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En balnearios como Zapallar, El Tabo y Algarrobo la mayor parte de las construcciones se usa solo en verano:

Hasta el 80% de las casas en las comunas costeras corresponden a segunda vivienda

lunes, 21 de enero de 2019

Óscar Delbene y Julio Jerez
Nacional
El Mercurio

Escasez de agua, atochamientos y cortes de luz por el colapso de servicios que genera la llegada de turistas en la temporada estival son los principales impactos de la tendencia inmobiliaria. Expertos indican que esto revela una falta de planificación urbana.



"Tenemos una cantidad de casas que nos provoca un colapso en los servicios, sobre todo en el verano. Por ejemplo el sobreconsumo de agua y electricidad, donde tenemos cortes de luz". Así describe el alcalde de Licantén, Marcelo Fernández la situación que vive su comuna durante la temporada estival. Esto debido al exceso de visitantes que llegan, especialmente a Iloca, su principal balneario.

Según cuenta en los últimos años la zona ha experimentado un cambio: pasó de un lugar residencial, dedicado a la pesca artesanal y la agricultura, a uno turístico. Una apuesta hecha tras el terremoto de 2010, pero que les ha generado un desafío por los colapsos que se generan.

Sin embargo, Fernández aclara que han ido enfrentando el problema con cambios al plan regulador e iniciativas que mejoren el abastecimiento de agua.

Al igual que Licantén otras zonas del país también sufren con su éxito turístico. De hecho, según una investigación del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Católica, en gran parte de las comunas del borde costero ha aumentado la segunda vivienda (ver infografía).

La indagación se hizo con información del Censo de 2002 y 2017, y determinó entre otras cosas, que las comunas que concentran este fenómeno están en la Región de Valparaíso.

Además, se señala que las ciudades con la mayor proporción de casas de veraneo son Zapallar, donde el 80% de sus inmuebles corresponden a segunda vivienda, El Tabo (74%) y Algarrobo (74%).

"La costa del borde costero de la Quinta Región siempre es una de las que está más destinada a la segunda vivienda, por la proximidad con Santiago, un desarrollo prolongado en el tiempo y la mayor cantidad de servicios y equipamientos", explica el geógrafo del Observatorio de Ciudades UC, Cristóbal Herrera.

Por su parte, el director del mismo observatorio, Ricardo Truffello, advierte de los riesgos que podría generar tener zonas que solo por el verano reciben una cantidad de personas que no tienen el resto del año.

"Se genera una desarticulación entre la capacidad de carga del verano y el equipamiento y servicio. Tienes en algunas localidades sobrestock de equipamientos asociados a la segunda vivienda que tiene que arreglárselas para funcionar el resto del año", explica Truffello, quien agrega que puede ocurrir lo inverso: que haya servicios que funcionen bien durante el año y que en verano se vean sobrecargados. Por ejemplo, la señal telefónica en Papudo.

Lo que evidencia según los expertos la falta de una planificación urbana.

"Eventualmente si tú revientas el recurso, si en algún momento empiezas a quedarte sin agua porque superaste la capacidad de carga del lugar o contaminas la playa, perdiste la razón por la que estás yendo para allá y eventualmente esos sectores van a entrar a un periodo de decadencia", detalla Truffello.

Pichilemu, según el estudio, tiene un 47% de sus casas como segundas viviendas. Para su alcalde, Roberto Córdova, esta situación no es nueva y se da en sectores rurales que requieren agua y red eléctrica.

Otra zona perjudicada es Maitencillo, en Puchuncaví. Según los investigadores su falta de diseño ha provocado problemas de agua y atochamientos de tránsito, lo que provoca el efecto contrario a lo que se busca: desincentiva el turismo. "Está llenísimo. Maitencillo es una calle lineal y no puedes salir de esa estructura. Por eso Laguna, en Zapallar está agarrando mucho vuelo. Tiene una situación mucho más planificada, es más un pueblo", agrega Truffello.

En Zapallar, su alcalde, Gustavo Alessandri, dice que "lejos de existir inconvenientes, la llegada de nuevos vecinos y personas que adquieren una segunda vivienda es una oportunidad para invertir en más seguridad y cultura, entre otras".

Cambios

En el estudio también se ven ciudades que han ido evolucionando a una zona más residencial.Es el caso de Mejillones que por el desarrollo industrial, perdió interés de turistas y aumentó el de trabajadores. Por otra parte, en Valdivia, se da la paradoja que sus atractivos turísticos incentivan a que la gente decida vivir ahí.

"Si no regulo la densidad en el sector y sigo metiendo edificios, lo que pasa es que hay sectores que son hiperdensos y por lo tanto los servicios y equipamiento se complican. Pongo en riesgo la amenidad por la cual voy al lugar".
Ricardo Truffello Director del Observatorio de Ciudades y académico del instituto de Estudios Urbanos UC.

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