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Muchos académicos se capacitan para investigar, más que para enseñar:

Alumnos heterogéneos y profesores con poco incentivo para formar son parte del desafío

domingo, 13 de enero de 2019

M. Cordano
Educación
El Mercurio

El mayor compromiso con la inclusión ha marcado los últimos años de la educación superior. Y aunque se celebra la apertura de las salas de clases, preocupa la débil base con la que llegan los estudiantes.



¿Por qué es importante tocar el tema de la educación superior del futuro si aún existen trabas en la educación superior actual? Para los representantes de las dos primeras universidades del ranking de calidad universitaria elaborado por el Grupo de Estudios Avanzados Universitas y "El Mercurio", la respuesta es una.

"Entendemos las universidades como laboratorios del futuro de la sociedad", dice Ignacio Sánchez, rector de la Universidad Católica. "El futuro de las universidades es el presente", agrega Rosa Devés, vicerrectora académica de la Universidad de Chile.

Para ella, "el cambio más sustantivo con mirada de futuro en la U. de Chile ha sido el compromiso con la equidad y la inclusión en los últimos años".

Como en otras instituciones, en esa casa de estudios se han creado, por ejemplo, sistemas especiales de ingreso, así como mentorías para apoyar a los estudiantes que entran con una base más débil. "Hoy miramos desde el estudiante, no solo hacia el estudiante, que era lo que habíamos hecho históricamente. Nos colocamos en su lugar; queremos entender de dónde vienen, de qué contexto, qué quieren en la vida", explica.

"El mayor desafío tiene que ver con la atención de la heterogeneidad del estudiantado que está llegando a las universidades. Heterogeneidad que naturalmente es deseable que suceda", dice Óscar Galindo, rector de la Universidad Austral. "Creo que si uno mira esa diversidad a futuro, esa heterogeneidad seguramente se va a complejizar. Vienen desafíos importantes para la educación superior que tienen que ver con migrantes, pueblos originarios, equidad de género", agrega.

Es muy importante ponerse en los zapatos de estos nuevos estudiantes, opina José Antonio Guzmán, de la Universidad de los Andes. "Y en ese sentido, la tutoría, el asesoramiento académico, creo que es una pieza importante", comenta el rector.

Y pone sobre la mesa un tema en que existe consenso: en un mundo que cambia en forma vertiginosa y donde los conocimientos técnicos quedan rápidamente obsoletos, la formación general pasa a convertirse en una herramienta necesaria. "Es decir, que la gente que pasa por la universidad tenga comprensión del mundo", acota Guzmán.

La formación técnica, acusa con conocimiento de causa Agustín de la Cuesta, de Duoc UC, "se ha estigmatizado con que es formación simplemente para el trabajo. Pero en un mundo cada vez más cambiante, con tecnologías que van variando, fortalecer la formación integral es uno de los elementos en que nos enfocamos". Promueven competencias como el trabajo en equipo, la resolución de problemas y el pensamiento crítico, entre otras. Algo similar a lo que ocurre en Ceduc-UCN, donde "hemos abordado un compromiso, dentro del modelo educativo, en relación con la formación por competencias, sobre todo con una competencia actitudinal que es el aprender a aprender", explica Carlos Sainz.

Hace unos años y al revisar la trayectoria de los egresados de la Universidad de Talca, "lo que más destacaba como elemento crítico de los profesionales que habíamos formado era la falta de competencias blandas, que son decisivas para una empleabilidad efectiva. Los estudiantes pueden tener una muy buena formación profesional, pero si no son capaces de expresar competencias en la primera ronda de conversaciones con una psicóloga laboral o en el primer desempeño ante un gerente, obviamente es muy difícil que puedan expresar su potencial cognitivo en lo que han sido formados", indica su rector, Álvaro Rojas.

Avanzar en este sentido, cuenta, "significó quitar más o menos un semestre y medio de créditos para destinarlos a entregar una formación que tiene que ver con tolerancia al estrés, trabajo en equipo, responsabilidad social. Son centrales también la autodisciplina, y la expresión oral y escrita", enumera.

En cuanto a la implementación de los cambios necesarios para afrontar el futuro, Rojas advierte que están en una fase de transición, lo mismo los profesores. Y confiesa que por lo menos en su universidad hay disciplinas más sensibles al cambio que otras. "La Facultad de Derecho es poco dada a los temas de innovación", dice irónico, sacando risas en la audiencia, en la que se incluyen tres abogados.

Pasos de innovación

Bromas aparte, para Claudio Elórtegui, rector de la Universidad Católica de Valparaíso, el profesorado es un desafío que es necesario abordar. "Los profesores que se están incorporando hace años a las universidades no han sido preparados para formar. Muchos son doctores, personas preparadas básicamente para investigar".

No es un tema fácil -continúa-, "porque los incentivos tanto hacia la institución como hacia los académicos van por el lado de la investigación. Ellos son evaluados fundamentalmente por eso; incluso los rankings e indicadores están muy sesgados en esa dirección".

Y para las instituciones técnicas el desafío es doblemente complejo: "Se produce una distorsión respecto del mundo técnico-profesional con la enseñanza media técnico-profesional y la educación superior técnico-profesional. Es curioso, pero la legislación no contempla la pedagogía de técnicos profesionales, así que debemos lidiar con una falencia de profesores, realidad de la que nosotros tenemos que hacernos cargo", critica Luis Eduardo Prieto, rector de Inacap.

También cita la deserción como otro de los nudos del área que deben enfrentar, además, que se suma a una realidad que no tienen las universidades, como son los estudiantes vespertinos. "Este alumno viene con experiencia de trabajo y requiere un programa de estudio adecuado a sus necesidades. Ahí la legislación nos impide todavía establecer programas más flexibles y de menor duración", explica Prieto.

Nuevamente, los planes de acompañamiento y los programas de tutoría surgen como grandes aliados. También destaca la constante actualización de sus programas cada tres años. Y pone un ejemplo: desde el año pasado Inacap está impartiendo la carrera de Ciberseguridad.

En la UC, una forma de renovarse fue poner en marcha un curso sobre sustentabilidad. "Es un piloto que comenzó en 2018 y que este año escalará a cerca de 500 estudiantes. Esperamos que en un par de años todos los estudiantes de primero lo puedan tomar", comenta Ignacio Sánchez. También recuerda que la casa de estudios lleva 10 años implementando el programa College, que permite al estudiante "explorar distintas disciplinas, formar su propia malla y posteriormente, luego de cuatro años, articular con un posgrado o con carreras profesionales".

Frente al desafío de formar estudiantes con una mirada más amplia y habilidades blandas, en la Universidad de Talca, cuenta su rector, "quizás la innovación más importante de los últimos años es la exigencia que tienen todos los estudiantes de estudiar teatro, como una forma de aprender a trabajar en grupo y desarrollar la expresión oral y corporal".

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