Acostumbrado en sus tres anteriores períodos parlamentarios a figurar por su rol fiscalizador -en temas como derechos del consumidor y seguridad, por ejemplo-, el diputado DC Gabriel Silber comenzó a jugar en 2018, al iniciar su cuarta legislatura, un rol más político al interior de su bancada, siendo uno de los que ha promovido la estrategia de buscar acuerdos con el Gobierno, en autonomía de la centroizquierda. Ese nuevo papel no fue casualidad, pues su bancada lo escogió como la carta para presidir la Cámara Baja a partir de marzo de 2019, cargo que -tras la negociación en la centroizquierda por la testera, en marzo del año pasado- quedó asignado a la DC. A dos meses de asumir ese desafío, posando con el ex Congreso de fondo, habla de un año clave, por dos razones: se tramitarán las reformas eje del Ejecutivo, y la oposición debe ser capaz de mostrar una mayor unidad -cree-, con miras a las elecciones municipales de 2020. "En este segundo año, la oposición debe encontrar en el Congreso cauces de articulación que le den mayor sintonía, dejando fuera lo electoral, que lo verán los partidos. Este 2019 tenemos que lograr una coordinación político-legislativa en la Cámara, respetándose la independencia e identidad de cada partido, porque no somos una coalición. El año pasado fue de ensayo-error, porque cambió el binominal y la centroizquierda ya no es un bloque homogéneo", dice. -¿Y cómo se debe dar esa mayor articulación de la centroizquierda? -Para eso debe haber una articulación sistemática y periódica, con mínimos acuerdos y sin ser maximalistas, pero que no sea solo a partir de temas particulares o la coyuntura. Por eso, el diálogo entre las fuerzas opositoras, en 2019, debe ser más intenso que lo que logramos en 2018, donde estuvimos solo al alero de un pacto administrativo para la mesa de la Cámara. -Desde el Frente Amplio (FA) acusaron a la DC de ser "útil" a los intereses del Gobierno. Y trascendió que ellos, y otros sectores de oposición, quieren reevaluar el apoyarlo para asumir como presidente de la Cámara. ¿Habló con ellos? -Yo no directamente, pero entiendo que hay divergencias en la forma de ser oposición, y que las manejaremos fuera del acuerdo de administración, porque entendemos que la palabra empeñada vale. Lo sustantivo es lograr sintonía. -¿Pero qué pasaría si el FA plantea quitarle el respaldo? -Está fuera de nuestra agenda. Operamos sobre la buena fe, entendiendo que las confianzas son más importantes que los cargos. -¿Y cómo compatibilizará el "rol bisagra" que ha tenido la DC en la Cámara, con su idea de articular una coordinación de la oposición? -Es que respecto al caso Catrillanca, el tema tributario y la Ley de Pesca, nos estamos dando cuenta de que es posible llegar a mínimos consensos. -¿Eso significa que el rol autónomo de su partido quedará en un plano secundario este año, en favor de la unidad? -Significa que cuando la DC entienda que no hay un nivel de acuerdo con la oposición, y llegar a algún acuerdo con el Gobierno sea positivo para el país, vamos a perseverar en esa línea. Pero el debate previo tenemos que darlo con la oposición. La DC no ha cedido a los cantos de sirena que han querido arrastrarla a la derecha. Es cosa de rendir cuenta de nuestra fiscalización y votaciones... -En las que han respaldado varios proyectos de La Moneda. -Porque hemos entendido que cuando es funcional a Chile, la DC debe jugar un rol positivo. Y nos gustaría que los otros partidos de oposición entiendan que los ciudadanos castigan a las oposiciones que niegan la sal y el agua al Gobierno. -¿Espera hacerles ver ese mensaje, desde la testera? -Los chilenos van a terminar apoyando a una oposición unida que busque acuerdos, y que actúe por interés superior del país. Eso no va a beneficiar solo a la DC, al resto también. Un Congreso articulador de acuerdos debe ser el ADN de la oposición. Y ojo con que el Gobierno es minoría en ambas cámaras: si intenta imponer su agenda, estaría destinado al fracaso, pues sufrirá un castigo ciudadano desde el punto de vista de su eficiencia legislativa. -Usted explicó ayer que espera propiciar consensos, institucionalizando también un diálogo entre el Gobierno y la oposición en la Cámara. ¿Cómo hacerlo, con las amplias diferencias que se vieron entre ambos sectores en 2018? -El interés nacional demanda parlamentarios que actúen con altura de miras, entendiendo que hay temas inabdicables. Seré tozudo para buscar acuerdos, sabiendo que será difícil. Como este año no hay elecciones, es la ventana política para buscarlos. Por ende, para mí, es patria o muerte buscar acuerdos sustantivos en temas como la reforma tributaria y pensiones, que deben ser ley de la República durante este 2019. Apostaré todo mi capital a ello. -¿Ve viable un acuerdo transversal en ambas? -Está la minuta tributaria que firmó la oposición desde la DC al FA, con una cartografía básica de un consenso. Este tema será el test de cómo nos podemos articular en la oposición. Y en pensiones veo viable un acuerdo si el Gobierno tiene capacidad de escucha activa. "Pactos flexibles" Respecto de cómo se debe articular para las próximas elecciones la centroizquierda, Silber asegura que su partido entendió que "nunca más debemos competir solos", y que la directiva DC buscará acuerdos con sus aliados históricos. "Hay muchas bilaterales para afianzar a la DC en la oposición, con una lógica de acuerdo electoral", explica. -¿Incluido el FA? -Para ser gobierno requeriremos de alternativas flexibles -fuera de la lógica noventera de coaliciones-, más que acuerdos que en el papel se ven muy bien, pero que son poco sustentables. -Pero llegados los comicios, ¿serán creíbles para la ciudadanía pactos meramente electorales? -Yo hablaría hoy de acuerdos electorales donde el ADN esté en que todas esas fuerzas se definan como progresistas. Si estos acuerdos se dan solo en 2020, previo a las municipales, se van a ver como artificiales para la opinión pública. Si en cambio tienen como prolegómeno un trabajo legislativo de la oposición, se va prefigurando un escenario de cohesión y unidad política. Ser alternativa de gobierno en 2021 dependerá en gran parte de lo que hagamos en 2019. -Los senadores DC Francisco Huenchumilla y Jorge Pizarro criticaron al timonel Fuad Chahin. Dijeron que no puede ser al mismo tiempo gobierno y oposición. -La gestión de Fuad es injusto analizarla solo desde ahí. Él partió este año, en un momento de renuncias masivas. Ahora ingresan militantes, estamos perfilando el trabajo municipal, buscando candidatos presidenciales, y hablándole al país. La DC está jugando un rol y eso es bueno, dada la irrelevancia en la que estaba a inicios de 2018. Obviamente la mesa de Chahin ha cometido errores, justamente en que los chilenos entiendan nuestro rol. Debemos ser de oposición, pero buscar acuerdos. Ese rol desconcierta a algunos. Espero que nuestros senadores entiendan que en el nuevo sistema, la DC debe perfilarse. Ellos deben actuar más en línea con la mesa; ha faltado sintonía. -¿Pero no se va diluyendo así la identidad DC? -Es que no podemos ser el vagón de cola, que diga no cuando es algo del Gobierno, y sí cuando es de la oposición. "Nos gustaría que los partidos de oposición entiendan que los ciudadanos castigan a las oposiciones que niegan la sal y el agua al Gobierno". "La mesa de Chahin ha cometido errores. Pero la DC está jugando un rol y eso es bueno, dada la irrelevancia en la que estaba a inicios de 2018".