En EE.UU. los doctores suelen recetar una baja dosis diaria de aspirina a las personas de entre 50 y 70 años para prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares (ACV), incluso si nunca han sufrido enfermedades vinculadas. La aspirina fluidifica la sangre y evita que se formen coágulos en las arterias. Sin embargo, en la sangre demasiado fina puede producir hemorragias. De ahí el dilema: ¿para qué tipo de pacientes el beneficio de la reducción del riesgo cardiovascular supera el riesgo de hemorragia? Un estudio que analizó 13 ensayos clínicos de los últimos 30 años y recién publicado por la revista JAMA, concluye que la aspirina reduce el riesgo de ataque cardíaco y ACV en personas sin problemas previos; pero aumenta el riesgo de hemorragia grave, especialmente en el cerebro, estómago e intestinos. Por eso, una advertencia es que los médicos recomienden la aspirina caso a caso, dependiendo de los otros riesgos del paciente.