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Estudio de la revista Lancet:

Para mantener saludable a la Tierra, el consumo de comida chatarra debe bajar a la mitad

jueves, 17 de enero de 2019

Lorena Guzmán H.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Si el mundo quiere lograr alimentar a 10 mil millones de personas para 2050, la dieta y el sistema de producción de comida tienen que cambiar diametralmente.



El mundo alberga siete mil millones de personas y unos 800 millones no tienen suficiente comida. Mientras la producción de alimentos es una de las principales fuentes de emisiones de contaminantes, las proyecciones dicen que para 2050 no habrá capacidad de alimentar a los 10 mil millones de habitantes que tendrá el planeta. Pero ello podría cambiar si el mundo modifica el menú que lleva a la mesa.

Durante tres años, 27 expertos de 16 países se reunieron en la Comisión EAT-Lancet para estimar cuál es la dieta perfecta que permite mejorar la salud de la población, alimentar a 10 mil millones de personas y, al mismo tiempo, conservar el planeta. Las primeras medidas, asegura la publicación, son bajar el consumo de comida poco saludable en 50% y, en paralelo, subir la ingesta de alimentos sanos en 100%.

"Por primera vez reunimos datos científicos sobre dietas saludables y el impacto de la producción de alimentos en el medioambiente, y la conclusión es que debemos hacer una gran transformación en nuestra dieta", dice Johan Rockström, científico del Instituto de Investigación de Impacto Climático de Potsdam, en Alemania. Si el mundo sigue con el menú actual, no se alcanzará ninguna de las metas mencionadas.

El informe asegura que la ingesta diaria de alimentos debería regirse por una pauta muy parecida a la dieta mediterránea. Así, por ejemplo, Norteamérica debería reducir el consumo de carnes rojas hasta en cinco veces y Latinoamérica debiera hacerlo en tres. Mientras que África tendría que aumentarlo levemente. No se trata de tener una dieta estrictamente vegana, dice Rockström, sino una mucho más equilibrada, con menos azúcares refinados, grasas saturadas y comida chatarra, y que permitiría reducir la muerte prematura de adultos a nivel mundial hasta en 20%.

Otras soluciones

Bajar parte del consumo de alimentos de origen animal puede ser una de las soluciones, pero no la única, dice María Angélica Fellenberg, académica de la Facultad de Agronomía de la U. Católica. "Por ejemplo, estamos trabajando en derivados de suero lácteo que pueden ser súper potentes en la dieta", dice. La investigadora encabeza el IFAN, iniciativa que une a la industria de alimentos y la academia para desarrollar ingredientes funcionales y aditivos naturales.

El desarrollo de nuevos alimentos y el uso de tecnología son parte de las estrategias que se proponen para mejorar la calidad de los alimentos. "La industria ha sido exitosa en alimentar al mundo, pero no en hacerlo bien", dice Jessica Fanzo, investigadora de la U. Johns Hopkins, en EE.UU., y parte del equipo.

Ello también implica reducir, por lo menos, a la mitad el desperdicio de comida a nivel mundial, continúa la especialista. Una meta difícil ya que según el nivel de desarrollo de los países es dónde se debe poner el foco. "Mientras que los menos desarrollados concentran sus pérdidas en la producción, los más desarrollados lo hacen en la comercialización y el consumo", dice.

Se trata de un cambio de mentalidad total, uno que a juicio de Fellenberg, ya lleva tiempo ocurriendo. "No solo hablamos de economía circular, sino de ocupar al máximo la materia prima y no desperdiciar nada. Esto es inteligencia alimentaria", explica. Hoy el piso para producir es la eficiencia en el consumo de agua y el gasto energético. La misma gente está exigiendo cada vez más alimentos sustentables, agrega la investigadora. Volver a la agricultura 100% amigable con el planeta es otra de las directrices del informe.

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