realmente valiosa no solo cuenta la historia de una persona, sino que además la de toda su época. Hay quienes creen que la mejor de todas es James Joyce (Anagrama, $35.000), de Richard Ellmann, un enorme volumen de más de mil páginas que documenta con absoluto detalle la vida del autor de Ulises, pero también da cuenta de la escena artística y literaria europea de principios del siglo XX, donde circulaban Hemingway, Yeats, Proust, Fitzgerald o T.S. Eliot. Publicada originalmente en 1959 y actualizada en 1982, el libro acaba de ser reeditado por Anagrama.

Historia de un revolucionario de la literatura y de sus dificultades, James Joyce es una biografía en la más clásica tradición anglosajona. Un estilo hoy en renovación a manos, por ejemplo, del francés Emanuel Carrere, de quien acaba de llegar su libro sobre Philip K. Dick (1928-1962), el prolífico y desbordado escritor de ciencia ficción estadounidense que parecía habitar efectivamente en un mundo paralelo. El libro se llama Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos (Anagrama, $21.000) y es la historia de un hombre delirante y caótico, que escribió una de las obras más inquietantes para leer el presente. Carrere consigue llevar al lector adentro de la mente de Dick: entender qué pasó ahí no es fácil, pero es sorprendente.

En el extremo opuesto de la biografía de Dick, un autor de culto y extravagante, otra biografía absorbente, pero de alguien mucho más luminoso es Paul McCartney , de Philip Norman (Malpaso, $40.000). Autor de libros sobre The Rolling Stones o The Beatles, Norman se dedica acá al hombre que él llama "el mayor astro vivo de la música pop". La historia general es conocida, pero lo que vale son los detalles de una investigación exhaustiva, en que vida íntima y pública se cruzan para entregar un retrato de un hombre que dio forma a la música popular actual.

La biografía de McCartney sirve para retratar el mundo del espectáculo actual, mientras que el viaje que propone Gareth Stedman-Jones es al origen de la ideología más controvertida de los últimos siglos: Karl Marx: ilusión y grandeza (Taurus, $25.000) se llama su libro sobre el creador del marxismo, un documento casi definitivo sobre el filósofo que aún resuena como referente intelectual. La marca de Marx estaba también en el francés Régis Debray y la venezolana Elizabeth Burgos, una pareja de intelectuales que en los 60 se unieron a la revolución de Fidel Castro y el Che Guevara. Convertidos en íconos generacionales, terminaron en los 90 como figuras de la oficialidad política y cultural francesa. Quien cuenta su historia es su hija, Laurence Debray, en un libro duro, conmovedor y sorprendente llamado sencillamente Hija de revolucionarios (Anagrama, $19.000).

Debray entrega un testimonio que ilumina desde otro ángulo una época, como también lo hace Jorge Edwards en su segundo tomo de memorias, Esclavos de la consigna (Lumen, $14.000). Cubre las décadas de los 50 y 60, y el inicio de los 70, desde el estallido de la generación literaria del 50 hasta sus primeros días en Cuba, enviado por Allende para reabrir la embajada. Edwards fue un testigo -y muchas veces protagonista- de todo un cambio de época, política, social y cultural, con la Guerra Fría como telón de fondo. Parte de ese mundo en crisis aparece en Nicanor Parra, rey y mendigo (UDP, $18.000), la prodigiosa e ineludible biografía sobre el antipoeta de un siglo de Rafael Gumucio, perfecta para leer ahora, a un año de su muerte.

Por supuesto, la estantería de biografías tiene muchos más títulos y sobre personajes muy diversos. Entre ellas, la recién llegada a Chile El primer hombr e (Debate, $16.000), de James R. Hansen, que documenta la vida de Neil Armstrong, y que, además de narrar la historia del astronauta que fue el primero pisar la Luna, narra la apasionante carrera espacial. En registro novelado, dos opciones de vidas contrapuestas: en Hermana Teresa (Cuarto Propio, $17.000) , Bárbara Mujica reconstruye la vida de Santa Teresa de Jesús, fundadora de la Carmelitas, y en La desaparición de Joseph Mengele (Tusquets, $16.000), Oliver Guez cuenta los años fugado en Sudamérica del terrorífico médico nazi que experimentó con prisioneros en Auschwitz.

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